Oscuridad Black

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La habitación estaba vacía Cesi aún no había vuelto, se le estaba haciendo difícil convencer a los príncipes y a mí se, me hacía difícil dejar de pensar en Helena, su sonrisa de superioridad, su brillo en los ojos cuando pensaba ya haber logrado algo, ella era un misterio, uno que quería resolver como un rompecabezas.

Aun pensaba en lo que me había dicho, no me podía poner en contra de mi poder, éramos solo uno, debía dejarme envolver por la oscuridad y la luz de este, tal vez me arriesgaba a que mi poder se apoderada de mí, que me controlara y que la oscuridad ganara, pero una guerra se aproximaba, no me quedaría de brazos cruzados.

Qué pasaría si la oscuridad ganaba en mí, ¿me volvería mi bisabuelo? Sedienta de sangre y de poder, mataría a los que amos solo para fortalecerme para luego terminar como el ¿y si me volvía mi bisabuela? Me enamoraría del mal, se aprovecharían de mí y cuando ya no me necesitaran me desecharían.

Mi abuela me dijo que todos somos diferentes, mi abuela no es ni su padre, ni su madre, si no es una santa pero tampoco quiere sangre, ser una diosa es un trabajo que no podría aceptar, es demasiado.

La puerta se abrió y por ella entro Cesi con una sonrisa de oreja a oreja, había convencido a los príncipes era más que evidente.

-Por lo que veo te fue bien.

-Sí y no, quieren que asistamos esta noche al ritual de Halloween, si no vamos no guardaran tu secreto – exclamo yo gire los ojos.

-Con Helen me fue igual.

-Bien, entonces vamos hay que aprontarte, como debes haber leído Halloween en Scart no es como en el Planeta Tierra o como en Terra, es el dia en que festejan a los dioses de la noche, a Luna y a Oscuridad...

-Tienen una vestimenta especial para esta ocasión que es una capa roja y es cuando los poderes o mejor dicho el lado oscuro de los poderes de las personas aumentan, por eso debo tener mucho cuidado. – dije

-Bien ah aprontarse.

Cesi me dio una capa roja la cual me coloque, la capucha era muy importante, ya que solo los reyes, príncipes y amigos muy cercanos de la familia real podía estar sin ellas, camine hasta el enorme espejo que había, lentamente subí la capucha, mi cara quedaba totalmente oscura, no se veía tan siquiera, mire a Cesi la cual no llevaba capucha me sonrió y abrió la puerta para poder salir.

Como siempre caminamos por los pasillos dl castillo, solo que esta vez íbamos a la sala del trono, ahí nos juntaríamos con los demás, al llegar todos tenían las capas rojas, pero ninguno la capucha.

-Mi querida Amiat, por favor sácate la capucha tú ya sos una amiga para nosotros – exclamo Alessandra, yo sonreí, me había ganado su confianza, lentamente baje la capucha y mire a la reina.

-Muchísimas gracias su majestad- ella sonrió por el acto

Nos colocamos al lado de los príncipes y de Helena, estábamos tan juntas que nuestras manos se rozaban, el pueblo fu llagando y cuando ya estuvo lleno la sala del trono los reyes se pararon se sus tronos, empezaron a caminar mientras las personas le habrían paso, nosotros íbamos detrás de ellos.

Se formó una marcha, con mucha gente y seguían llegando, todos con capuchas, todos rezando, aumentando sus podres, la marcha se detuve en la cúpula, las personas rodearon esta y se sentaron, nosotros también lo hicimos solo que dentro de la cúpula.

-Hijos de los dioses, bienvenidos a este dia tan esperado, el dia en que festejamos a los dioses de la noche, esos que nos invaden poco a poco, festejamos a nuestro antiguo dios Oscuro y a nuestra actual diosa, su hija Luna, dioses de la maldad – exclamo el rey

Todos agacharon la cabeza y cerraron los ojos, estaban rezando, los imite pero en mí, mis manos temblaban, sabía que en cualquier momento podía soltarlo, Helena puso su mano sobre la mía y un brillo suave, de color amarrillo, empezó a salir de su mano, me estaba tranquilizando, estaba conteniendo mis poderes.

Cundo los reyes subieron La cabeza por haber terminado de rezar, Helena retiro rápidamente su mano de la mía, lo que había hecho ella estaba prohibido, se supone que esta noche los poderes de todos debía de explotar, lentamente subí la cabeza con todos los demás.

Intente no mirar a Helena pero se me hacía imposible, cuidaba cada movimiento que daba como si supiera que corría peligro, la ceremonia acabo y todos poco a poco se retiraron, cuando llego nuestro turno sentí como una mano me sunchaba a su lado.

-Confía en mí, vámonos a otra parte – reconocí la voz Helena, sin decir ni una palabra asentí dejándome guiar por ella. 

Recorrimos el bosque alejándonos cada vez más de la multitud, llegamos a un hermoso lugar lleno de rosas, ella me sonrió y se acostó en el pasto mirando las estrellas, yo la acompañe, me acosté a su lado, solo que no quería mirar las estrellas, solo quería mirarla a ella.

-Quiero verte.

-Estoy a tu lado mírame – dije

-En tu forma de loba – comencé a temblar, sentía lo cerca que estaba de la verdad – No se lo diré a nadie Amiat

-¿Cómo sé que puedo confiar en ti?- pregunte y ella sonrió

-Ya lo estás haciendo

Sin dejar de mirarla me levante, me saque la capa, quedando con la ropa de guerra, camine hasta atrás de un árbol, respire, note como ella miraba en mi dirección, me transformé, quedando en eso que no había sido durante mucho tiempo, una loba negra y blanca.

Camine hasta ella, se veía impresionada, sonreía, cuando estuve lo bastante cerca comenzó a tocar mi pelaje como si lo que estuviera viendo no fuera real.

-Caperucita roja y la loba feroz- dijo riéndose, era un cuento que había leído de más chica, una gran historia

-Supongo que no me pues hablar siendo loba – dijo, yo la mire, me agache y le hice señales para que se subiera en mi lomo.

-No Amiat, no quiero molestar...

No termino la frase, como pude la subí y empecé a correr, ella se sostenía fuerte, cuando dejo de tener miedo levanto su vista, mirando todo lo que yo veía.

-Wow esto es increíble

Corrí hasta volver a el lugar donde estábamos, la deje allí, ella me mirra fijo no entendía lo que iba a hacer, agarre la capa con mi boca, me dirigí a atrás de los árboles, me destranforme, me puse la capa roja y salí a donde estaba ella.

-Espera tu- se acercó lentamente a mí y corrió la capa un poco, dejándose ver un trozo de mi piel, la magia que había esta noche no era suficiente para hacer que mi vestimenta no se rompiera.

-No siempre pasa.

-¿Entonces porque..?

-La magia de la noche no es suficiente para hacer que no se rompiera – dije sonrojándome. Ella coloco su mano en mi mejilla lentamente

-¿Qué escondes Amiat? – susurro a solo unos centímetros de mi boca, no me pude aguantar, uní su boca con la mía y la abrace

Sus besos, su boca, todo era perfecto, nuestras bocas encajaban perfecta mente, cuando se separó sonrió.

-Enserió debo enseñarte a controlar tus poderes- dijo riéndose, mire a mi alrededor viendo como mi magia haciendo lentamente figuras extrañas

Huellas Nocturnas (Sin Editar) •Saga Lunares •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora