Holland estaba sentada en una de las mesas junto a la ventana. La miré y camine hacia la mesa.
- ¡Gracias por venir! - me miró mientras me sentaba. - Te pedí una copa del mismo vino que tomamos en tu cumpleaños. - sonrió.
No se que plan llevaba en su cabeza al hacerme venir a esta cita con ella. Pero no me olía algo bueno.
- Gracias. - tomé la copa de vino y la olí.
- He estado pensando mucho las cosas. - susurro.
Esperaba que fuera al grano pronto, por que no quería perder mi tiempo en escucharla hablar. De lo que sea que fuera hablar.
- ¿Hay cosas que pensar?- interrumpí con voz cortante.
- Pensé en que podríamos volver a la casa que rentamos en año nuevo... La de Massachusetts... Y olvidar todos los problemas que tuvimos. Comenzar de nuevo. - comenzó a morder sus labios como si estuviera nerviosa.
- Sabes que no. - mordí mi labio también.
- ¿Por qué? Necesito una explicación. - sé acerco a mí agitada.
- ¿Crees que yo no quise una explicación tuya? - tomé un trago de mi copa. - En la vida tenemos muchas preguntas, y a veces tan pocas respuestas. Aprende a vivir con ello Holland, lo nuestro terminó.
- Dame una oportunidad. - suplicó
- Tengo que tomar dos manzanas y explicarte el por qué no te quiero en mi vida ¿eh? No te basta con recordar lo que me hiciste ¿verdad?
- Yo sé que hice. Pero ya cambié Sarah. - tomó mi mano.
- No Holland. Te di todo de mí, y tu solo fuiste y lo tiraste como si no tuviera ninguna importancia. - arrastré su mano hacía ella.
- ¿Es por ella, no es verdad? La rubia. - dijo enojada.
Guardé unos minutos pensando en que respondería a su pregunta.
- Se qué te niegas a volver por ella. - comenzó asentir
- Por favor. Ella no tiene nada que ver, no seas ridícula. - tomé un trago a mi copa.
- Se que te lastimé, pero también se que estas enamorada de esa rubia. Pero ¿sabes qué? Espero y esa rubia te dé esa chispa que tanto tu buscas. - comenzó a llorar.
- Ya te enterarás por redes si es que esa chica tiene esa chispa que yo buscó. Pero acertare, lo sé. - me levante. - Buen Día Holland. - salí del restaurante.Caminé por la calle. Y por primera vez después de 5 años me sentía completamente libre y tranquila. Y sentía un cosquilleo en mi cuerpo cada que pensaba en Ophelia...
Mire a una de las esquinas de mi lado izquierdo una tienda de discos. Entré.
- Hola buenas tardes ¿tienes discos de Lana del rey? - pregunte a uno de los trabajadores.
- ¿Sarah Paulson? - dijo un chico de rizos negros detrás de mí. - Dios mi novia te ama, somos fans de Américan Horror story.
- Genial. - sonreí.
- ¿Puedo tomarme una foto contigo? - saco su telefono y empezó a desbloquearlo.
- ¡Claro! - tomamos la foto.
Era el pan de cada día. Ya estaba algo acostumbrada.
- ¡Graciassss! - se fue alejando mirando su teléfono.
- Bueno, estos son de Lana del rey. - dijo el trabajador
Tenía la sensación de que todos los que veía ella ya los tenía.
- ¿El más nuevo? - pregunté
- Es de una sola canción.
Creí que sería una buena opción, en caso de que ya lo tuviera tendría que quedarmelo yo.
- Llevaré ese. - señalé uno que llevaba el nombre de "Let Me Love You Like A Woman" que era el sencillo más nuevo que tenía."Te tengo un regaló para el baile de mañana. Espero y hayas encontrado el vestido correcto." - Sarah.
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Ella es Ophelia.
RomanceUna estudiante de intercambio se encuentra con una de sus actrices favoritas y comienzan hacer cercanas... Hasta darse cuenta de lo perdidamente que enamoradas que estaban la una de la otra. Pero ¿será fácil gritar su amor al mundo?