Capítulo 13.

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¡Hola mis bonitos lectores! Y esta vez sí pude cumplir porque soy mucho mejor escribiendo con estrés. Este es el primer capítulo tan enfocado en dos personajes que tiene la historia, y aunque lo tenía bien planificado salió más lindo de lo que esperaba.

Ojala les guste.

¡Mil gracias por leer!

¿De qué color eran sus sentimientos? Él no lo sabía, aquellas obsidianas lo habían enamorado sin que él pudiese desplegar sus espinas, eran oscuros como una noche sin estrellas, pero tan resplandecientes como rocío sobre girasol

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¿De qué color eran sus sentimientos? Él no lo sabía, aquellas obsidianas lo habían enamorado sin que él pudiese desplegar sus espinas, eran oscuros como una noche sin estrellas, pero tan resplandecientes como rocío sobre girasol.

Esto era un caos, él odiaba el concepto de alma gemela, él no anhelaba una presunta debilidad que le quebrase el corazón, él necesitaba mantener la mente fría y el dolor sellado, sin embargo, acá estaba, arreglándose para su cita con una torpeza digna del primer amor. Su rostro quemó en nervios, su cabello cayó desarreglado frente al espejo, sus manos temblaron sobre su chaqueta mientras él se terminaba de vestir. No era justo, sus latidos perecieron en una mortífera taquicardia por culpa del japonés. Pero su mundo se había vuelto pequeño, algunas veces le cabía en el bolsillo, otras eclipsaba cada parte de su alma, tenía los ojos más bonitos que pudiese vislumbrar y su color lo tenía tan confundido como engatusado.

Eiji Okumura.

—Así que es verdad. —La voz de Yut-Lung Lee lo hizo brincar sobre la cama—. El grandioso Ash Lynx se está arreglando para una cita. —El filo que se trazó en esa sonrisa fue paralizante, jugueteando con las puntas de su cabello él entró a la habitación.

—¿Cómo te enteraste? —Observar tan ansioso al rubio fue una calada de pura satisfacción. Amaba tener el control de la situación, que exquisita era dichosa superioridad. Un deleite.

—Los chicos me dijeron que estabas actuando extraño. —Bones, Alex y Kong se asomaron desde el marco de la puerta para contemplar la catástrofe—. Solo estaba asumiendo hasta que me lo confirmaste. —La ferocidad con la que fulguraron esos jades los forzó a retroceder. Su jefe era aterrador.

—Son unos entrometidos. —El más joven rodó los ojos.

—Y tú eres un desastre. —Aunque él jamás lo admitiría Ash Lynx era portador de una belleza deslumbrante, él era ridículamente atractivo, que desperdicio que la estuviese arruinando con fijador para cabello y ropa de delincuente—. ¿Te estás tratando de parecer a Arthur? —Un escalofrío recorrió cada vértebra de su columna bajo esas palabras—. Porque esto es horrible.

—Yut... —El nombrado tomó el peine del velador para corregir tan espantoso error. Al parecer él era el único ser humano con una pizca de gusto en ese lugar.

—Me ofende que no me hayas pedido ayuda desde el principio. —Que él tironease de su flequillo lo hizo fruncir el ceño, qué manos más toscas para un hombre tan delicado—. ¿Por qué no me lo contaste?—. La suavidad en su voz fue una discrepancia graciosa para la brutalidad de sus movimientos—. ¿No confías en mí? —Sus dedos temblaron contra la peineta.

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