XXXIII (Triginta Tres)

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¿Cómo es regresar a "la normalidad"? ¿Cómo es recuperarte en medio de toda la incertidumbre? ¿Cómo es llegar a casa, donde afuera de esta, cubierto de periodistas sedientos de preguntas? ¿Cómo es estar en silla de ruedas, mientras te recuperas y esperas respuestas sin sentido? ¿Cómo es volver si mi hermana sigue desaparecida?

Once días, once días sin saber de la existencia de Amelia. La policía sigue revisando su habitación, revisando sus cuadros, su computadora, alguna señal de vida que nos diera. Pues, encontraron la carta de despedida y aunque sabíamos sobre su existencia, los detectives dudan sobre el secuestro, y este pudo haber sido un truco para escapar con Oliver.

Y esa teoría es más falsa que la inocencia de James.

Mi madre sigue angustiada, con sus llantos y sus crisis de pánico, no hay formas de clamar su dolor, incluso le intentamos dar un calmante y lo que menos desea es dormir, porque en cualquier momento nos pueden informar acerca del estado mi hermana, o si es que sigue con vida. Lo único que hace es mantenerse en la habitación de Mel, mirar sus fotos y sus sonrisas fingidas. Se siente culpable, al igual que papá mirando los videos de infancia de su hija menor, la niña de sus ojos.

Y lo peor, es la prensa. No nos ha dejado en paz desde que regrese del hospital, con sus desgarradoras preguntas, dudas y haciendo pensar que mi hermana es una verdadera prostituta.

El dolor penumbra por las paredes, la culpa nos acecha en las mentes y el dolor permanece en el corazón, no puedo negarlo, extraño a mi hermana. Sus risas, su olor impregnado al óleo de las pinturas, sus comidas – sus rejillas de frambuesa son mis favoritas – su mano sobre un brazo tratando de quitarse la comezón, hasta sus llantos que terminaban despertándonos en plena madrugada.

El teléfono comenzó a vibrar.

̶ Hola – pase la palma de mi mano sobre el rostro, estoy cansado

̶ Hola Luke, habla August – su voz interpreta perfectamente su dolor

̶ ¿Cómo estás? Supimos sobre tu recuperación – mientras hablo por teléfono, vi a papá servir café en cuatro tazas

̶ Estoy un poco mejor, mi familia llego hace unas horas y pronto tendré el alta – seguramente intenta sonreír, era una buena noticia

̶ ¿Cuándo regresas a Suecia?

̶ No volveré, hasta que aparezca Amelia. Quiero ayudar, es mi culpa que aun siga desaparecida y aún no ha podido ser encontrada – carraspea, debe estar cubierto de medicamentos para el dolor

̶ No August, no digas eso.

̶ En cualquier momento llegara alguien a su hogar, necesita dar unas severas explicaciones. Pronto, estaré con ustedes para ayudar en todo lo que sea necesario – oí unas voces a través del auricular, sus padres deben estar acompañándolo.

̶ August entiendo tu gesto, pero no es necesario – era suficiente con la ayuda de los policías y la agencia que contrato para seguir en la intensa búsqueda de mi hermana

̶ Si, si lo es. Ahora debo descansar, estaremos en contacto – dijo en un tono un poco cortante

̶ Que descanses, buenas noches – finalice la llamada

Antes del regreso, August fue dado de alta con éxito, con estrictos cuidados en su recuperación, no sabemos cuánto tiempo estaría en terapia o volviese a caminar. Por lo mismo, se mantendría en Australia hasta saber nuevos antecedentes del caso.

Pero, su llamada fue bastante misteriosa.

Trate de ponerme de pie con la poca fuerza que tengo, pero es bastante difícil. Sin embargo, Bobby sigue aquí a mi lado a pesar de todo lo que discutimos hace unos días en el hospital, sabiendo que cometió errores al igual que los míos

Amelia Walker, Revelación©  Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora