* Capítulo 5 *

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La corte de Hawnaco había resultando ser aun más tediosa que la de Lay. Aunque creía que era imposible la existencia de un lugar tan desquiciante como los salones de los Ljos; pero teniendo en cuenta que Lay es un imperio milenario y Hawnaco es un simple país vasallo, entonces si era posible.

Después de unas horas, que se le hicieron eternas, por fin pudo largarse del salón. Hoy cumplía diez días de su llegada mas no había dado aun con el motivo de su visita. Y puede que no lo encontrará nunca, porque bien sabía que no existía un motivo claro para su visita, pero si el Gran Genera de Lay Ayos Eldingar carecía de algo era de la capacidad de rendirse.

 Y puede que no lo encontrará nunca, porque bien sabía que no existía un motivo claro para su visita, pero si el Gran Genera de Lay Ayos Eldingar carecía de algo era de la capacidad de rendirse

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Casandra llegó a Hawnaco hace tres días, y cada uno de ellos ha sido más tortuoso que el anterior. Su estancia era exactamente lo que ella había esperado: absurda e improductiva. Sin embargo se estaba esforzando por cumplir su cometido. Por el bien de Adam estaba dispuesta a poner de lado a la Casandra impulsiva y devastadora. Y a pesar de los muchos secretos que, estaba segura, ocultaban en Hawnaco; Casandra se contendría, se callaría, se mordería hasta la lengua si tenía que hacerlo, y clavaría sus propias uñas en las palmas de sus manos para evitar que sus puños hablaran por si solos.

Casandra era radical en todo lo que hacía, y si este era momento de ser moderada, pues a sus demonios pone de testigo que sería la más implacable moderación que se haya visto nunca.

Hoy era uno de esos días en los que debía relajarse pues no había amanecido con el mejor de los ánimos. Para ella esto significaba solo una cosa: observar el cielo desde algún lugar bien alto. Por suerte, el palacio de Hawnaco resultaba ser perfecto para sus gustos. A diferencia de los cuartel y el resto de construcciones de Ciudad sin fronteras, en Hawnaco los edificios eran muy espaciosos. Prácticamente despilfarraban miles de metros en Jardines, parques y terrazas. Y donde en Ciudad sin fronteras hubiesen construido todo un arsenal, ellos plantaban árboles y los adornaban con flores, fuentes y estatuas.

En el poco tiempo que llevaba en el reino, los jardines del ala este se habían convertido en sus favoritos. El enorme palacio de Hawnaco se encontraba sobre un gran risco, lo cual lo hacía tener una altura bastante elevada sobre el nivel del mar, y de todas sus lados el ala este tenía la mayor altura.

EhlyfgarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora