Ya habían pasado tres meses desde aquella fiesta. Sarah y yo salíamos a comer 3 veces cada semana, y agregó también que hablamos todos los días. Salomón y yo seguíamos saliendo. Ni siquiera se como explicar el como es que seguimos juntos, por que no es fácil estar juntos. Aún así nos aferramos a que somos el uno al otro.
Llegué a casa de Hanna.
-¡Hola chicos! - entre a la cochera. Salomón y Hans estaban conectando una guitarra electrónica del papa de Hanna.
- ¡Hola! - se levantó Hans dejando caer el cable. - Quería que vinieras, quiero hablar con todos. - dijo caminando hacía mí.
- ¡Aquí estoy! - metí mi mano en los bolsillos de mi chaqueta. - Dejenme ayudarles con ese cable. - me acerque para hechar un vistazo a esa guitarra que los tenía tan ocupados y estresados.
- Hola. - dijo Salomón sin mirarme.
- Holaa. - Conteste un poco más alegre que el.
- Listo, lo conecte. - se levantó y se acercó a los otros, dejándome a mí agachada.
- Okey chicos... ¿Quieren hablar ahora? - escuche a Hans decir detrás de mí. - Ven, te hecho una mano. - estiró su brazo.
- Gracias. - me levanté.
- Bueno hay que sentarnos. - Hanna sacó tres sillas del comedor.
Tomamos asiento. Estaba nerviosa pero al mismo tiempo quería mantener la calma. No sabía si Hans diría algo malo o algo bueno, pero quería tener la seguridad de poder aconsejarlo y apoyarlo en lo que fuera a decir.
- Tomen en cuenta que asimilar lo que les diré me llevo muchos meses, tal vez años. Así que les daré su tiempo para asimilarlo también. - comenzó a dar vueltas por la cochera. - Me gusta un chico. - se quedó parado frente a nosotros inmóvil esperando una reacción.
- ¡Oh! Creo que lo sabía. - dijo Hanna. - Pero no me asusta.
- Mierda. - se levantó Salomón. - Ahora tiene sentido esa broma que nos hiciste hace un mes.
Todos habíamos ido de compras hace un mes a un centro comercial casi afueras de la ciudad. Hanna y yo obligamos a los chicos a entrar a una tienda donde vendían productos para cuidar tus uñas. Hans hizo el comentario de que saliendo del centro necesitaría una manicura de inmediato. Lo cuál, a Salomón no le había parecido.
- ¡Esto no puede ser posible! - se levantó en tono molesto. - ¿Crees que eso está bien? Estas enfermo - tomó los hombros de Hans y lo aventó contra la pared.
- ¡Mierda contigo! - me levanté y me pare en medio de los dos. - ¿Qué te pasa? - grite mirándolo.
- ¿Qué me pasa? Mi mejor amigo es homosexual y me preguntas ¿que me pasa? - dijo furioso.
Sentía un odio hacia el en ese momento.
- ¡Oh! ¿Pero no te pasa nada cuando vas y fumas hierba con Zack? ¿Cierto? - dijo Hans. Quitando los brazos de Salomón de sus hombros.
- Callate. - contestó Salomón nervioso. - No sabes que estas diciendo.
- Se muy bien que digo. - cruzó sus brazos Hans.
No estaba entendiendo que estaba pasando. Solo estaba plantada en medio de los dos escuchándolos pelear.
- ¿Fumas hierba? - le pregunté a Salomón.
Salomón me miró con nerviosismo. Se dio la vuelta y se fue.
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Ella es Ophelia.
RomanceUna estudiante de intercambio se encuentra con una de sus actrices favoritas y comienzan hacer cercanas... Hasta darse cuenta de lo perdidamente que enamoradas que estaban la una de la otra. Pero ¿será fácil gritar su amor al mundo?