1 Un lindo y amable desconocido.

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Un año antes...

—Hola hola —Saludó Tania posicionándose a mi lado.

—Hola —Respondí apenas audible provocando que Tania se acercara lo suficiente como para romper mi burbuja de espacio personal sólo para escuchar.

Tania es mi amiga desde el penúltimo año de primaria, nunca me molestó tener sólo su amistad, e incluso vivo con ella.

—Ayer no debiste quedarte viendo tus series raras hasta muy tarde —Dijo la chica de baja estatura en tono de reproche.

Rodé los ojos y me encamine hacia mi salón con ella pisandome los talones.

—¿A dónde fuiste esta mañana? —Pregunté curiosa— Vine caminando sola al instituto —Dije haciendo énfasis en la palabra sola.

—Con Jimmy —Respondió encogiéndose de hombros.

—¿Y Tom? —Pregunté confundida.

—Ya es historia —Canturreó.

Tania no es una chica de relaciones serias. Lo mucho que la he visto durar con algún chico son 3 semanas.

Al llegar al salón me senté en mi habitual asiento y me dispuse a prestar atención a lo que el profesor comenzaba a explicar.

—¡Si! —Gritó Tania en cuanto llegó la hora de salida.

—Andando —Dije tomándola por su muñeca al mismo tiempo en el que colocaba mi mochila en mi hombro.

—¿Qué haremos hoy? —Preguntó dirigiéndose a su auto.

—No sé tú, pero yo dormire toda la tarde.

Le guiñe un ojo y subí al auto.

—Iré de compras ¿Vienes?

—Tania, prefiero ir a la cárcel antes que ir de compras —Dije entre risas encendiendo el reproductor de música—. A excepción de que sea una urgencia.

—¡Qué aburrida! —Espetó colocándose sus lentes de sol.

Me hundí en mis pensamientos hasta que un leve empujón en mi hombro me sacó de ellos.

—Ya llegamos, boba —Dijo Tania quitándole los seguros al auto.

Bajé del auto y antes de pisar el pórtico de la casa, me volví hacia ella.

—¿No vendrás?

—Te dije que iré de compras, regreso en unas horas. Saluda a mamá y a papá por mí —Dijo seguido de sonreír y se fue.

Tomé mis llaves, abrí la puerta y me adentré a la casa.

—Hola Olivia —Saludaron los padres de Tania al unísono.

—Oh, hola —Dije esbozando una sonrisa de lado.

—¿Y Tania? —Preguntó la madre de la susodicha.

—Fue de compras, pero les envió saludos. Iré a mi habitación, que tengan un lindo día —Finalicé allí nuestra conversación y corrí escaleras arriba.

Cuando empecé el penúltimo año en el instituto a mi padre le ofrecieron un trabajo a dos horas de la ciudad, yo no me quería ir y por ende mis padres me dejarían en las residencias. Pero los padres de Tania ofrecieron su casa, no quería molestar pero ellos insistieron y vivo con ellos ahora.

Coloqué mi mochila a un lado de la puerta y me tiré en la cama. Estuve en los brazos de Morfeo por unas 4 horas hasta que decidí levantarme y ducharme.

VOLEIBOL, FÚTBOL Y... ¿AMOR? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora