Capítulo 20: Jamás podrías estropearme la noche

1.2K 108 0
                                    

POV NATALIA

Al ver que Alba no se dignaba a contestarme, entendí el mensaje claramente. Ni siquiera sabía porqué se me había ocurrido venir. Bueno, sí lo sabía, pero no quería sentirme más idiota de lo que ya me sentía ahora mismo.

Fui incapaz de levantar la mirada para verla una última vez antes de irme.

Cuando intenté salir del baño una mano me agarró con firmeza del brazo. Su tacto me erizó la piel. ¿Cómo podía mi cuerpo reaccionar así a su tacto?

Noté cosquillas en el estómago cuando Alba me levantó la barbilla con la otra mano con suavidad. Mis ojos encontraron los suyos. Guau. No me acordaba de lo que se sentía cuando me miraba así. Mis labios dibujaron una sonrisa al verla sonreír y mirarme por primera vez en toda la noche. Estás jodida Natalia Lacunza.

-No me has estropeado la noche-contestó al fin.

Sabía que me estaba mintiendo, pero me pareció tierno que intentase hacerme sentir mejor.

-Mientes-dije sonriendo para que no se sintiese culpable.

Un rubor empezó a subir por sus mejillas delatándola y fue ahí cuando me di cuenta de lo cerca que estábamos. ¿Por qué siempre acabábamos a esta distancia?

Vi que intentaba decirme algo, pero el ruido de la puerta nos sacó del ambiente en el que estábamos y nos separamos de golpe.

- ¡Ups! Perdón, no quería interrumpir-dijo María con los ojos abiertos-seguid, seguid. Yo no he visto nada.

- ¡María! -gritó Alba todavía más roja.

María nos miraba divertida y a mí me gustaría saber qué sabía ella de toda esta historia.

-Me encantaría volver a dejaros a solas para que os comáis la boca, pero me estoy meando-soltó sin más, antes de entrar a uno de los cubículos para hacer pis.

Parecía que sabía bastante. Miré estupefacta a Alba que me miraba tan asustada por lo que acababa de decir su amiga que me dio ternura.

Me apiadé de ella y le di una tregua. Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla en forma de despedida.

Salí del baño y fui directa a Mikel para advertirle que estaba cansada y que quería irme a casa.

Se ofreció a irse conmigo, pero lo vi tan a gusto hablando con Joan, que le obligué a quedarse un ratito más. Me apetecía volver a casa sola.

Al llegar a casa, me quité la ropa y me tumbé en la cama sin muchas ganas de nada. Había acabado la noche de forma agridulce. Sentía que no tenía que haber ido a la inauguración, pero la forma en la que me había mirado en el baño me decía otra cosa y me dejaba totalmente confusa.

El ruido de mi teléfono hizo que dejase de pensar en ella y miré con atención el móvil, esperando que Mikel me diese las buenas noches como siempre. Pero no era él precisamente.

No mentía. Jamás podrías estropearme la noche. Siento haber sido tan dura contigo, me ha gustado verte. Buenas noches, Natalia.

Sonreí ante el mensaje y una sola palabra invadió mi mente antes de dormirme. Alba.

POV ALBA

¿Existía alguna forma de matar a alguien sin que te metiesen en prisión? Era lo único que podía pensar al ver salir a María del cubículo. Natalia acababa de irse del baño y yo me había quedado bastante shockeada. Entre el comentario de aquí mi amiga y mi glitch, no había podido pedirle perdón a Natalia por mi comportamiento. El empujón suave de María en mi hombro hizo que volviese a la tierra.

- ¿Se puede saber qué te pasa a ti? -pregunté molesta.

María me miró como si no hubiese roto un plato en su vida y levantó los hombros en señal de desinterés.

-Nada, no he dicho nada que no quisierais hacer las dos-contestó de forma despreocupada.

La miré atónita por lo que había dicho y la empujé hasta salir del baño para mezclarnos con la gente de nuevo.

Di un vistazo por toda la sala, sin darme cuenta estaba buscando a una persona en particular, pero no la encontré. ¿Se habría ido? Pensar que ya no estaba en el mismo sitio que yo me hacía estar un poco menos sonriente. Creo que tenía un problema.

- ¿Alba? -una voz conocida hizo girarme de golpe con una sonrisa.

Joan me miraba de forma tierna y me abrazó con cariño que no tardé en corresponder. Me ofreció una copa de vino y yo se la cogí encantada. Hoy era día para celebrar su éxito.

-Ha sido espectacular, Alba. Muchísimas gracias por esta noche, todo ha estado perfecto- me dio un beso en la sien- no esperaba menos de ti.

Yo sonreí agradecida por sus palabras. Hacía poco que nos conocíamos, pero había surgido una relación mucho más allá de lo profesional. Lo consideraba ya un gran amigo. Por eso, me alegraba el doble que le hubiese gustado mi trabajo.

- ¡Lo mejor para el mejor! -grité contenta y chocando su copa con la mía para brindar.

Él me sonrió y bebió.

-Alba, sé que hace poco que nos conocemos, pero te considero mi amiga.

Yo asentí para que siguiese, de repente vi un atisbo de timidez en su postura mientras carraspeaba. Era muy mono cuando quería.

-Hace un par de días recibí una súper buena noticia y quiero que seas la primera en saberlo.

Le miré expectante y le cogí la mano para que se sintiese seguro conmigo.

-Estoy nominado a los premios de mejor artista revelación- me dijo emocionado.

Yo abrí los ojos como una loca. Eso era lo mejor que podría desear un artista. Le abracé con fuerza.

- ¡Enhorabuena, Joan! ¡Es increíble, no me lo puedo creer! -dije todavía alucinada por la noticia, me alegraba mucho por él. Se lo merecía.

Él me sonrió y me frenó con la mano para que me calmase.

-Y...-intentó seguir, pero yo no podía dejarle terminar de la emoción.

- ¿Hay más cosas? -pregunté expectante.

Él me tapó la boca con la mano para seguir.

-Quiero que seas mi acompañante el día de la ceremonia de la entrega de premios.

Me quedé boquiabierta y con los ojos fuera de mis órbitas. Joan se rió de mí, pero fui incapaz de formular una palabra coherente en ese momento.

-No quiero que pienses que es en plan romántico o algo así, simplemente fuiste tú la primera en confiar en mi arte, cuando nadie me conocía, tú te fijaste en mí y me diste una oportunidad.

Yo le miré orgulloso, porque ya desde la primera vez que lo vi, supe que tenía talento.

-Lo supe desde el primer momento que vi tu obra-confesé emocionada.

Él me sonrió y me dio un último abrazo.

- ¡Vamos a celebrarlo! -propuse para rebajar tanta intensidad.

Tenemos que hablar // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora