POV ALBA
- ¿Es esa? – preguntó María alterándome. Estaba tan concentrada mirando la escena que me asusté.
Asentí sin dejar de mirarla, lo estaba haciendo adrede. Creo que Isaac ya me daba igual y sólo quería devolvérsela a la niñata esa de quien ni siquiera sabía su nombre. Quería borrarle esa sonrisa estúpida de la boca.
- Es jodidamente atractiva - admitió María.
La miré con odio. Sí, lo era. Pero no necesitaba que mi amiga reafirmase la obviedad.
- Se lo tiene muy creído - espeté por pura rabia.
- Yo también me lo creería si fuese ella.
Pegué un empujón a María y se rio de mí.
- ¡Cállate ya!
- Creo que no ha dejado de mirarte en toda la noche - dijo algo más bajito para que sólo lo escuchara yo.
- ¿Qué dices? - la miré extrañada.
- Pues eso, te mira mucho. Y creo que de forma obscena.
La miré abriendo los ojos y ella se rio.
- Estás tonta - por un momento me lo creí y me puse nerviosa.
-Te lo digo yo, ésta tiene de hetera lo mismo que nosotras dos - dijo mientras iba a por otra cerveza.
Sonreí de las tonterías que decía María y vi que Isaac venía a hablar conmigo.
- Guapa, yo me tengo que ir ya.
Le sonreí, al final me había gustado que hubiese venido.
- No me habías dicho que tu enamorada tenía pareja - no sabía porqué había sacado el tema.
Él me miró sorprendido y negó con la cabeza.
- No lo sabía - admitió triste - aunque no me siento cómodo hablando de esto contigo.
- En realidad yo tampoco, perdona.
Le di un beso en la mejilla y nos despedimos. Todo era tan raro con él. Supongo que con el tiempo volveríamos a ser amigos.
A los veinte minutos ya casi no quedaba gente y junto con María, Pablo y Joan decidimos cerrar e ir al garito en el que María iba a hacer de dj esta noche. Por suerte, no había rastro de la morena. Se habría ido sin despedirse. Me regañé a mi misma por siquiera pensar en ello y salimos de la galería.
- He invitado a un amigo mío y a su novia, te van a caer muy bien. Ya lo verás - me dijo Joan sonriendo.
Le sonreí de vuelta, la verdad es que Joan era un amor de persona, le conocía desde hacía muy poco, pero habíamos congeniado tan bien que parecíamos amigos de toda la vida.
- ¡Cuantos más mejor! - gritó María saltando por la calle. Definitivamente todos estábamos un poco alegres por el alcohol y por el éxito de la exposición.
Llegamos al garito y se me cayó el alma a los pies cuando la vi. María me dio un golpe en el codo para hacerme una señal, como si no lo hubiese visto ya. Joan se acercó y cogió por el cuello amistosamente al chico y lo trajo hacia nosotras.
- Chicas éste es Mikel - el chico saludó algo tímido - y esta Natalia. - Natalia. Se llama Natalia.
Natalia se acercó y me dio dos besos, yo me quedé petrificada. Tenerla tan cerca me ponía nerviosa. Era una situación que jamás habría podido imaginar. Qué ironía. María me miró interrogativa y se acercó a ella para darle dos besos también.
Mikel no era mucho más alto que Natalia, pero si le pasaba unos centímetros. Tenía los ojos de un color grisáceo y una sonrisa muy bonita. Perfecto, la pareja ideal.
- Encantada - dijo Natalia sonriendo sin apartar la vista de mí. Deja de mirarme así.
Entramos al garito y María y Pablo se despidieron de nosotras para ir a prepararse. Fuimos a la barra y los cuatro pedimos una bebida. Decidimos ir a primera fila para hacer compañía a la parejita.
Yo no me separaba de Joan por miedo a tener más contacto con Natalia, me intimidaba. Empezamos a hablar y por fin pude distraerme de ella. Joan era una persona súper interesante y me parecía bastante atractivo. Tenía una sonrisa muy bonita.
María y Pablo aparecieron en el escenario y nosotros y alguien más entre el público gritó dándoles la bienvenida.
Empezaron a poner música de mamarracheo y todo el mundo empezó a bailar. Joan me cogió de la mano y empezamos a bailar pegados. El alcohol hacía que mi vergüenza desapareciese y bailase sin pudor. Noté una mirada clavada a mi espalda y sin tener que girarme ya sabía de quién era.
Me giré al ritmo de la música y poniéndome de espaldas a Joan empecé a bailar la canción de trap que había puesto María. Sonreí al notar las manos de Joan temblorosas en mi cintura. Mi mirada se clavó en la de Natalia que bailaba con Mikel de forma provocativa, pero no apartaba la mirada de mí.
Esto era surrealista. No sé si por culpa del alcohol o por qué, pero dejé de bailar con Joan para bailar para Natalia, me miraba de una forma intensa y con un brillo en los ojos que me dejaba sin aliento y dejé mi mente fluir. Estaba en una especie de trance cuando noté las manos de Joan moverse y volví a la realidad. Me disculpé con todos y fui al baño. ¿Qué acababa de pasar?
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Tenemos que hablar // Albalia
Fiksi Penggemar-Tenemos que hablar-dijo con un tono tan serio que hizo que me girase de golpe. No parecía nada bueno. Se lo noté en la cara. Analizándolo, llevábamos saliendo cuatro años y medio y últimamente habíamos entrado en una relación aburrida y monótona, q...