capítulo tres: lo siento, pero no.

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el brillo del sol inundó mis ojos, haciéndome despertar con un horrible dolor de cabeza, me senté en la cama, frotando mis ojos y asiqmilando lo qué había a mi alrededor.
no estaba en mi habitación, ni mucho menos en mi pequeño departamento.

miré alrededor, viendo todo perfectamente acomodado y el gran ventanal qué daba afuera mostrando un gran paisaje, sorprendida intenté recordar que había pasado ayer, lo último que mi mente me daba era el saber qué estaba en el bar con los chicos y luego... me besé con chris, eso es lo último que recuerdo.

suspiré pensando en todo lo que pudo haber pasado, pero mi cabeza dolía demasiado, me dispuse a levantarme, cuándo vi una pequeña hoja de papel en la mesa de luz, la agarré y leí lo que contenía.

"iré a correr, si despiertas antes de qué venga, quédate tengo que hablar contigo. ah, te dejé pastillas en la cocina.— Chris "

me sorprendí y dejé la nota en el lugar dónde estaba, me levanté de la cama, sintiendo el frío piso bajo mis pies, miré alrededor y vi dos puertas, me dirigí hacia una y la abrí, encontrándome con un baño bastante espacioso y con una decoración maravillosa.

levanté mis cejas y entré, seguro mi cara era un asco así que al menos aquí me podría mojar un poco la cara y refrescarme. eso hice, pero cuándo me miré en el espejo me di cuenta de qué no llevaba mi vestido, si no una camisa de hombre color azul oscuro, con un dibujo de un León en el medio, ¿de quién era esto?¿de chris?¿me habrá visto desnuda? ¡mierda!, ¿qué pasó?

salí del baño y me abrí paso a la otra puerta, viendo la nueva habitación, el living. un aroma delicioso inundó mis fosas nasales, lo cuál hizo qué me estomago rugiera un poco, caminé hacia la puerta más alejada que había, aunque no había puerta, solo una división de lugar.

entré y con cuidado registre el lugar con mis ojos, encontrándome con una espalda desnuda. me tomé el tiempo de admirar un poco mis vistas antes de carraspear un poco y llamar la atención de Chris.

— oh, buenos días — me dedicó una pequeña sonrisa y vi cómo sirvió un poco de huevos revueltos en dos platos — el desayuno está listo.

me acerqué y me senté en una silla, para mirar mi plato, el cuál tenía los huevos revueltos tres tiritas de beicon y dos tostadas al lado.

— ¿mantequilla o mermelada? — escuché la voz de chris el cuál me estaba al lado de la nevera viendo lo qué había dentro.

— mermelada está bien — el asintió y sacó la mermelada, me lo puso al lado y me sirvió en un vaso jugo de naranja, se ve que el lo había exprimido ya que había pequeñas partes de la pulpa de la fruta.

el se sienta en la otra silla, comenzando a comer tranquilamente, yo lo miro unos segundos y comienzo a hacer lo mismo. las preguntas inundan mi mente rápidamente, lo miro y carraspeo, llamando su atención.

— ¿puedo preguntarte algo? — digo mientras el asiente y toma un poco de jugo — ayer, ¿qué pasó exactamente? se qué terminé ebria pero luego no recuerdo mucho...

el dejó el vaso al lado de su plato y proceso sus palabras, para luego hablarme con un tono tranquilo.

— aparte de que vomitaste mi alfombra y parte de tu vestido, no pasó nada en particular — llevó el tenedor con un poco de beicon a su boca y yo lo miré, frunciendo el ceño, pensando en lo que me acababa de decir.

— pe- espera.... ¿v-vomité tu alfombra? — sorprendida casi gritando lo miré, el soltó una pequeña carcajada y yo solo podía pensar en cuánto debería costar esa alfombra, tal vez mi sueldo no puedo ni cubrir el 20% de eso.

𝘁𝘂́ 𝗰𝘂𝗹𝗽𝗮. (𝖼𝗁𝗋𝗂𝗌 𝖾𝗏𝖺𝗇𝗌 𝗒 𝗍𝗎)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora