La maldición de Nunca Jamas.

5. Bruja.

El olor a tabaco era algo muy común en la taberna de los duendes, los maestros del vudú siempre estaban sentados en las partes más oscuras del lugar, los reconocías por sus extravagantes trajes y sombreros. Las cartas estaban en la mesa, las cervezas eran servidas por las camareras y la música le daba un ambiente alegre al tétrico lugar.

Tiana estaba sirviendo las bebidas tranquilamente, todos eran amables y cordiales con la bonita camarera. Tiana comenzó a trabajar desde que su padre murió para aligerar la carga de su madre en la casa, el trabajo en la taberna del bar le pagaban bien por sus servicios como bruja, si querías atraer dinero, prosperidad o amor con Tiana lo conseguías.

La bruja blanca le decía y era irónico ya que Tiana poseía una preciosa tez morena. Con una sonrisa alegre Tiana les servía a los hombres y mujeres sentados en las mesas, en una de esas mesas se hallaba la familia Nabin, personas de la realeza en Nunca Jamás.

El príncipe Nabin era un hombre muy influyente y educado, todo un aristócrata. Alto, fornido y con cuerpo robusto destacaba esa noche, en especial porque observaba a Tiana muy interesado. La mujer no era tonta y usando su belleza a su beneficio encantó al príncipe, las propinas esa noche fueron excesivas, le serian de gran ayuda para cumplir con sus sueños.

La noche siguiente paso exactamente igual a la anterior, Tiana atendiendo todas las mesas que podía a la vez que intercambiaba miradas con el apuesto príncipe. Esa noche a diferencia de las otras, Tiana no tenía apuro por acabar su turno en la taberna. En cierto momento de la noche el joven príncipe se acercó a ella con intención de conocerla. La charla fue rápida pero determinante para el futuro de ambos jóvenes, esa noche ambos regresaron a sus hogares con planes de reunirse el día siguiente.

"Mama, muy pronto dejaras de trabajar y tendrás todo aquello que deseas y mereces" Dijo Tiana a su madre antes de despedirse ese día.

La tarde junto al príncipe Nabin fue entretenida, salieron a comer y dar un paseo por las praderas que había en el palacio de la familia. Para la hora de la merienda el príncipe estaba totalmente prendado por la joven camarera, pidió seguir viéndola para llegar a conocerse mejor, al príncipe no le intimido las artes que practicaba la morena, esto a sus ojos solo la hacían más atractiva y misteriosa.

Meses fueron pasando entre el cortejo a la hermosa morena cuando finalmente la noticia de un compromiso fue dada, la gran boda seria celebrada un mes después del compromiso. Con finas telas y bordados en hilo de oro fue elaborado el vestido de ensueño, un toque de magia le dio el brillo que la futura princesa deseaba.

La boda fue la más grande jamás antes presenciada, personas de todas las ciudades y pueblos se trasladaron para el gran día de Tiana y Nabin. Los jardines del palacio fueron especialmente cuidados para lucir sacados de un cuento, la comida fue hecha por los cocineros del palacio y el gran pastel encargado con el panadero local. La ceremonia comenzó y la pareja de enamorados no podía esperar el momento de dar el sí.

Cuando la noche llego, la familia Nabin tenia un nuevo integrante. Una hechizante canción dio inicio a la fiesta de bodas, las personas se balanceaban en un embrujado baile orquestados al ritmo del vudú, risas y danzas eran vistas por todo el lugar.

Antes de retirarse de la fiesta la reciente novia se despedía de su madre. Feliz por la unión y por conseguir lo que deseaba, la corona y al príncipe.

"Siempre has tenido razón, mamá. A un hombre se le conquista por el estómago. Barriga llena, corazón contento." Le dijo a su madre feliz por haber logrado su objetivo.

"Siempre has tenido buna sazón en la cocina, hija. Tus manos hacen magia, no lo olvides." Comento la madre de Tiana guiñándole un ojo con complicidad.

Yes que el secreto del amor está en la comida, en este caso el secreto del repentino amor de Nabin por Tiana fue el ingrediente especial que la joven agrego en los panecillos del príncipe.

Una poción de amor.