* Capítulo 3 *

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Si de todas las experiencias de la vida se debía obtener algo bueno, David se preguntaba —¿Qué de bueno podría venir de esta situación?— Quizás este era el momento de reconocer que había estado viviendo de forma imprudente

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Si de todas las experiencias de la vida se debía obtener algo bueno, David se preguntaba —¿Qué de bueno podría venir de esta situación?— Quizás este era el momento de reconocer que había estado viviendo de forma imprudente.— !No¡— Barrió ese pensamiento. De todos modos, no es que exista una forma correcta de de vivir.

El simple hecho de llegar al otro día con la cabeza aún sobre los hombros, ya era un logro. Pero si ademas lo hacia disfrutando de placeres y dándose los gustos y alegrías que deseaba; entonces no podía decir que estaba viviendo de forma imprudente. Siempre se las apaño para escapar de cualquier situación por más crítica que fuese e incluso sacaba provecho de estas. Bastaba con trazar un plan y hacer uso, una vez más, de sus muchos talentos.

—Sobreviviré— se dijo en voz alta pensando que esto lo haría convencerse, pero los constantes balanceos de su pequeño camarote no tardaron en apagar nuevamente en su interior la chispa de la esperanza. Hacia ya horas que el buque había zarpado y David, encerrado en su camarote, se limitaba a maldecir, con cada nausea, las causas que lo trajeron a ese maldito país y a aquel maldito barco.

Tal ves fue hace unos meses. Se encontró una mujer realmente hermosa caminando por las calles de Esperanza, Ciudad sin Fronteras. Era difícil resistirse a los encantos de una experta en el arte de la seducción. Pasaron buenos días juntos y aun mejores noches. Las cosas pudieran haber sido muy agradables para ambos, pero se vieron tentados por las pertenencias de un hombre rico que la visitaba con frecuencia. Incluso el más experimentado e intrépido de los ladrones sabe que no se roba en la capital. La Primera División tiene ojos y oídos en todos lados. Es prácticamente imposible escapar de ellos. Pero, gracias a su ingenio se las arreglo para eludir la orca y huir hacia otra isla. Fue una lástima, aquella mujer tenía una linda cabeza.

Esto no era nada nuevo para él. Altercados como ese se presentaban con frecuencia en su camino. Si había tres cosas en el mundo que no podía tolerar eran: el trabajo duro, las situaciones peligrosas y el Ejercito de la Paz. Sin embargo, por evitar el trabajo duro, buscaba formas cómodas de vivir y terminaba metiéndose en situaciones de gran peligro, donde era constantemente perseguido por los militares y viéndose obligado a ir dando tumbos por todas las islas de Ciudad sin Fronteras para no ser capturado. A pesar de que lo odiaba, ese era el ciclo de su vida y el cual ha estado repitiendo durante sus veintiséis años de edad, motivado siempre por las mujeres fáciles, el dinero sucio y abundante ron.

Así fue como terminó siendo encerrado en el calabozo de la siguiente ciudad que visitó. Podía haberle ido bien negociando en las calles, ya que era bastante conocido en los barrios bajos de todo el país. Pero se encaprichó en acomodarse con alguna señorita de clase alta. Aunque esto le propició días de fiesta, la elegida resultó ser hija de un coronel y este lo condenó a muerte una vez lo atrapó.

Logró eludir la orca, otra vez, en esta ocasión con la ayuda de su compañero de celda. Pero para su desgracia este terminó traicionándolo y vendiéndolo como esclavo a unos traficantes extranjeros, no sin antes darle una buena golpiza. Resulta que David había tenido un idilio con la esposa de este señor y en aquella fecha no había sido atrapado. El ni recordaba a la fémina en cuestión; pero esta claro que no podemos decir lo mismo de su compañero de celda.

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