Identidades

3.2K 275 23
                                    


Draco esperaba a su cliente. Esta vez había optado por el color de cabello cobrizo de la otra vez y una coleta alta. Había logrado aguantar uno de sus pechos sin dar de amamantar y estaba listo para redimirse con Harry. Merlín, ese tipo le recordaba demasiado a Potter.


Dejó la puerta abierta como todas las veces y prontó la escuchó abrirse. El hombre caminaba con muchísima dificultad y parecía que le costó horrores llegar hasta allí. Físicamente se veía igual que siempre, pero sus acciones eran desprolijas, como si estuviera borracho.


_¿Estás bien?_ Preguntó Draco y se acercó al mago para guiarlo al sillón tomando su brazo. Harry negó con la cabeza. Se sentía afiebrado. Apenas podía mantenerse de pie.Una vez sentados Draco tocó su frente. Ardía.


_Rayos. Te daré una poción para la fiebre. ¿te sientes mal?_ Draco se levantó y fue a buscar su botiquín. Esperaba que ese bastardo no estuviese enfermo de nada contagioso...


Un resplandor inundó la habitación, como si alguien hubiera hecho un lumos en la oscurdad. Sólo que no estaba oscuro. El hombre tirado en el sillón, convulsionaba y su magia, que parecía estar completamente fuera de control brillaba en un halo enceguecedor. Parecía como si fuese a explotar.


Los objetos comenzaban a elevarse cerca de Harry. Draco soltó el vial y miró hacia Scorpius, todo comenzaba a levitar a su alrededor.


Draco corrió hacia el bebé y lo tomó en brazos. La sacudida lo despertó y comenzó a llorar. El hombre levitaba ahora mientras continuaba temblando y arqueándose en ángulos poco naturales. El brillo aumentaba y cubría todo, Draco tuvo que darle la espalda y cerrar los ojos. 

Sentía una ola de energía expandirse y un sonajero salió disparado y lo golpeó en la nuca. Pronto más objetos comenzaron a flotar y a dispararse hacia todas las direcciones. Mierda.

La cara del hombre comenzó a cambiar y antes de que pudiera reaccionar Draco tenía a Harry Potter inconciente en su sillón. El brillo había desaparecido pero el cuerpo del hombre aún temblaba suavemente.


Carajo. Era Potter. Draco siempre lo supo dentro suyo, pero no quería creerlo. Era demasiada casualidad. Era aferrarse a una esperanza estúpida. Era ilusionarse para no creer que su realidad era tan patética.


Draco lo tapó con una manta, y afirmando a su bebé contra él lo llevó hacia afuera levitandólo. Allí se aparecieron en San Mungo, lo dejó al mago en emergencias y huyó lo más rápido que pudo. Ese tipo era Harry Potter.


Harry Potter, pensaba mientras se bañó.


Harry Potter, mientras comía su cena.


Harry Potter mientras su bebé se alimentaba. Le había dado el pecho a nada menos que a su ex-enemigo de Hogwarts. Ese que le salvó el pellejo a él y su familia. Ese con quién se disculpó y quien dijo que quería dejar el pasado atrás. Ese con quién el último año de Hogwarts, después de la guerra, se ignoraron completamente para no lastimarse.


¿Qué diría él si se enterara de eso? ¿Estaría bien? ¿De qué se trataba su enfermedad exactamente? ¿Dijo si tenía cura? ¿Acaso él estaba preocupado por Potter?Su mente era un torbellino de sensasiones, pensamientos y contradicciones.

LecheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora