26: Dulces Coqueteos

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Fred se encontraba junto a Serjay en los vestidores, el rubio había sido liberado de su pequeño encierro con Brown y terminó siendo encontrado por el hombre ruso al ir a cambiarse y desde luego que este no desaprovecharía la oportunidad de estar con su amado.

- Dime ¿Qué hacías con Brown? No me digas que… estas seduciéndolo ¡¿me estás engañando?!

- ¡Cállate! No digas tonterías solo es que ese tipo es igual de desagradable que tu

- Por eso mismo lo digo, tu me odiabas al principio y míranos ahora

- Eso es diferente… ¡el caso es que no estés jodiendo!

- Esta bien, pero te estaré observando, solo recuerdalo

- Si lo que digas

- Bueno el turno ya acabó ¿Quieres ir a algún lado?

- Parece una buena idea, además Dan parece estar ocupado, así que no tengo nada más que hacer esta tarde

- ¿A dónde quieres ir?

- ¿Dónde quieres llevarme?

- Pues... a mi cama hermoso

- ¡Serjay! – el encapuchado procedió a darle un puñetazo en el hombro a su acompañante

- ¿Qué? Ya sabes que soy sincero – el hombre comenzó a reírse mientras se sobaba la zona donde había sido golpeado, le encantaba molestar al rubio con ese tipo de comentarios indecentes

- Mejor iré con Moussa el debe tener algo más interesante que decir – dicho esto se acercó hacia la puerta del vestidor

- Ni si quiera lo pienses – el hombre sujeto del brazo al más bajo impidiendo que abriera la puerta

- ¿Por qué lo dices? ¿Te molesta eso?

- Tu y el se llevaron mal al principio… y ahora son grandes amigos, otra razón para dudar sobre lo de Brown ¿es alguna clase de estrategia?

- Son imaginaciones tuyas, no sabía que eras tan inseguro – Fred se acercó hacia Serjay para acomodar el cuello del uniforme de este, dedicándole una sonrisa coqueta

- Tonterías… vámonos ya - Serjay apartó las manos del rubio

- Como gustes guapo

Ambos hombres caminaron hacia la armería para dejar sus armas y poder marcharse del lugar juntos, Fred decidió retirarse la capucha mostrándole el rostro a su acompañante, aprovechando que ya se encontraban fuera de comisaría.

- Así me gusta, me encanta ver ese rostro tan hermoso – el ruso posó su mano en la cabeza del rubio para jugar con su cabello mientras iban caminando

- Detente me despeinas

- No puedo evitarlo me gustas demasiado

- Siempre me lo dices

- Para que nunca lo olvides

El rostro de Fred se teñía ligeramente de un tono rojizo, le avergonzaba las actitudes que el ruso mostraba con el, desde luego trataba de ocultarlo desviando la vista, a pesar de ello Serjay se percataba de sus gestos, aguantándose las ganas de seguir molestándolo con cursilerías.


Horacio se hallaba junto al hombre de rastas en un pequeño puesto de comida, este último se dedicaba a relatarle anécdotas que ha vivido tanto en la organización como en su vida diaria, el de cresta sólo sonreía y escuchaba atentamente.

- Debiste ver la cara del tipo ese cuando le eche la culpa de haber provocado mi caída, menudo hijo de puta

- Pero ¿no te lastimaste?

- Solo fue un golpe, no fue para tanto al menos no estaba del todo consciente de lo que hacía, además valió la pena

- Entiendo pero aún así es peligroso… imagina que te capturan y averiguan quien eres en realidad

- Eso no va a pasar, no podrán atraparme tan fácilmente

- Por favor no hagas eso… te arriesgas demasiado

- ¿Te preocupas por mi Horacio?

- ¡Claro! Dime ¿Tu también te preocupas por mi?

- Desde luego – el hombre rodeo a Horacio con su brazo, acercándolo hacia el – tu y yo a partir de ahora somos una pareja, yo daré todo por ti, de igual forma espero contar contigo

- No hay problema – Horacio estaba nervioso, tenía que sonar convincente para ese tipo

- Horacio – el hombre procedió a besar la frente del chico – así me gusta, eres lindo Horacio

- Agradezco tus palabras… sabes que decirme para subir mis ánimos

- Oye mañana hay reunión debes venir

- Creo… que a los demás no les agrado

- Tranquilo yo me encargo de todo ¿de acuerdo?

- Si tu me lo dices… entonces no hay porque preocuparme, confío en ti

La pareja se retiró del pequeño puesto y caminaron hasta garaje central, en donde se detuvieron un momento para hablar.

- Debo irme tengo negocios que atender ¿quieres que te acompañe a casa? – comentó el tipo de rastas

- Descuida voy al encuentro de mi amigo Gustabo

- Ah el tipo ese, esta bien entonces nos vemos mañana

- Si hasta luego

La pareja se despidió con un pequeño beso, Horacio se encaminó hacia su hogar, ya quería ir con Gustabo y contarle sobre lo sucedido con Gringo, no sabía hasta dónde sería capaz de llegar con aquel hombre, pero tenía que intentar ser de su completa confianza, necesitaba adueñarse de su corazón, convertirse en lo más importante para él.

En la mente del mafioso este solo pensaba en que había logrado por fin tener una relación con aquel hombre de cresta, Horacio era una persona que había llamado bastante su atención, no entendía la razón exacta pero definitivamente lo quería a su lado.

Sería paciente con el, trataría de ir despacio en la relación, pues no tenía prisa en llevárselo a la cama, el chico parecía bastante inocente así que no quería acabar con esa inocencia sería un desperdicio.

En cuanto a lo relacionado con la mafia pues ya hablaría con Nadando y Xiaomi, además de que ya habían ciertos planes tanto para Horacio como para Gustabo dentro de la organización, ellos serian informados de ello al día siguiente en su reunión, esta decisión sería una oportunidad para tener a Horacio más cerca de el, de forma constante.

Continuará...

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