Capítulo 13: La cena (II)

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POV ALBA

Estaba eligiendo el modelito de esta noche, llevaba más de media hora mirando en el armario y decidí que daba igual. No tenía nada para ir preparada para esta noche. Suspiré y me dije a mi misma que lo importante era la actitud. No sabía exactamente por qué había aceptado esta tortura. Me vestí bastante básica y fui a maquillarme. Los labios rojos siempre me daban poder. Me maquillé los ojos para resaltarlos más, sabía que eran mi punto fuerte y sonreí a mi reflejo para darme ánimos. Tú puedes, Alba.

Me despedí de María que me miraba desde la puerta del baño.

-Ve a por todas, cariño. Estás irresistible hoy.

Asentí en señal de respuesta a pesar de no saber a por qué o quién tenía que ir. Al salir vi a Isaac esperarme en el portal de enfrente y me sonrió tímido. Era un capullo, en menudo marrón me había metido.

Iba guapísimo y a pesar de tener todo lo nuestro superado, un sentimiento de nostalgia invadió mi mente al verlo. Le di un beso en la mejilla y un empujón al ver que se reía de la situación en la que nos habíamos metido.

-Te odio-dije subiendo al coche fingiendo molestia.

Él sonrió y encendió el motor del coche.

-Yo te quiero mucho-dijo para ablandarme.

-Me debes una-seguí insistiendo.

Él me cogió la mano mientras ponía el intermitente para salir.

-Te debo muchas.

Sonreí y quise pensar que hoy podríamos pasarlo hasta bien.

Llegamos al restaurante un poco tarde y vi que Isaac ya le sudaban las manos y la frente. Le cogí una mano y se la estreché antes de entrar por la puerta para darle confianza.

-No te agobies, todo irá bien-dije para tranquilizarle.

Él me sonrió más animado y yo desvié la mirada para buscar la mesa de sus compañeros. Ahí estaba ella, mirándome. Odiaba que me mirase de esa forma tan intensa y odiaba que mi cuerpo reaccionase así con su mirada.

No es tan importante, no la conoces como para ponerte nerviosa con su presencia y además está el pequeño detalle que le gusta a tu ex. Me obligué a desviar la mirada a sus compañeros y ayudó que ella ya había dejado de mirarme para mirar a su novio. Mikel, joder me había olvidado de ese detalle, también importante. Siempre me olvidaba de Mikel en mi pequeña lista de por qué era tan inapropiado que no dejase de pensar en ella. Suspiré para coger aire y sonreí a la mesa que estaba expectante mirando como llegábamos. Odiaba ser la última, odiaba ser el centro de atención.

Vi que Isaac titubeaba a la hora de sentarse y maldije que sólo quedasen dos asientos libres y uno fuese al lado de Natalia. Odiaba llegar tarde, joder. Acaricié a Isaac para que entendiera que ya iría yo y evitar el mal trago para él. Me senté y me di cuenta de que la que lo pasaría mal sería yo. Vi que Natalia me miraba sonriente, pero aparté la mirada para centrarme en los demás. Sería mucho más fácil así.

Llegaron los camareros y nos preguntaron la bebida, pedimos vino y nos dijeron que no tardarían en traer el menú que ya habíamos acordado. Hablé con todo el mundo menos con Natalia que me miraba confusa por la poca interacción. Pero estaba molesta. Estaba molesta con ella por lo que me provocaba, por lo que provocaba en Isaac y porque seguro que le salía de forma natural sin esforzarse. Le gustaba gustar, estaba convencida y estaba segura que me miraba con esa cara de cachorro sólo porque no estaba acostumbrada a que no le siguiesen el juego. Así que podía seguir mirándome como lo estaba haciendo hasta ahora porque  yo no cambiaría mi actitud con ella.

-Alba ¿cuándo podremos ir a ver otra exposición? -al escuchar esa voz me giré alertada. Mikel sacaba la cabeza sonriente por detrás de Natalia que me miraba asustada.

Intenté sonreírle de vuelta sin mirar a Natalia para poder concentrarme en la conversación.

-Pues no lo sé. La última ya visteis que fue un éxito. Pero la galería tendrá los mismos cuadros durante un tiempo para que todo el mundo que quiera tenga tiempo para verla.

Mikel asintió alegremente.

-Joan es muy bueno, ¿Verdad? -preguntó Mikel siguiendo la conversación.

Noté movimiento debajo de la mesa y vi que Natalia había empezado a mover la pierna de forma compulsiva. ¿Le ponía nerviosa que yo hablase con su novio?

Sonreí involuntariamente y pensé que torturarla un poquito más no estaría mal.

-Muchísimo, gran parte de la gente del otro día vino sólo por él- Natalia seguía moviendo la pierna a una velocidad desorbitada y pensé que sería un tic nervioso -Le he pedido que cuando tenga más cuadros los exponga otra vez en la galería.

Mikel sonrió orgulloso de su amigo.

-Entonces tendréis éxito seguro.

No podía concentrarme en la conversación con la vibración de la pierna de Natalia en mi silla y en un acto reflejo puse mi mano en su muslo para que dejase de moverse debajo del mantel.

Me arrepentí al instante de notar el contacto de su piel con la yema de mis dedos. Un calor abrumador subió hasta mi garganta ¿Por qué coño tenía que llevar falda? ¿Por qué no llevaba un estúpido pantalón como todo el mundo y así no tenía que tocar directamente su piel?

Mis ojos fueron directos a los suyos que me miraba de una forma que no podía descifrar. Deja de mirarme así, por favor. 

Tragué saliva, al menos había dejado de moverse.

Tenemos que hablar // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora