Capítulo 23: Jocker

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Los meses posteriores viajé a casa para visitar a mi familia, en esa ocasión coincidió que el Fray Palomares se presentara para el desayuno.

Así que cuando entré con mis maletas, mis padres, Palomares y mis hermanos estaban en la sala, todos sentados en media luna en cada sillón. Los saludo y subo rápidamente mis maletas a mi habitación para desempacarlas más tarde.

Cuando bajo al comedor, la mesa ya está puesta y todos están dando las gracias para bendecir la comida, así que me siento en silencio al lado de mi madre.

El ambiente se sentía bastante agradable, Hugo aún llevaba puesta la pijama gris de tiburones que usa para dormir; Danielle se ha bañado muy temprano y está más arreglada que yo, pero llevando puestas sus pantuflas de panditas que meneaba por debajo de la mesa del comedor; mi madre y mi padre son quizás los más formales a estas horas, ya que ambos han planchado su ropa y perfumado para desayunar. 

¿Cómo te sienta vivir fuera de casa hijo, qué tanto has conocido la ciudad?-Me cuestiona el Fray Palomares.

Me ha hecho valorar más los momentos en familia, así como los pequeños detalles que tenía mi madre conmigo cuando estaba en el instituto. No es tan malo vivir solo, pero prefiero pasar tiempo en familia.-Le respondo mientras tomo el jugo de naranja que nos ha preparado mi madre.

Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que nos vimos, recuerdo que fue antes de la graduación, pero pareciera que tantos años no han pasado tan de prisa, estabas más joven y con otras ideas que quizás ahora ignoras.-Me responde Palomares llevando mi mente a los recuerdos de ese entonces, como si al mencionarlo automáticamente se reflejaran esas imágenes en mis ojos.

El Fray fue hace unas semanas a la ciudad a una convención entre parroquias, cuando tuvo un tiempo libre me pidió tu número para reunirse contigo después de la escuela, pero lo curioso fue que me comentó que no pudo encontrarse contigo-Me responde mi padre buscando una explicación mía.

Y dentro de mí recuerdo perfectamente que en esa ocasión había sido la ceremonia de alumnos sobresalientes en la universidad de Alex, cuando estaba sentado en los asientos del auditorio recibí la llamada de Palomares quien me pedía que nos viéramos en alguna cafetería de la ciudad para poder platicar todo lo que había hecho desde mi llegada a la ciudad, así como escuchar las nuevas hazañas que él habría logrado. Estando en un evento que resultaba demasiado significante para Alex decidí cancelar mi reencuentro con Palomares, pensaba que en otra oportunidad podría visitarlo, pero no surgiría otra fecha de celebración para Alex, fue por eso que hasta ahora pude verlo nuevamente. Pero quizás el problema era que mis padres no sabían de dicho evento.

¿Fue la misma fecha cuando me dijiste que irías a recoger a una amiga?-Me cuestiona mi madre un poco sorprendida.

Es intrigante que a pesar de no hacer las cosas como normalmente las hubiese hecho, a pesar de ello mi madre no estaba molesta. Ella nunca tuvo un carácter agresivo conmigo, todo lo contrario, era más noble de lo que aparentaba. Siempre hacía lo posible porque yo cumpliera mis sueños, porque hiciera las cosas a mi modo, pero siempre buscando el bien en mis actos.

¿Alex, cierto? Así se llamaba la niña-Me cuestiona nuevamente mi madre.

Sé que muy probablemente ella ya intuía el significado que tenía ese nombre en mí, pero quizás la única preocupación que la aquejaba era la intriga de saber si esa persona era realmente alguien que me haría bien.

Y sin disimulo, Palomares voltea a verme sorprendido de escuchar nuevamente ese nombre, como si con la mirada pudiera decirme: ¿Cómo es que están juntos? 

Estoy igual de sorprendida que usted Fray, es la primera vez que este muchacho se niega a reunirse con usted, normalmente se entusiasma al saber que podrán platicar ustedes dos, pero debió ser alguna situación con más importancia como para cancelarle, debió ser difícil elegir en ese momento-Responde mi madre con una voz llena de curiosidad.

Hugo hacía gestos bastante ridículos, en señal de burla, ya que él también sabía exactamente de quién se trataba, porque quizás en más de una ocasión se toparía con Alex en algún pasillo del instituto. 

Al poco rato sonó el móvil de mi padre, pues los abuelos tenían planeado venir un tiempo de vacaciones a la casa, pero la conversación no fluyó en base a ese punto.

Hijo, espero todos se encuentren muy bien de salud, me da gusto saber que todos están reunidos, hace unos meses cuando estuvimos por la ciudad visitamos a Jocker, una experiencia maravillosa, no sabía que le habían enseñado a cocinar tan bien a mi nieto, nos preparo a mí y a tu padre un delicioso platillo-Dijo mi abuelita al otro lado de la llamada con una voz dulce y agradecida por la hospitalidad.

En cuestión de segundos, mi madre y toda mi familia dirigieron sus miradas a mí, todos estaban tan sorprendidos que no había que preguntar la razón. Ya que anteriormente ellos no me habían visto prepararme más que un cereal o cortar alguna fruta para llevarme de desayuno cuando estudié el instituto.

No sabía que mamá ya te había enseñado a cocinar algo más que no fuesen huevitos y arroz-Me dice Danielle burlándose mientras se comía un bocado de sus hotcakes con miel de abeja.

Ya había probado platillos preparados por Jock, pero este fue sin duda uno muy especial, si ustedes no le ayudaron, la persona que lo haya hecho sin duda tiene un muy buen corazón porque ha quedado delicioso-Comenta mi abuelita mientras comienza a despedirse de todos y agradeciendo nuevamente la cena de aquella noche. 

Sea quien sea la persona que haya preparado esa cena, le ha encantado a tu abuelita, espero alguna vez probar un platillo suyo.-Me dice mi madre con una sonrisa dulce.

Fue Alex, la amiga de la que te platiqué, le llamé por el móvil esa tarde porque no sabía qué prepararles, fue ella quien me dijo paso a paso lo que debía hacer-Le respondo esperando que no haya más preguntas sobre este tema.

Alex, se ha vuelto un nombre que desata interés al saber todo lo bueno que se dice al pronunciarlo, espero poder conocerla alguna vez.-Me dice mi madre mientras tomaba mi mejilla entre sus dedos terminando con esta conversación y cada uno vuelve a disfrutar de su platillo. 

Honestamente, nunca me detuve a analizar la razón exacta por la que no quería que se supiera de que Alex estaba a mi lado, pero quizás esa sea la respuesta a muchas cosas-Le explico a Bell.

Cuando cumplimos 10 meses le regalé algunos dulces que a ella le fascinaban comer y unas barajas de póker que compré para ella cuando fui a recogerla un viernes por la noche a su universidad. Y en cada tarjeta escribí una razón por la cual la quería, una razón por la cual jamás la dejaría ir de mi lado. Cuando terminé de escribirlas guardé las barajas, los dulces y mi primer experimento hecho en el laboratorio de mi facultad, todo guardado en una caja azul envuelta con un moño plateado. 

El día que le entregué ese obsequio recuerdo que ya estaba oscureciendo, estábamos sentados en la acera cuando desenvolvió su obsequio, sus ojos se habían tornado bastante cristalinos, como si fuese a romper en llanto, pero simplemente me abrazó del cuello con ambos brazos, diciéndome al oído que le había encantado.

Le tomé el rostro entre mis manos y le dije que la quería, acto seguido la devoré a besos mientras mis manos seguían sujetando su suave rostro. 

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BYLUR (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora