|D I E C I O C H O|

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Las siguientes noches, luego de aquella conversación que oí en el baño del instituto, tuve demasiados sueños. Muchos eran pesadillas, y otros eran cosas que no lograba entender ni conectar. Creí que serían recuerdos bloqueados, o algo así, pero llegué a la conclusión de que mi subconsciente, cuando más vulnerable me encontraba, me advertía de ciertas cosas o trataba de hacerme saber algo.

Por ejemplo, el accidente automovilístico que sufrieron mis padres hace doce años.

Me pareció aún más curioso que nunca haya buscado sobre ello. Quizás no estaba preparada para lo que sea que iba a encontrar, sino que sería remover en el dolor de haberlos perdido.

Sin siquiera poder dormir, encendí la computadora dispuesta a saciar la curiosidad que había nacido.

Luego de unos minutos, entré al buscador y tecleé: "Accidente del 15 de septiembre de 2008".

Rápidamente una extensa lista apareció frente a mis ojos. Busqué, sin éxito, la noticia del accidente de mis padres pero lo único que hallé fue el de otra familia. Lo demás, hablaban de un ataque terrorista a un senador de los Estados Unidos en Londres.

Me dejé llevar por la curiosidad del título, e inconscientemente relacionando que mi padre era también un político. Leí cada renglón y a medida que iba avanzando un nudo se formaba en mi garganta y sentía como mi estómago se cerraba. Seguí leyendo hasta que vi que se detallaba una lista de las víctimas.

No sé si en aquel instante lo supe y trataba de negarlo, lo presentía y me estaba anticipando a lo que sabía con lo que iba a encontrarme y una parte de mí creía que era lo más lógico.

Y así fue.

Michelle Joph.
Karl Norlen.

Caí en cuenta que mis lágrimas ya se habían anticipado como también, caí en cuenta, que viví doce años engañada.

Reviví el recuerdo de aquella noche en la cual perdieron la vida y yo me quedé aquí esperándolos como si alguna vez pudieran regresar.

El llanto me consumió por completo, el dolor en mi pecho ardía como una herida abierta y lo único que pude ser capaz fue de hacerme un ovillo en mi cama y descargar cada lágrima por ellos. Lloré mucho esa madrugada. Lloré por aquel día que no lo hice, lloré por todos esos años en que traté de hacerme más fuerte, lloré por su trágico final, y lloré por mí. Le pregunté en silencio a Dios porqué, como tantas veces lo hice en el pasado.

Algunas personas duelen demasiado.

La angustia había incrementado, el vacío de la soledad y la pérdida me acompañaba. Como si el cielo supiera lo que sentía, comenzó a llover, y mi llanto se camuflaba con los relámpagos.

Quizás esa también era una señal y era que mis padres me acompañaban, de alguna manera, en ese momento.

Cuando me quedé sin lágrimas, cuando no hubo más que derramar, y toda la rabia, la conmoción y el dolor fue expulsado de mi cuerpo una especie de paz me invadió y me quedé dormida.

...

Caminé unas pocas cuadras hacia el mercado de siempre. Luego de lo de la noche anterior me habían dado ganas de un chocolate.

El aire fresco, que dejó la partida de la lluvia, se sentía demasiado bien. La calle estaba demasiado silenciosa que solo era interrumpida por pocos coches y algunos transeúntes.

Entré al local y comencé la búsqueda de mi Marabou.

Mientras elegía el tamaño alguien chocó conmigo y cuando me giré a ver me encontré con Georgie.

The Society ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora