𝑋𝐼

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Astrid Jones

-¿La vieja te confío las llaves?- Dijo Emma con un tono incrédulo-¿Estará enferma o algo así?

-Yo que sé- Dije restándole importancia a la vida de esa vieja -De todos modos le daré a James las llaves, mañana me toca descanso, se lo tendré que decir a Sara y a los jefes.

-He escuchado mi nombre, ¿Necesitan algo?- Se acercó James.

-Si, Ast te va a dar una oportunidad para que la conquistes- Abrí mis ojos como platos, mi cara estaba empezando a calentarse.

-¡Emma!, mejor ve a trabajar- Reprendí.

-Ay, ya vas pareciendo a la vieja de Sara- Dijo y se fue a hablar con otra chica.

-No le hagas caso a Emma, ya sabes cómo es- Él asintió, sin decir nada.

-Creo que mejor voy a atender a la gente que viene- Yo asentí con una sonrisa sin mostrar los dientes.

James era un chico atractivo, inteligente, amable, y debería de estar con una chica que lo amará y sienta lo mismo que él por ella, yo no siento ser la indicada.

-Oye- Regresó Emma a mi lado -¿Le vas a dar una oportunidad a James?- En sus labios se formó una sonrisa pícara.

-Por enésima vez te repito, James y yo nunca vamos a tener nada más que una amistad, yo no estoy enamorada de él, ni él de...

-Ast...- Volteé mi rostro, para toparme con James.

«Tragame tierra y escupeme en Francia»

-D-dime.

-Un chaval te está buscando, voy y le digo que estás ocupada o que no...

-Gracias James, ya voy- Le dije.

¿Qué chaval? Con el único que hablaba era James, o aveces hablaba con mi hermano, Frank.

Estaba ahí esperándome en la puerta, está ¿desesperado? ni idea, pero estaba mirando a cada dirección posible, y estaba vestido de camisa blanca con un jeans negro.

-Buenos días... ¿Timotheé?

-¡Ast!... Perdón, Ast.

-¿Necesitas algo?

-Uhm- Se rascó la nuca nerviosamente -Estoy en hora de desayuno así que no tengo mucho tiempo, te lo diré directamente.

-¿Vale?

-¿Me podrías dar tu número de móvil?

...

-Dios, ¿Y ese chico tan guapo? ¿Me lo presentas?

-Él es el mesero- Respondí con un toque de molestia por lo que dijo Emma.

-¿¡Es él!? Wow, tienes buenos gustos, siendo así yo tampoco le haría caso a James- Emma miró hacia atrás encontrándose a el nombrado.

-¿Y que quería?- Preguntó autoritario, algo muy raro, porqué James no era de hablar muy autoritario.

-Solo vino porqué aquel día le vendí un perfume y me quedó debiendo dos euros- Respondí sacando dos euros de mi bolsillo.

James asintió y fue a acomodar perfumes, Emma me veía con los ojos entrecerrados, a ella le podía mentir pero tenía que planear algo muy detalladamente.

-¿Qué me ves?

-Me vas a decir, ¿Cierto?

-Por Dios es la verdad- Bufé, para que se pareciera más real, aunque era una vil mentira.

-No te creo, me lo vas a contar quieras o no- Reí sarcásticamente ella bufó.

-Cree lo que quieras, pero antes... ¡Ponte a trabajar!

-De verdad qué ser suplente te está afectando.

«Ser suplente en verdad no está tan mal»

𝗠𝗲𝘀𝗲𝗿𝗼 ; 𝖳.𝖢 *𝗣𝗔𝗨𝗦𝗔𝗗𝗔*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora