Henry despertó alarmado, incorporándose rápidamente en la cama, mirando todo el lugar con miedo mientras trataba de tranquilizar su acelerada respiración, al mismo tiempo, trataba de recordar donde estaba, familiarizarse con la habitación que desde hace un par de semanas, se había convertido en su habitación. Una vez que estuvo más tranquilo, se llevó una mano hacia el rostro, quitando un par de gotas de sudor de su frente. Después dejó escapar un suspiro, ya estaba acostumbrado a las pesadillas constantes y fuertes, sin embargo, siempre lo dejaban agotado. En la oscuridad del lugar, busco a ciegas su teléfono para ver la hora; 5:00 am, eso lo hizo gemir de cansancio. Se recostó de nuevo en la cama y cerro sus ojos, esperando que, de alguna forma, los recuerdos de su pesadilla que tanto lo atormentaran, lo dejaran en paz por unos minutos para volver a dormir.
Pero como todos los días, después de que tenía una pesadilla, no podía quedarse dormido de nuevo. Se quedaba mirando el techo hasta que comenzaba el amanecer y se levantaba para comenzar el día con una sonrisa en su rostro; como si nada, porque todo estaba bien.
Sabía que podía ir con Ray, el castaño le había dicho que podía confiar en él, pero para Henry no era tan fácil. Luego de todo lo que había pasado aprendió la lección y no volvería a confiar en nadie tan fácilmente, debía cuidarse a sí mismo.
Abrió sus ojos de nuevo, sabiendo muy bien que no iba a quedarse dormido y decidió levantarse y comenzar su día un poco más temprano. Camino al baño y se acercó al lavamanos, abrió el grifo y se echó agua en la cara. Al levantar su mirada, reconoció su rostro frente al espejo. Horrenda, era la palabra que Henry siempre dejaba salir cada vez que veía su rostro todo demacrado, con grandes ojeras causadas por la falta de sueño. No le gustaba mirarse, ver su rostro le recordaba la clase de persona que era, eso le resultaba espantoso.
Cansado de mirar su feo rostro, se alejó del lavabo para quitarse la ropa y entrar a la dicha. Dejo que el agua cayera por su espalda y cerró sus ojos, intentando disfrutar de las gotas de agua que caían por todo su cuerpo. Una buena ducha siempre lo hacía sentir mejor. Tomo el champú y aplico un poco en su cabello, luego hizo lo mismo con el jabón, aplicándolo en todo su cuerpo. Unos minutos después, salió con una toalla enrollada en su cintura, mientras tomaba otra para secarse el cabello. Se sentía más relajado y tranquilo, permitiéndose respirar en paz.
Se vistió con una simple camisa y un pantalón negro, en conjunto con sus zapatos; no se molestó en peinarse el cabello, no tenía ganas de volver a mirarse en el espejo. Así que al finalizar de vestirse, salió de su habitación, siendo silencioso para no despertar a los otros que estaba seguro, aún dormían plácidamente. Aún era muy temprano, todo estaba tranquilo en la cueva, el silencio reinaban, haciendo a Henry estremecer.
Decidió ir a la cocina a prepararse algo de comer, su estómago pedía algo de comida y aunque quisiera negarle eso, sabía que siempre terminaba perdiendo esa batalla. Mientras se preparaba un plato de sándwiches, decidió preparar para los demás, sirviendo varios en un gran tazón y guardándolos en la nevera para cuando despertaran. Se sentó a comer en el sillón, siendo la soledad y el silencio, sus únicas compañías, no estaba mal, tampoco es la primera vez que se encuentra solo; sin embargo, es la primera vez que puede comer con tranquilidad, sin tener que alguien llegue de sorpresa y lo lastime.
Los siguientes minutos después de comer lo paso en la cocina, guardando y limpiando para dejar todo ordenado. Le gustaba el orden y la limpieza, se aseguró de que la cocina quedara sin ninguna mancha de suciedad. Quiso hacer lo mismo en la sala, al darse cuenta de que la cueva era un desastre de suciedad. Tomo una escoba y un recolector de basura que encontró en un pequeño armario de mantenimiento y se dispuso a barrer.
Puso algo de música para no sentirse tan aburrido mientras hacia su trabajo de limpieza. En su teléfono sonaba una música al azar mientras barría y bailaba, metiéndose en una pequeña burbuja, olvidando el entorno a su alrededor. Movía sus caderas levemente al ritmo de la música y usaba la escoba como micrófono, tarareando la canción, simulando que cantaba como si se supiera la letra. Hubo un momento donde dio una vuelta, deteniéndose en seco cuando vio a Ray parado en los escalones, mirándolo con una tierna sonrisa. Parecía que acaba de levantarse, pues, seguía con el pijama puesto. Henry temía que lo hubiera despertado con la música y su ruido al limpiar. Pero Ray no se veía molesto y eso lo calmo un poco. Todo lo contrario, se sorprendió cuando el castaño se acercó hacia él y extendió su mano.
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Yo te protegeré.
FanfictionHenry Hart, un adolescente huérfano a temprana edad y con múltiples experiencias que han marcado su vida, es rescatado por el Capitán Man, quien se ofrece a cuidarlo y protegerlo llevándolo con él a su guarida secreta. Lo que no esperaba el gran su...