Capítulo 36: Bell

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La noche de bodas...la tengo perfectamente intacta en mi memoria. Para un padre es de los momentos más sublimes, porque es el momento en el que nos damos cuenta que aquella criatura que hemos forjado, ahora tendrá su propia familia.

Fue en el mes de noviembre, tu madre me había escrito para contarme que unos meses atrás le habías pedido matrimonio a Alex,  poco tiempo después de graduarse.

Ambos estábamos tan contentos, que decidí viajar hasta América para estar presente en un evento tan importante.

Tu madre se encargó de organizar la música, por su sabiduría en el mundo de las sinfonías, y también quien acompañó a Alex para escoger su vestido de novia, recuerdo que decía que era la novia más bella que alguna vez haya visto. 

Ella nunca me lo confesó, pero era evidente que había llegado a quererla como a una hija.

Tú y Alex se dedicaron a escoger el banquete, el escenario para la boda. Habían logrado que aquella ceremonia tuviese la sensación de haber sido preparada por un rey.

La familia de Alex a pesar de que en ese momento sus padres se hallasen divorciados, estuvieron felices de que su hija estuviese comprometida con alguien como tú. Y fueron ellos quienes gustosos pagaron la ceremonia y la carreta para los novios.

En casa las personas subían y bajaban por las escaleras, corriendo de un lado a otro con arreglos florales, candelabros y manteles.

Para las 5 de la tarde el lugar se veía espectacular.

La ceremonia a la orilla del río, el altar y las sillas, rodeados de antorchas. 

El día no había sido perfecto para la boda, al contrario, su boda estaba hecha perfectamente para ese día.

Yo estuve en la primera fila, tan cerca tuyo para acompañarte, aunque en ese momento no lo supieses.

Estabas tan apuesto aquel día. Parado en el altar, con la mirada en los pies, sonreías nervioso una y otra vez, mientras esperabas la llegada de Alex. 

La orquesta dio inicio con la marcha nupcial, y todos ahí nos pusimos de pie para recibir a tu futura esposa.

Tu madre me había hablado de ella cientos de veces, y al verla en persona pude entender por qué la adoraba tanto.

Era de esas pocas personas que cuando te sonreían, realmente sentías que podías confiar.

Cuando estuvo a tu lado en el altar, me acerqué para entregarles sus anillos que yo les obsequié especialmente para ese día. Se los entregué a cada uno para escucharlos decir sus votos de amor.

—Alex Forbes, ese nombre lo he dicho en mi mente más veces de lo que imaginas, estoy feliz de haberme olvidado ese libro en la universidad y que eso haya hecho que nos volviésemos a ver, nunca antes habría pensado que encontraría a mi alma gemela, porque literalmente eso eres cariño. Porque hacemos que el otro sea mejor cada día. Te amo—

—Jocker Doria, eres el hombre que creí jamás conocería. Estoy feliz de haber llegado tarde ese primer día de preparatoria, porque así pude conocerte bajo esa lluvia de nieve. Te he amado cada noche al verte dormir  y te amé aún más al despertar al día siguiente. Adoro saber que si existe la pizza hawaiana, serás tú quien se coma la piña por mí...No sé si haya otra vida, pero sí la hay, te volvería a elegir a ti...amor— 

Poco después de caer el anochecer llegó el momento del vals de los novios. Una canción que anteriormente le habías dedicado a Alex.

Y curiosamente resultó ser una de mis canciones preferidas. Aquella que solía cantarte cuando te ponía la pijama para ir a dormir, mientras tú sujetabas mi pulgar con tu mano.

"Words don't come easy. This is just a simple song. That I've made for you on my own.  There's no hidden meaning you know when I When I say I love you honey"


Mientras bailaban, todo a su alrededor era oscuridad, dejando paso a la niebla artificial y a las estrellas que empezaban a salir.

Sentía que me explotaría el corazón por la inmensa felicidad que sentía en ese instante.

Me había perdido demasiados años de tu vida, que al tenerte frente a mí, veía pasar los recuerdos tan deprisa como un tornado.

Te recordaba de pequeño cuando te cargaba entre mis brazos para tenerte tan cerca mío, y que ahora ese pedacito de carne se había convertido en todo un caballero y... un futuro príncipe.

Pensaba que alejándome también te alejaría de todo lo que involucrase la realeza, pero no fue así. Por alejarme me perdí de los mejores momentos de tu vida.

Sabía cuando habías logrado ser el mejor de la clase, pero no estuve ahí para verlo, sabía cuando perdiste tu primer diente de leche, pero no fui yo quien te habló del ratón de los dientes, sabía cuando conociste a tu primer amor, pero no fui yo quien te daba consejos para superarlo, sabía cuando elegiste ser doctor, pero no estuve ahí cuando sentías que no podías más.

Los reyes del mundo viven en la cima, tienen la mejor vista, pero estando en sus castillos allá arriba se aburren. Tienen gente a su alrededor pero están solos.


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BYLUR (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora