Capítulo 26

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Valencia, Murcia, Málaga y Oviedo son las ciudades que he podido pisar en el intervalo referido a tiempo que separa el concierto de Barcelona.

Hoy vamos de camino A Coruña, la ciudad que me abrió los brazos cuando era un adolescente rebelde que quería comerse el mundo a bocados. Donde aprendí que la vida es más jodida de lo que yo me pensaba.

Guardo cariño inmenso a esta ciudad, pues es donde aprendí a volar y saborear la independencia de primera mano antes de recorrer ciudades como Barcelona y Madrid, donde he vivido durante mucho tiempo. Lo sé, soy extremadamente viejo y me gusta recordarlo.

Vamos en la furgo entonando clásicos a grito pelado. Recorremos temazos. Incluso hacemos pequeñas paradas para estirar las piernas o mear. Para qué negar lo evidente. Incluso nos hacemos bromas.

En cuanto a lo referido a Aitana, que sé que os morís de ganas por saberlo, no volvimos a vernos. Mi apretada agenda no era tan compatible con la suya y se nos hacía completamente imposible buscar una ciudad en la que vernos. Por no hablar de que cada vez se me hacía más complicado estar en el momento de la despedida. Le quedaban tan sólo dos días en España y yo no podía hacer nada. No podía cambiar una sola fecha. Eso supondría una desilusión por parte de mis seguidores y no estoy por la labor de jugar con sus sentimientos, por ellos soy quien soy. Y sí, seguimos en nuestro plan de ser amigos con derecho, ni siquiera hemos tenido el valor de hablar después de habernos dicho que nos amábamos mirándonos a los ojos después de follar como animales. Bueno, follar... Ese día había cambiado el chip, pues jamás en la  vida he experimentado una noche como la de aquel día.

-Cepeda, tío, ¿ya vuelves a pensar en Aitana? -Rubén me devuelve a la normalidad.

-No... Bueno sí. -Me disculpo.

-Es que tío, te tiene por las nubes esa mujer... -Ríe Iván.

-Chema... Una cosa... ¿Puedo hablar contigo?

-Claro.

Me cambio de sitio con Ramón poniéndome detrás de todo con Chema. Los demás disimulan hablando entre sí.

-Verás... -Concluyo. -Aitana se va en dos días a Latinoamérica...

-Ajá...

-No hay conciertos hasta el lunes... Y he pensado en irme hasta Madrid a pasar con ella estos últimos días... -Lo miro.

-Cepeda... Te necesito al 100%... -Me mira. -Y sé que después de que se vaya no lo vas a estar, igual que siento que en estos días que no la ves, tu energía se disipa... El público no quiere eso, quiere vivirte, Luis. Si para ello supone que tienes que volverte a Madrid, a partir de hoy, cuando finalices este concierto, me comprometo a volver contigo. Te pasas el tiempo que necesites con ella para despedirte y vuelves con las pilas cargadas, ¿entendido? -Me sonríe poniéndome la mano en el hombro.

-Entendido... -Sonrío. -Gracias... -Lo abrazo.

-No me las des. Mi trabajo es cuidar de tu carrera, pero también de ti. Y ahora disfruta, ¿eh?

(...)

Llegamos sobre las once de la mañana. Tampoco es que exista mucha distancia entre Oviedo y A Coruña. En cuanto pongo los pies sobre el suelo, respiro profundamente, me relleno de olor a mar y me siento en casa. Ahora sí. Estoy en casa.

-Creo que necesito dar un paseo por el puerto. Si me disculpáis... -Admito. Todos asienten. Ellos se van a tomar un colacao mientras yo me voy al puerto.

Con la chaqueta puesta y una bufanda comienzo a caminar por la calle. La gente me para para dedicarme palabras preciosas y pedirme una foto o darme abrazos. Adoro esos momentos. Cada contacto con la gente que me apoya es regeneración para mí en su máximo esplendor.

ME DA IGUAL (AITEDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora