* Capítulo 2 *

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  La vista era tan placentera desde la terraza de su habitación que podría estar ahí durante horas

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  La vista era tan placentera desde la terraza de su habitación que podría estar ahí durante horas. Esta noche en especial las olas golpeaban fuertemente las rocas al llegar a la orilla. El viento soplaba con intensidad y rociaba su rostro con pequeñas gotas de agua de mar. El cielo estaba estrellado y una hermosa luna llena brillaba entre los millones de estrellas . Era el paisaje perfecto para admirar.

Le gustaban las noches que eran tan claras como el día y prefería el viento fuerte antes que la suave brisa. Disfrutaba ver el mar cuando estaba agitado y ruidoso, no cuando estaba en calma y serenidad. Pues así era ella: arrogante, irascible y salvaje.

Había estado en la terraza desde el atardecer. Incluso se salto la hora de la cena. Siempre hacía esto cuando intentaba contener sus impulsos. Aunque la mayoría de las veces no resultaba efectivo y terminaba explotando; pero hoy estaba dando buenos resultados. Casi era media noche cuando llamaron a su puerta. Era el teniente Spare. Dijo que venía a comunicar una orden, así que lo invitó a pasar.

El teniente se paró en el umbral y observó a su jefa desde la distancia. Ella llevaba puesto su traje oficial, como si supiera de antemano que sería citada. Hacía años que la conocía pero nunca la había visto usando algo diferente. El traje resaltaba su increíble silueta y le daba un toque exquisito de elegancia y superioridad.

Sin darse cuentas ya se había quedado, como siempre, embobado mirándola. Ella estaba de espaldas y la fuerte ventisca hacía ondear su lacia cabellera azabache. —¡Se ve tan hermosa de espaldas!— pensó Spare. Pero ella se voltea para escucharlo, Spare queda tan sorprendido que no puede pronunciar una palabra. La luz de la luna resaltaba ahora su piel blanca. Los mechones negro azabache seguían ondeando con el viento y de tanto en tanto dejaban completamente al descubierto sus mágicos ojos rojos. —¡Se ve aun más hermosa de frente!— se corrigió mentalmente. Aquella era la única mujer de ojos rojos de rubí en todo Ehlyfgar. Era preciosa, fuerte y orgullosa. Era perfecta y él, estaba totalmente enamorado de ella.

—¡Spare, habla! Hace ya rato que te estaba esperando. Es una citación, ¿verdad?.

—Si, es una citación— afirmó Spare desilusionado; volviendo nuevamente a la realidad donde él era solo un teniente y la Subcomandante Casandra Slavander no tenía el más mínimo interés por él.— Tienes que dirigirte a la sala de reuniones en este momento. Habrá una asamblea de emergencia con los altos mandos de la división.

—Lo sé— afirmó ella con una pequeña sonrisa— Me enteré esta mañana. Hubo un fallo en el frente de Agsarad y están solicitando un escudaron de fuerzas especiales a la Segunda División. Estoy segura de que me enviaran a mi. Nadie mas aquí conoce el frente de Agsarad tan bien como yo.

—¡Felicidades Subcomandante¡— la elogió Spare con toda sinceridad— Es todo lo que ha estado esperando y por lo que ha trabajado. Prometo no ser un estorbo esta vez. ¡Juro protegerle con mi vida!— afirma solemnemente.— ahora deberíamos irnos, los demás ya deben estar esperando.

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