Érase una vez una tierra lejana llamada Nunca Jamás, por siglos habitaron en ella toda clase de criaturas, humanos de toda clase social, elfos, quimeras, hadas, brujas y dragones que convivieron en paz y armonía, hasta que la avaricia, la maldad y la traición se esparcieron por todo el mundo. Los humanos trataron de refugiarse detrás de muros de hormigón, ladrillos y barro pero esto no fue suficiente para protegerse de la maldad propagada por todas las tierras jamás conocidas.
Se dice que todo comenzó en la casa del rey Carlos VI, en el cumpleaños 18 de su hija; Cenicienta.
Cenicienta era una joven alta, esbelta, rubia y de tez clara, sus ojos eran tan fríos como el hielo y en ellos una maldad inhumana. Con el Rey Carlos VI vivía su esposa, la madrastra de cenicienta, Luciana; esta a su vez tenía dos hijas Diane y Anne. Dos jóvenes con tanta gracia como la de un ratón, a pesar de ser poco agraciadas ambas hermanas tenían un gran corazón lleno de amor y bondad.
Cenicienta guardaba las apariencias con su padre y su madrastra, la chica más inteligente, la mejor portada y con unos modales excelentes, las pobres hermanastras quedaban opacadas por la brillante Cenicienta. Lo que nadie esperaba era que en su décimo octavo cumpleaños tendría lugar un acto atroz.
El día tan ansiado por los habitantes de Nunca Jamás había llegado, el cumpleaños de la princesa Cenicienta se celebraría en toda la nación, miles de regalos de todo tipo fueron recibidos en el castillo, Cenicienta se mostraba feliz por toda la atención recibida y con una brillante sonrisa agradecía a todo aquel que le felicitaba. Para sorpresa de todos, Cenicienta no pidió un gran baile en su honor, en cambio una cana en su honor le bastaría, solo ella y su familia.
En la cena todo marchaba de maravilla, la comida humeaba en el gran comedor, el pequeño pastel azul en el centro de la mesa brillaba con múltiples flores de azúcar, los vestidos de todas las damas de la casa fueron hechos a mano por un pedido especial del rey para el dia especial de su pequeña hija.
De un momento a otro la pesadilla comenzó, Anne estaba inconsciente sobre la mesa, su piel comenzaba a estar pálida y sus labios azules. La comida de Anne estaba envenenada. Su madre estallo en llanto mientras el rey gritaba por los guardias, el cuerpo de Anne fue llevado al curandero más cercano pero para cuando llegaron ya era tarde, Anne había muerto.
El rey y la reina estaban en el gran salón, pensando en lo ocurrido; solo los sirvientes tuvieron acceso a la cena, alguno de ellos debió poner algo en la comida, mientras el rey y la reina reunían a los sirvientes y cocineros, Cenicienta y Diane estaban en su habitación.
Diane dormía con ayuda de un té, mientras Cenicienta la observaba a su lado, con tranquilidad agarro una almohada y las tijeras de confección que robo a su madrastra, coloco la almohada en la cara de Diane y con las tijeras la apuñalo múltiples veces hasta la muerte.
Cuando se aseguró que su hermanastra ya no respiraba, Cenicienta escondió las tijeras debajo del colchón y con sórdida calma se durmió al lado del cadáver de Anne.
A la madrugada Cenicienta se removía inquieta en su cama, el cadáver ya comenzaba a descomponerse y hedor era putrefacto. Cenicienta inhalo y en ese momento mientras observaba la chimenea que daba calor a su habitación, actuó.
Calzándose sus mejores zapatos, arrastro el cuerpo de su hermana cerca de la chimenea, acerco las sabanas al fuego y este en cuestión de nada, se prendió. Cenicienta gritaba y reía de felicidad, el fuego la incinero en su totalidad y en pocas horas el castillo estaba reducido a cenizas.
Cenicienta enloqueció de envidia por sus hermanas, odiaba sus corazones de sentimientos puros y nobles, le irritaba la bondad que esparcían por donde fueran.
Cenicienta acabo con todo, incinero su gran castillo, asesino a su familia y con esto la maldición en Nunca Jamás comenzó.
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La maldición de Nunca Jamas.
FantasyLa locura de Cenicienta desencadeno todo, la maldad habita en cada uno de nosotros. Disponible en Wattpad desde 05 de Diciembre, 2020. Todos los derechos reservados.