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XXX

"Merry Christmas"

Todos vamos y venimos de algún lugar, pero pocos volvemos a ese lugar de juramos abandonar.

Es una mañana preciosa cuando decidí salir a comprar unas cosas e invitar a todos los chicos a casa para dejar de estar sola por un tiempo. Solo faltan dos días para mi retorno a Londres y necesito volver a reunir al grupo.

(Tocan la puerta)

—Enseguida salgo— grité desde la cocina cogiendo mi bolso y mi lentes para el sol.

Para mi sorpresa cuando abrí la puerta encontré a Gabbs sonriendo como una idiota.

—Hey girl— saludé emocionada dándole un abrazo.

—Vengo a ayudarte con las compras— saltó emocionada.

—No es necesario, aún puedo conmigo y mi mal genio— musité entre risas.

—Igual quiero hacer algo esta mañana—agregó dando pequeños saltos en el lugar.

— Ok—dije encogiéndome de hombros.

Fuimos hasta el súper mercado y compramos muchas frutas para poner en la mesa. Luego llegamos hasta donde Miss Bonet para comprar el pavo y los adobos para prepararlo, así nos pasamos la mañana comprando ingredientes, botellas y hasta pan para la cena de esta tarde.

Pasada una hora Gabby ya no podía más con sus tacones bajos mientras que yo y mis tacos agujas estábamos perfectamente. Nos sentamos en una cafetería cercana y pedimos hamburguesas y batidos para recargar las energías.

—Aún no entiendo cómo lo haces— jadeó la morena cansada de la caminata.

—Solo es cuestión de práctica y acostumbrarse a usarlos— reí ante su fastidioso gesto.

—Tal vez podría caminar descalza hasta el auto y volver a casa sin nada en los pies—rió burlándose de ella misma.

Ambas estallamos en risas hasta que notamos que una esbelta figura masculina se nos acercaba.

—Hola chicas— saludó sonriente mientras se sentaba en la mesa junto a nosotras.

—Hola Super...— intentó decir Gabbs cuando carraspeó y se corrigió— Hola Liam.

Yo reí bajo tratando de evitar su mirada pero era imposible, ya mi cuerpo actuaba solo al tenerlo cerca.

—Aquí tienen su pedido señoritas— dijo el mesero colocando nuestros grasientos manjares en la mesa— ¿Va a pedir algo usted señor?

—Solo quiero un jugo de manzana— musitó y el chico desapareció por la puerta de la cocina.

Ambas tomamos nuestros batidos en la mano y probamos un bocado de la hamburguesa para ponernos de pie.

—Bueno Liam, te dejamos con tu nutritivo jugo— se burló mi mejor amiga mientras masticaba su bocado.

—¿Ya se van?— exclamó totalmente absorto a esto.

—Tenemos que poner un pavo en el horno—dije encogiéndome de hombros— Es noche buena y quiero pasarla con los chicos ¿vienes?

Él se puso de pie y tomó mi mano, le hizo un gesto a ella para que se fuera y luego me acercó considerablemente a él. Nuestros alientos estaban muy cerca, la respiración se me estaba cortando y mi corazón estaba pidiendo a gritos que me acabara de besar.

Entonces sucedió sin más, unió nuestras bocas en un precioso beso. Hacía tiempo que no me sentía así y creo que con él no iba a dejar de sentirme así. Olvidé lo que era tenerle cerca, lo que era sentir ese calor tan majestuoso.