❝ homofobia ❞ [Kooktae]

DIECIOCHO

Antes de leer.
Disculpen si este capítulo te sale antes del capítulo diecisiete, es un error de wattpad.

Jungkook recorrió el hermoso cuerpo de Taehyung con sus manos, mientras seguía besando su boca. No era la primera vez que se acariciaban de esa manera, pero se sentía nervioso, se sentía de un manera diferente. Taehyung lo miró a los ojos, sonriéndole un poquito, volviendo a abrazarse de su cuello, enrollando sus piernas en el cuerpo de Jungkook.

Sabían lo que iba a pasar esa noche, y ninguno quiso detenerlo. ¿Por qué lo harían? ¿Quién en su sano juicio abandonaría tal momento?

El pelinegro metió sus manos en la playera de Taehyung, acariciado toda su espalda, sin dejar de besar su cuello. Sintió su miembro duro cuando escuchó un pequeño gemido del menor, que comenzaba a mover sus caderas ligeramente. Con un poco de pesadez, se levantó con Taehyung aún abrazado de él, dejándolo en la cama, subiendo encima evitando soltar todo su peso para no lastimarlo.

Sus labios se chocaban de manera sincronizada, de manera sensual y erótica. Mientras seguían tocándose, mandando miles de sensaciones a sus excitados cuerpos, que deseaban más contacto del otro. Jungkook chocó su entrepierna en el trasero del contrario, gimiendo un poco.

Levantó su vista, separando sus labios por un momento.

Ambos se miraron, con aquella chispa en sus ojos. Ambos podían ver destellos en sus miradas, fuegos artificiales, estrellas o la galaxia entera, ese era su momento, donde solo eran ellos solos, encerrados en esa habitación iluminada. No había nadie más, nadie que los pudiese interrumpir, nadie que pudiese arruinar aquel bello momento que estaban viviendo. Después de asegurarse de ponerle el seguro a la puerta, Jungkook regresó a donde su amado esperaba, ansioso por más besos y caricias.

— Tu...¿quieres...?— preguntó Jungkook, mirándolo a los ojos. Taehyung se levantó un poco, poniendo una mano en la mejilla contraria, acariciando su labio roto, y el pequeño moretón de su pómulo.

— No hay otra cosa que desee más en este momento, amor... ¿lo quieres intentar?— le contestó, acercándose un poco a los rosados labios húmedos, dejando un poco de espacio, dándole a entender a Jungkook que podía acercarse o alejarse, pero el pelinegro no esperó un segundo más, y lo pegó a su cuerpo, besándole ferozmente.

Oh dios, ¿cómo podía sentirse tan bien? Había soñado muchas veces con ese momento, ya saben, a los dieciocho años las hormonas enloquecen. Se sentía tan bello, tan excitante, dejando a un lado todas esas fantasías que se creaban en su cabeza, y los miles de escenarios en los que quisiera estar con Taehyung. Quería reclamar el delgado cuerpo de Taehyung, quería tenerlo, tocarlo y besarlo, marcarlo hasta que sus labios y aroma queden impregnados en el. Amaba tocar esos labios hermosos, amaba como se sentía besarlos, su sabor, su textura, todo le encantaba.

Taehyung le encantaba.

Por su parte, Taehyung solo quería que su cuerpo sea marcado por Jungkook, quería que lo besar, que lo tocara, que marcase su cuerpo y alma, como nunca nadie lo había hecho. Besaba los labios cereza, cuidadosamente para no lastimarle la herida. Quería eliminar todo el rastro de los besos que alguna vez le dieron. Sonaba egoísta, si decía que quería ser el único dueño de aquellos labios, no le pertenecían a Soohyun, ni a nadie más, eran de él, y por su puesto, los suyos eran de Jungkook.

Pero ya no tenían de que preocuparse. El privilegio de tener sus labios solo era de Taehyung, tanto como Jungkook era dueño de los suyos,

La mano de Jungkook acariciaba con parsimonia la cintura de Taehyung, acabando en su cadera, apretando un poco. Sintió como la mano del pelirrojo se abría paso en su playera, acariciando con sus finos dedos su duro abdomen. Era mentira si decía que Taehyung no le excitaba, mentiría sobre todo eso, Taehyung podía sería la persona más tierna de todas, pero en la intimidad, le sorprendía lo tan atrevido y experto que era, también lo hacía sentir envidioso, pero no era momento para pensar en esas cosas,