Flesh And Blood (ChanHun)

Dix-neuf

"Y con ese casto beso, sellaron una promesa que no necesitaba de palabras, puesto que con verse a los ojos ambos sabían todo"

Sus labios se rosaron levemente, las manos de Sehun se envolvieron en el cuello del mayor enredando sus dedos en el cabello de mayor sintiendo los suaves belfos ajenos recorrer de su cuello a su mentón, y de su mentón al cuello, mordiendo su piel, jalándola levemente, marcándolo como suyo, las manos del más alto recorrieron su abdomen, jalo los pezones ajenos levemente arrebatándole un agudo gemido al menor.

-Chanyeol... -jadeo su nombre y aquello no hizo más que excitar aun más al castaño, la voz de Sehun llena de excitación diciendo su nombre, no hizo más que hacer que su erección creciera, movió sus caderas levemente contra el trasero de Sehun -te necesito...

-Cariño si solo lo hago así ... No haré más que lastimarte -murmuro en su oído mientras sus manos se adentraban en el pantalón ajeno.

Su padre siempre le habia dicho que el dinero lograba lo que sea, y en ese momento no hizo más que confirmar aquella frase, aparentemente ese día sería el último día que vería a Oh Sehun, ambos decidieron que si era el ultimo día, habría que pasarlo bien, un buen fajo de billetes a cada guardia, ambos patrocinados por el señor Park, y no dirían una mínima palabra de lo que sucedía allí dentro.

Sehun recostó su abdomen en la mesa y Chanyeol se encargo de bajar los pantalones ajenos y de prepararlo, cuando consideró que estuvo bien dilatado introdujo su pene de manera lenta evitando lastimar de esa manera al azabache, las paredes del menor lo apretaban de manera que aumentaba el placer en su cuerpo, espero a que el menor le diera la mínima señal de que podía moverse y no lastimarlo, cosa que no tardo en pasar, puesto que Sehun movió sus caderas pocos segundos después.

El sonido de sus cuerpos chocando combinado con el rechinar de la mesa inundaron la habitación eso combinado con los gemidos de Sehun los cuales salían de su boca sin poder callarlos, en aquel momento no podía compararse más que con una puta, sus gemidos eran inevitablemente agudos a parte de que se encontraba  suplicando por más, el sudor no tardo en aparecer  cubriendo el cuerpo y frente de ambos, al igual que el calor inundo por completo el pequeño cuarto y a ambos adultos, una de las manos de Chanyeol bajo hasta la cadera del menor, comenzó a acariciar el miembro de este, pues ciertamente no se encontraba en mejores condiciones que él, tomo este en su mano comenzando a acariciarlo y masturbarlo, haciendo que de esa manera el menor se estremeciera, sintiendo el placer aumentar en su cuerpo, haciendo que se aferrara a la mesa con sus manos, haciendo que las piernas del menor flanquearan por el placer.

La vista del menor se vio nublada por el placer que sentía, un cosquilleo se instalo en la parte baja de su abdomen señal de que cada vez se acercaba más al placer al igual que Chanyeol, el más alto termino dentro del menor, viendo como su esencia escurría por los muslos ajenos, mientras Sehun terminaba en su mano; esperaron pocos segundos antes de por fin separarse, sus respiraciones aun se encontraban agitadas, cada uno arreglo sus respectivas ropas, aun que para ambos aquello era incomodo puesto que el sudor hacia que estas se pegaran a su cuerpo.

-Sehun -el nombrado levanto el rostro y Chanyeol pudo ver justo como lo habia imaginado, las mejillas completamente rojas del menor, su rostro ligeramente brillante gracias al sudor y sus ojos llorosos, no supo si era por el placer, o por alguna otra razón, a paso lento el mayor se acerco a él, tomando el rostro ajeno entre sus manos -te amo.

Lo dijo simplemente así, Sehun lo vio con ojos llorosos, se abalanzo sobre él aferrándose a su cuerpo, dejando que las lágrimas resbalarán, ninguno dijo nada, simplemente se quedaron asi por algunos minutos, el primero en separarse fue Chanyeol, dejo un beso en los labios de Sehun, un cálido beso, fue pequeño menos que un roce, pero fue suficiente con ver los ojos de Chanyeol para saber lo que sentia y queria decirle, pero no podia, y con ese casto beso sellaron una promesa, una promesa que no necesitaba palabras, porque con ver los ojos ajenos, sabian lo que sentian.