Era sábado por la mañana y no teníamos clases. Ya había pasado un año y medio en la universidad de los Angeles y desde el primer día Hans, Hanna y Salomón se convirtieron en mis mejores amigos de todo el curso. Hanna y Salomón estarían en una exposición de la escuela, o algo así, siendo honesta no sabía con exactitud a qué irían. El caso es que yo y Hans quedamos en vernos en un restaurante de comida italiana y después reunirnos todos en la cochera de Hanna. Me mire en el espejo para observar bien como me veía , llevaba una camisa roja tinta fajada con un pantalón azul y un cinturón negro. Salí y camine solo dos calles a la derecha de mi edificio para llegar al lugar. Cuando entre no mire a Hans sentado en ninguna de las mesas.
"Lo siento, llegare tarde al restaurante." - envío Hans.
Bueno, llegaría tarde pero yo podía esperarlo mientras comía una pasta. Me senté en la barra frente a la cocina y ordene.
- Hola lo siento ¿Puedo sentarme aquí?
Mire a la mujer que estaba parada frente a mí. Sentí que mi boca estaba congelada y mi respiración comenzó a cortarse. Era la actriz Sarah Paulson, mi actriz favorita y mi personaje favorito en la mayoría de las temporadas de Américan Horror Story. Lady Gaga una vez dijo "La fama es prisión" y desde ese entonces comencé a ver quien eran como persona todos esos famosos que yo amaba, incluyendo a Sarah. Así que no quería pararme y pedirle fotos y autógrafos.
- Hola, claro siéntese. - moví un poco mi silla para que pudiera tener espacio.
- Éste es uno de mis restaurantes favoritos. - dijo mirando como preparaban mi comida. - ¿Comerás esa pasta? - preguntó.
- Así es. - Conteste. Estaba muerta del miedo, pero al mismo tiempo me sentía bien estando a su lado. Aunque por otra parte pensaba en la cara que Salomón pondría cuando le contará esto.
- Es mi pasta favorita. - El chófer le pasó mi plato para dármelo, creo que pensaba que venía conmigo.
- Ordenare una pasta igual a la de ella. - le dijo al chef.
Me sentía congelada. Intentaba tomar los cubiertos para comer la pasta pero mis manos no dejaban de temblar.
- ¿Estas bien? - se inclino un poco para mirarme
Y ahora que había notado que estaba nerviosa, lo único que quería hacer era salir corriendo, pero al mismo tiempo no.
- Claro. - Conteste mirándola.
- Dejame ayudarte, tienes un mal pulso en esa mano. - se rio y tomo mi mano derecha. Yo sostenía en tenedor y ella giraba mi mano para que la pasta se enredara. - ¡Pan comido! - sonrió y palmeo mi espalda.
- Claro pan comido. - sonreí.
Por suerte ahora no llevaba un pin o algo referente Américan Horror Story. Mi teléfono vibró.
"¿Te parece si mejor nos vemos en casa de Hanna? Creo que no alcanzaré a llegar" - Hans
- ¿Esperas a alguien? - preguntó Sarah cuando empecé a escribir.
- ¿Qué? No, no espero a nadie. - Conteste- ¿Y tú? - pregunté por curiosidad, aunque después me sentí como una chismosa.
- No, vine yo sola.
Su hablar era de una manera tan tranquila he intimidante al mismo tiempo. Tal vez para cualquier persona no le sería intimidante su voz, pero yo había estado enamorada de esta mujer desde que tengo 15 años.
- Genial. - no supe que más decir.
- ¿Por qué estas nerviosa? - preguntó mientras comía su pasta.
- No estoy nerviosa. - solté una risita.
- No haz dejado de temblar desde que me senté aquí. - dijo tocando mi brazo temblorudo.
- Es el frío. - fue lo primero que pensé.
- No hace frío. - contestó
- Yo tengo frío. - Conteste.
- Tengo un saco en mi coche ¿lo quieres? - dijo amablemente. Ella sabía que estaba mintiendo, ella sabía que sabia que era una actriz y que probablemente era su fan (por más que intentará disimular.) Sentía que si pudiera se moriría de la risa por lo estúpida que soy mintiendo, pero se contenía.
- Esta bien. - Conteste.
- ¿Como te llamas? - preguntó intentando cortar mi cadena de mentiras.
- Ophelia ¿y usted?
Ella me miró y sonrió. Sacó una libreta y empezó a escribir. Después arrancó la hoja y la dobló mientras daba el dinero de su pasta al mesero.
- Pague las dos pastas de aquí y guarde el cambio. - se levantó de la silla.
- No. Yo tengo dinero. - le dije, pero ella me ignoro.
Se paro detrás de mí y dejó caer en mis piernas el papel que había doblado.
- Creo que sabes mi nombre. - dijo en mi oído y se fue.
Mi piel se erizo cuando me susurro eso al oído. Después con todos los nervios del mundo abrí el papel. Era su número de teléfono.
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Ella es Ophelia.
RomanceUna estudiante de intercambio se encuentra con una de sus actrices favoritas y comienzan hacer cercanas... Hasta darse cuenta de lo perdidamente que enamoradas que estaban la una de la otra. Pero ¿será fácil gritar su amor al mundo?