Capítulo 4: NATALIA

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- ¿Qué cojones? -pregunté en voz alta a la nada en medio del callejón ya completamente sola. De lo desubicada que me había dejado su declaración no había visto ni cómo se había ido de allí.

Creo que era la situación más surrealista que había vivido jamás.

Todo había empezado esta mañana cuando había salido a por tabaco poco después de entrar a trabajar a la oficina. Estaba agobiada con la reunión que teníamos por la tarde y no me quedaba nada de tabaco para aliviar mis nervios. 

Iba con prisa como siempre, pero a mitad de camino tuve una sensación extraña. Como si alguien me estuviese siguiendo. No sabría cómo explicarlo, pero estaba inquieta. El ruido de unos pasos cercanos hizo que me girase para comprobar mi teoría, pero detrás de mí sólo vi a una chica bajita rubia que miraba su móvil. Seguí adelante ya más tranquila, hasta llegar a mi ansiado destino. Esa reunión era demasiado importante para la empresa como para cagarla.

En el estanco volví a ver a la misma chica, supuse que habíamos hecho el mismo camino para llegar allí y le sonreí más relajada. Estaba demasiado paranoica. Pero esta tarde, después de despedirme de Isaac que se había quedado conmigo repasando los últimos informes de la reunión, me había pasado lo mismo. La misma puta sensación de agobio, de ser observada, el ruido de los pasos justo detrás de mí, siguiendo de cerca mis movimientos.

Colgué a Mikel para prestar más atención a la situación. Definitivamente alguien me estaba siguiendo. Me giré disimuladamente y ahí estaba la misma chica detrás de mí. Esto no podía ser casualidad. Si me estaba siguiendo lo hacía como el culo. Aunque su complexión y estatura hicieron que no me preocupase de mi integridad física, a pesar de no saber por qué coño me estaba siguiendo.

En el algún momento de mi reflexión caí en lo que me acababa de decir.

¿Isaac, mi compañero de trabajo? Cogí el teléfono y marqué su número.

- ¿Natalia? -preguntó él confuso, normalmente no lo llamaba fuera del horario de trabajo. Era bastante estricta con eso, no me gustaba molestar a mis empleados. Pero hoy era una excepción - ¿Pasa algo con los informes?

Yo suspiré nerviosa intentando ordenar las palabras para que sonase menos agresivo.

-Isaac va a sonar raro...-no sabía cómo preguntarle o qué preguntarle sinceramente - emm... ¿lo has dejado con tu novia?

Isaac carraspeó nervioso, supongo que no esperaba una pregunta tan personal de su jefa.

-Pues...sí, ayer ¿por? - preguntó totalmente perdido.

Estuve varios segundos pensando cómo plantear el tema sin hacer la situación más incómoda de lo que ya era.

-No sé cómo decirte esto, pero creo que tu novia cree que estamos liados.

Esperaba oír una carcajada, una burla, algo; pero Isaac sólo resopló.

-Mañana hablamos.

Y me colgó. Como si tuviese alguna estúpida explicación que yo no era capaz de entender.

Estas tonterías no me gustaban un pelo. Las gilipolleces entre parejas que las resolviesen entre ellos, a mí que me dejasen fuera. Mañana tendría que tener una charla con Isaac. Isaac llevaba trabajando conmigo desde hacía dos años. Desde que yo había cogido el relevo de mi padre en la empresa. 

Jamás había tenido ningún problema con él, pero tampoco había tenido una relación fuera de lo estrictamente profesional. Me pregunté qué habría hecho pensar a esa pobre chica que tenía un lío con su novio, bueno ex. Intenté recordar si conocía a esa chica rubia de algún otro día, pero estaba convencida de que jamás la había visto hasta hoy. Me acordaría.

Volví a coger el móvil, pero para llamar a Mikel.

-Me ha pasado algo súper raro, tío.

Él se reía sin parar al escuchar la situación y yo cada vez estaba más cabreada. Esa tía era una puta paranoica. Encima me había dejado con la palabra en la boca.

-Es que te lo he dicho, a veces eres demasiado cariñosa con tus amigos y se malinterpreta - soltó Mikel. Fruncí el ceño ante ese comentario para no decirle que se fuese a la mierda.

- La loca es ella, que me sigue. Además, si lo han dejado qué más le da. Qué relación más tóxica por dios.

Oí a Mikel suspirar. Sabía perfectamente que yo odiaba una relación así, la dependencia en una pareja nunca es buena. Antes de que me respondiera sabía lo que me iba a decir.

-Para ti es muy fácil, eres la persona menos dependiente del mundo. Al resto del mundo a veces le cuesta dejar espacio a la persona que quiere y hace locuras - carraspeé incómoda, este tema era algo complicado entre nosotros - sí, ya sé, tú prefieres las relaciones abiertas, más sanas - dijo con rintintín.

-No puedes justificar algo así Mikel, los celos nunca son buenos - dije convencida.

Con la excusa de llegar a casa colgué. Sabía perfectamente que estábamos en puntos diferentes de la relación desde hacía mucho tiempo, pero él se mantenía firme en seguir conmigo a pesar de no darle lo que él quería.

Suspiré. Por un momento me vino a la mente la cara de esa chica rubia. Lástima, era muy mona. Ojos grandes, mirada intensa, hasta cabreada me había parecido guapa.

Tenemos que hablar // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora