El ambiente estresante y pesado podía sentirse en toda la propiedad del instituto. Los exámenes finales estaban a la vuelta de la esquina y todos nosotros no cabíamos más de los nervios y la ansiedad de aprobar todos y cada uno de los exámenes. Fue un completo caos durante esas dos semanas.
Además, las recomendaciones y cartas a las universidades estaban en proceso y cada estudiante de último año se quemaba las pestañas para aprobar con la mejor calificación, aunque no sé si todos pero nosotros entrábamos en esa categoría. Por mi parte ya tenía algunas universidades vistas, tanto aquí como en Inglaterra. Ese sería otra cosa en la que pensar más adelante.
Estaba en física, con Jesper a mi lado, concentrados en el pre examen que el profesor nos había hecho, para prepararnos para el que sería el examen final. Algunas preguntas eran confusas y rebuscadas por lo que, mentalmente, anoté que debía repasarlo.
Terminé el cuestionario y le di a «Finalizar y enviar».
Esperé en silencio la corrección del profesor, y cuándo esta llegó me desilusionó un poco; 65/100 no era el resultado que esperaba. Fui a la casilla de observaciones y leí el mensaje: «Señorita Norlen, me ha sorprendido con su cuestionario pero sé de lo que es capaz. Por favor repase los temas que le dejé marcado. La felicito por su desempeño académico durante este año. Mucha suerte en el examen final, confío en usted. Atentamente, profesor Hauvenn».
Esperé unos minutos hasta que la clase finalizara, y aunque quería estar en mi habitación sufriendo un poco por aquella calificación decidí dejar de pensar en ello. Solo debía estudiar un poco más.
Sentí un pequeño codazo y me giré levemente en su dirección. Sostenía un papel en su mano y me dedicó una sonrisita pequeña antes de volver su mirada a la pantalla.
«Eres grandiosa, no te frustres que una nota no te define, amor».
Amor...
Y sin querer, yo ya lo amaba. Jesper tenía mi corazón y no supe desde cuándo.
...
A pesar de ser día de semana el centro comercial se encontraba repleto. Quizás no había sido una buena idea ir justo ese día, pero la fiesta de graduación se acercaba y ninguna de nosotras había pensado en ello. Además era el único y último tiempo libre que tendríamos antes de los exámenes como del baile.
Entramos en algunas tiendas a mirar, pues queríamos asegurarnos que el vestido en verdad nos gustara. Zia decía que no se perdonaría elegir alguno y luego encontrar uno que le gustara más. Tenía razón.
Luego de varias horas paramos a almorzar. Con las manos vacías y completamente frustradas nos decidimos por un puesto de comida rápida Árabe.
Elegimos una mesa lateral y mientras decidíamos el menú, escuchamos como dos sillas eran arrastradas hasta nuestro sitio.
—¡Hey, chicas! —saludó Ragnar, y tomó el menú que Zia había dejado hace unos instantes—. Yo también quiero, que rico —dijo sin despegar la vista de la carta—. Por cierto, ¿y las compras?, ¿no deberían haber cientos de bolsas desparramadas por aquí o qué?
—Cállate —siseó una irritada Reanna.
Ragnar la ignoró, encogió los hombros y no volvió a preguntar. Se concentró en lo que sería su almuerzo.
—¿Todo bien? —murmuró Jesper a todas, pero sus primas decidieron también ignorarlo, por lo que la pregunta iba a mí.
—No.
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The Society ©
Teen FictionCon su presencia intimidaban a cualquiera. Los estudiantes se los quedaban viendo como si fueran dioses y debieran ser venerados. Tenían una gran reputación y, a pesar de ello, sacaban provecho de su estatus ayudando a todo aquel que fuera posible. ...