𝐼𝐼

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Astrid Jones

Saoirse y yo estábamos en el supermercado, estábamos comprando cosas para cocinar; sí, cocinar. Digamos que nos propusimos a aprender a cocinar. No podíamos depender de comida rápida y la comida que mandaba mi madre. Ya éramos adultas e independientes y teníamos que actuar como tales, al menos parecerlo.

Estábamos en la sección de panes, cuando de pronto vi una cabellera muy singular y que la pude reconocer. Oh por Dios, era el mesero.

-Sao, escóndeme- Me escondí detrás de una mesa donde había panes. Talvez no me vería.

-Estamos en público, ¿Qué coño haces?

-Mira disimuladamente hacía al frente

-¿Qué miré...?- La interrumpí

-¡Tú solo mira!- Me hizo caso y volteó hacía donde estaban las frituras

-Es... ¿El mesero? ¿Qué hace aquí?

-Parece que descansa los sábados- Respondí.

-Uuuh, ya sabemos más sobre él- La miré y rodeé los ojos -Párate, ¿Qué tienes?

-Vergüenza- De solo recordar mis mejillas tomaban color.

-Que no te dé vergüenza, en un simple mesero.

-Vale- Me levanté.

-Ahora... Vamos a hablarle- Me jaló del brazo.

-¿¡Qué!? No, solo venimos a comprar cosas para poder cocinar

-Este es el plan, vas por unas "papas", te acercas le preguntas cuales son sus papas favoritas y listo. Una relación.

-Vale...- Me acerqué a la sección de frituras.

Agarré unos takis y miré a Saoirse con cara de; "¿¡Qué hago!? Ayúdame" Saoirse negó y se acercó a mí.

-Estás haciendo el ridículo- Me susurró.

-Doy asco en esto del amor

-Sé te nota.

***

Llegamos a casa con mil bolsas en los brazos. Compramos suficiente comida por si fallamos en el intento.

-Bueno...- Miré a Sao y ella a mí.

-Lo haremos mañana, ¿vamos por unas donas?- Asentí.

-Vamos.

Además del restaurante que tal vez nunca pondría un pie de nuevo, había una cafetería. No daban el postre que tanto me gusta pero tenían unas donas de envidiar; me pregunto cual es su receta secreta.

-¿Quieres café?- Me preguntó.

-Sí

-Vale... Señorita, me da dos donas de chocolate, y un café con leche.

-En un momento se lo entrego.

Nos fuimos a sentar en una mesita mientras esperábamos el pedido.

-¿No pediste café?

-No, me gusta más la leche- Me miró pícaramente.

-Eres una pervertida- Rodeé los ojos.

-Claro que no... Solo un poco- Reímos.

-Astrid, Astrid- Repetía la cajera.

-Oh, el pedido- Nos levantamos.

-Aquí tiene- Me lo entrego y Sao pagó.

-Gracias- Dijo y salimos de ahí.

-Una pregunta... ¿Los meseros ganan bien? Porque si te consigo a ese mesero te debe dar todo lo que quieras.

-Por Dios Saoirse, si llegó a salir con alguien no me importaría su dinero, lo importante es que me respete y me quiera.

-Por Dios, si llegó a salir con alguien no es por el dinero, lo importante es que me respete.

-Tú y tus cuentos de hadas- Rodeé los ojos -No sé porque terminaste con Harry. Era perfecto para ti.

-No éramos compatibles y ni me recuerdes.

-Me dijeron que se consiguió una nueva novia y tú sola, debes de tener a alguien para la gran fiesta.

-¿Gran fiesta?

-Mi gran fiesta, invitaré a todos y con todos me refiero hasta tu ex. Así que te consigues a ese mesero o te lo consigo yo.

𝗠𝗲𝘀𝗲𝗿𝗼 ; 𝖳.𝖢 *𝗣𝗔𝗨𝗦𝗔𝗗𝗔*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora