VIII

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"Los preparativos I"

Las buenas acciones a la corta o la larga siempre serán premiadas en esta vida. En mi mundo nunca me faltó nada pero siempre me he rodeado de gente humilde porque quienes tienen de todo se creen con el poder suficiente para pisotear a otros.

Marian y George son mellizos muy buenos vecinos, a pesar de que no tienen las mismas posibilidades económicas que yo o alguno de mi clase, nunca dejan de sonreír o ayudar a quienes los necesitan, por eso cada año sus amigos y yo decidimos hacerle una pequeña fiesta sorpresa que ya es tradición.

12:00 pm:
Iba saliendo de la escuela cuando las chicas me pararon.

—Oye me da lo mismo lo que haces con los chicos tuyos pero te necesitamos en la Tierra con los pies bien firmes para que pongas orden en los preparativos de la sorpresa— me soltó Gabb con cierto tono mandón que suele tener. La verdad es que me he despreocupado de mis niñas por culpa de Liam y Albert, con tanto ajetreo hasta de mi propia sorpresa me había olvidado.

—Hey calma nena— reí nerviosa mientras le daba un besito en la mejilla— ya verás como la vamos a pasar de genial en la fiesta.

No tenía ni idea de lo que iba a hacer pero algo se me debe de ocurrir este año, es imposible que yo no tenga ideas.

Carajo, mis pensamientos no fluyen con claridad no sé que tengo en la cabeza atorado que no me da paso a la creatividad, por Dios necesito un estímulo algo. ¡Ay Pitágoras ayúdame! Me puse una blusa bien ajustada rosada chicle con una falda blanca de vuelos y mis converses negros.

Voy de camino al lugar de la sorpresa, menos mal que tuvimos un voluntario anónimo que nos va a prestar el patio de su casa sin ningún costo o algo, parece que es muy buen amigo de Gabby y Jenny (la hermana de mi mejor amiga) así que aunque sea de vista le debo conocer.

Estoy en el punto de encuentro donde las niñas se suponen que estarían pero no veo más nada que coches, caballos, y un poco de gente desorientada que vaga por la calle con algún destino, los llaman: adultos; no sé que son o que se siente ser ellos pero dicen que algún día debo llegar a allá y quiero creer que es un chiste, esto de ser adolescente es genial cuando tienes a las personas correctas a tu lado.

Al fin veo llegar a las chicas, no es común que lleguen tarde pero al parecer se traen algo entre manos.

—Oigan queda prohibido a partir de ahora hacerme esperar por gusto en medio de la nada— les dije algo burlona.

—Cálmate que solo nos tardamos un par de minutos por culpa de un cochero y su caballo problemático— me habló Jenny tirándome un besito al aire, la verdad es que nos vemos tiernas juntas.

Nos abrazamos, me monté en la bici con Gabby y ellas me guiaron al lugar de los hechos pero es como si conociera el trayecto... en serio que no me creo esto... oh no no no no no, ¡¿Cómo es posible?! ....

—J?! El voluntario misterioso... ¿es Liam?...— le pregunté con el ceño fruncido, es que es mucha coincidencia.

—Si nena, no quisimos decirte nada porque él nos lo pidió pero en el fondo sabíamos que te ibas a enterar pronto—. me dijo con una sonrisa pícara y al instante todas reímos.

—Pero... ¿cómo supiste si ni siquiera hemos llegado al lugar?— saltó Gabbs de forma sutil— o sea no hemos llegado y ya lo haz adivinado.

Esa es mi chica, lista y con mucha maldad en la mente.

—Pues te comento que te puedo describir el lugar de la fiesta sin haber llegado siquiera— me sonreí de lado y cerré los ojos en señal de autosuficiencia.

No es que me pavoneara de esto pero me encanta mortificarles la mente. Ellas automáticamente empezaron a preguntarme todo sobre mi conocimiento a lo que yo les respondí contándoles la historia completa, no me gusta tener secretos con ellas y me encanta la idea de hacer cosas juntas mientras chismeamos.

