Capítulo 10: La cita.
Anne.—¡No mires, tragamocos!—Grité enfadada mientras le daba un leve golpe en la nuca, viendo como se reia con fiabilidad.
Se acomoda el lazo azul marino a la cabeza e intenta buscar mi rostro, lo coge delicadamente con las manos y da un pequeño tembleque al haberse tropezado con una pequeña piedra de, suelo,—Shirley, más te vale que me lleves a un lugar seguro después de esto. Me duelen los pies.
—Eres un quejica.
—Y tú una mandona.
Tapo mi boca con falsa indignación, pero recuerdo que no me puede ver y mi vergüenza crece. Lo cojo del brazo y lo tiro para un lado ignorando sus quejidos.
—Venga que ya estamos...—Suspiró hastiada. Esto de tirar de una persona que pesa el doble es bastante difícil, no lo recomiendo. Al fin veo la casita de madera que hay entre los árboles y salto de alegría acercándome por detrás de Gilbert y le hablo,—¿Listo?
—¡Sí! Dios sácame ya esto.—Ruega.
Yo le suelto el nudo de detrás de la cabeza y veo como abre sus ojos despejadamente, y una sonrisa brillante se muestra en sus labios. Se relame y me mira de soslayo,—¿Hiciste tu todo esto?
Asiento y le sonrío. El me envuelve en sus brazos dándome el mejor abrazo que podría pedir esparciendo besos por todo mi rostro.
Después de abrazarlo un rato más l cojo de la mano y tiro de él hacia la cabaña. Abro con cuidado y enciendo la luz, creando un ambiente cómodo y cálido. En el suelo hay varias mantas con colchones y cojines, y al lado un cassette de música, con varias canciones para escuchar, y una radio al lado que nos serviría para hacer tonterías con ella.
Me siento y saco mi mochila con la comida mientras me tapo con una mantita y me apoyo en un cojín. El se pone a mi lado acurrucándose con la manta y me da un beso en la mejilla,—Me encanta lo que has hecho. Es muy acogedor.
Yo le enredo mi mano en sus rizos y le hago un masaje, todo esta tan tranquilo que me gustaría quedarme allí para toda la vida. El suspira y cierra los ojos, y veo que un rasgo de tristeza cruza su faz.
—¿Que pasa?
El niega y abre los ojos mirándome con una intensidad yacente de sus Ámbar.—No entiendo por que me perdonas... Soy un caso perdido.
—¿Por que dices eso?
—Por que durante toda mi vida he sido un capullo que trataba mal a las mujeres con su experiencia personal. Pensé que todas eran como Margareth; víboras que se aprovechan de la fama y status social del hombre. Pero de repente llegas tú y cambias todo, y yo solo te doy disgustos y...—Siento como su voz se rompe y aunq ir tengo los ojos cerrados estes empiezan a humedecerse.—...soy horrible. Y tú eres... No sé, Anne, nunca he conocido a alguien como tú como para poder catalogarte con una estúpida etiqueta, simplemente eres tú. Anne.
No puedo evitar derramar alguna que otra lagrima rebelde, este chico piensa que lo tengo todo controlado con él aún sin saber que me vuelve mas loca cuando habla. Nunca lo había visto tan vulnerable desde la muerte de Winifred.
—N-no te preocupes...—Susurré. Mi cabeza empezó a armar varias nuevas conversaciones para sacar ese tema de mi cabeza, y solo se me ocurrió la más estúpida,—Oye, dentro de dos semanas es tu cumple, ¿no?
—Sí.
Y era verdad, Gilbert cumpliría el 17 de noviembre sus ansiados 20. Le di un beso en la coronilla y le sonreí al ver cómo abría sus ojos tímidamente,—¿Que vas a querer?
—¿Puedo adelantar mi regalo?—Preguntó con una cara pilla,—Es que yo tenía otra sorpresa y eso...
Me sorprendí pero asentí sonriente y me separé para sentarme frente a él. Se reincorporó y sacó una cajita de terciopelo azul marino. La abrió lentamente pero solo para el y yo no pude ver lo que contenía dentro,—Este iba a ser mi regalo para cuando terminase nuestra cita de aniversario... Esa en la que me porté como un imbecil. La idea era darte esto cuando la cita terminase y pero todo se revolvió y nunca hubo un final feliz, así que aprovecho para dártela hoy.
Sacó de la caja una pulsera plateada con una "A" únida a un dije de una zanahoria y una "G" unida a otro dije de un libro.
« Si esto fuese una historia de wattpad posiblemente hubiese comentado: "Entendí esa referencia😎"»
Ignoré a mi conciencia y me acerqué para contemplar la pulsera y dejé que Gilbert la colocara en mi muñeca. Sonreí embobada y le di un beso en la comisura de los labios.
—¿Pero no decías que te tenía que dar un regalo?
—Ah si, hablando de eso... Solo quería decirte brevemente esto... Joder, no se como empezar, debí coger un guión o algo...—Suspiró intranquilo y me miró a los ojos,—Bueno, empezaré por el principio.
« 👁👄👁 ¿En serio? Pensé que empezaría por el final »
« Ajá, Blythe. Y yo como por la boca. »
—Desde que te conocí siempre me llamaste la atención, no se hasta que punto, pero bastante. Eres inteligente, agradable, preciosa, única... Podría seguir pero es que diría algo mal y la cagaría y tendríamos que... bueno, sigo. Lo que siento por ti es más grande cada vez, y se que las palabras con gran significado te las piensas mucho, pero creo que estoy lo suficientemente listo como para entender de que me he enamorado irreversiblemente de ti, Anne Shirley, y solo tú tienes el poder de hacerme verdaderamente feliz. No se muchas cosas, pero lo que sí sé es que no hay vuelta atrás para no enamorarme de ti, o que me encanta estar contigo, o que simplemente quiero que seas mi novia.
No esperé más que me lancé para probar sus labios de nuevo. Y sí, comprobé lo innegable, mi ahora novio estaba contaminado por mis labios con sabor a cereza.
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𝐂𝐇𝐄𝐑𝐑𝐘 𝐅𝐋𝐀𝐕𝐎𝐑 | awae
Lãng mạnGilbert Blythe, conocido en todo el país, hijo del famoso John Blythe creador de Blythe's Entertainment, y gran mujeriego en su instituto. Ese chico que ha roto más corazones que platos, siempre ha sido arrogante y geocéntrico hasta que una pelirroj...