Al fin llegamos al lugar, o sea a mi casa con Liam, nuestro escondite ahora era la sede de mi sorpresa para los mellizos. No me hace mucha gracia que no me lo haya consultado antes pero tengo que caer en la cuenta de que ni es mi novio, y la casa tampoco es mía.

Al llegar veo como todos me miran, como si nunca me hubieran visto en su vida, me encanta ser el centro de atención pero no es para tanto.

Y ahí estaba él, con su sonrisa de lado a lado hablando con alguien que no podía divisar porque estaba recostado de una pared, solo espero que no sea una chica porque me pondría frenética. Cuando seguí avanzando hacia él se me iluminaba el rostro, ahí estaba de nuevo esa cosquilla que me inundaba todo, se dió cuenta de que me acercaba y se puso tenso de manera disimulada y al mismo tiempo le dijo algo a quien le hablaba lo que hizo que me señalara y se volviera a reír.

Estoy confundida, me ha hecho la seña de: "no la cagues"; pero muy sutilmente, ni idea de quien se trata pero será mejor que me desvíe y vaya a ver cómo está quedando el patio antes de alterarme con la incompetencia de alguien realmente estúpido.

Pero antes de cruzar al patio veo a Liam y a.... ¿que coño es esto? ¡¡¡Albert!!! Pero ¿cómo? La verdad es que Liam me debe una explicación de todo y más que eso necesito aire. No he vuelto a convivir con los dos juntos desde que... bueno... la cuestión es que esos dos juntos no es lo que precisamente necesito ahora mismo.

—Hey Add mira quien me va ayudar a calmarte cuando te alteres— se burló Liam mientras me abrazaba cálidamente delante de Albert a quien no le importaba semejante hecho ya que sabe que somos "mejores amigos" también.

—Hola mi amor, la verdad es que me he llevado una sorpresa cuando te vi, creí que ibas a estar estudiando— le di un pequeño beso en los labios causando una reacción chocante para Liam, se lo merece por lo qué pasó hace días, mi cara se llena de una mirada triunfante y malévola. Ellos se quedan como idiotas mirando.

—¿Qué pasa por la cabeza maléfica de Add?— preguntó Albert antes de que Liam pudiera moverse, parecía que pensaran lo mismo.

Ambos rieron y volvieron a mirarme, yo estoy maquinando una fiesta en mi cabeza y ellos pensando si estoy cachonda con esta situación.

—Tranquilos que se me acaba de ocurrir un tema para la fiesta— le dije mientras sonreía de lado aún con la mirada malvada. Mi idea era más que brillante y sabiendo que la fiesta va a estar repleta mi cabeza se disparó haciéndome moverme de manera que les dejé solos.

Liam:

La presencia de Albert solo era una prueba para ver que tan bien ella podía manejar la situación entre ambos al mismo tiempo y creo que el tiro me ha salido por la culata.

A veces no entiendo los celos ni la potencia que tienen sobre mi mente pero solo sé que desde que conozco a Adria no hay forma en la que no pueda pensar en ella.

—Tierra llamando a Gigante— canturreó Albert a mi lado.

—Basta — bufé.

—Bueno es que ya se ha acabado el show— el sarcasmo en su voz era notable y me faltaron pocos segundos para golpearlo cuando...

—Así me gusta verlos.

Katiela pasó por un lado con una caja llena de decoraciones aliviando tensiones. La envidia que le tenía a este cabrón era notable pero nunca imaginé que llegara a odiarlo.

—Dile a Add que tuve que irme— musitó haciendo un ademán de simpleza.

—Ok, y recuerda, ella no debe saber nada— le advertí por si se le iba la lengua, el rió burlándose de mí— Es por su bien idiota.

—Como quieras, aún es mía y voy a aprovechar hasta lo más mínimo para hacerla gemir donde la escuches.

Eso ya lo veremos Albert.

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