Cuatro

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El niño de doce años, fue arrebatado sin remedio del calor y el cariño de sus «hermanos» y llevado a un nuevo hogar desconocido, donde se supone que crecería feliz y no le faltaría de nada.

Muchas semanas pasaron hasta que Mild dejó de tener pesadillas y llorar a todas horas, a ratos sonreía y se mostraba contento pero repetía hasta el cansancio que no quería quedarse allí, que quería irse con sus dos hermanos al orfanato.

Mientras, Zee y Saint, día tras día, semana tras semana se sintieron morir de la tristeza, ya que los juegos no eran lo mismo, ni sus charlas, ni siquiera la hora de dormir pues echaban mucho de menos a Mew, Gulf y Mild.

Estos se quedaron destrozados y a partir de ese día solo se tuvieron el uno al otro, por lo que eran como siameses pegados todo el día e incluso en las noches, ya que a pesar de los castigos y riñas, uno o el otro corría a meterse en la cama del hermano cuando todas las luces se apagaban.

A medida que se hicieron mayores, más unidos estuvieron y no se separaban y se protegían de tal modo que cuando alguno de los dos estaba enfermo, el otro no salía de su lado y se cuidaban mutuamente.

Fue así durante dos años más y estos crearon un fuerte vínculo, el cual dio paso a algunos sentimientos confusos que los hicieron sentirse extraños como hermanos pero a la vez muy felices.

Más niños y niñas fueron adoptados, y Zee con el tiempo, dejó de temer pues el ya tenía dieciséis años y era improbable que lo adoptasen pero contra todo pronóstico, un día una pareja vino buscando un hijo.

Los Pruk, no querían bebes, ni tampoco niños pequeños, ya que querían un adolescente pues ya que tenían tres hijas de distintas edades y la mujer ya no podía tener más hijos pero estaba enferma para ocuparse de un niño pequeño y en cuanto vieron a Zee lo quisieron adoptar.

Con mucho esfuerzo y alguna que otra mordida y puñetazo al conserje, estos se llevaron al chico, dejando al pobre Saint llorando ante las súplicas de su «hermano» para poder llevárselo con él.

Los Pruk lucharon para intentar contentarlo en todo pero este se pasó mucho tiempo llorando y varias veces intentó escaparse sin éxito.

Su corazón destrozado por la separación del castaño, lo hizo sumirse en una gran depresión y a pesar de que sus hermanas mayores intentaron hacerlo reír y que se sintiese bien con ellas, a este le dolía el alma pues separarse de Saint había sido mucho peor que cuando lo había hecho de sus otros hermanos.

Luego de ese día, Saint padeció fuertes ataques de asma por la angustia, llegando incluso a desmayarse y ser hospitalizado.

Cada vez fueron más frecuentes y los empleados del orfanato pasaban unos minutos muy angustiosos, hasta que Saint volvía a abrir sus ojos e inhalaba el medicamento.

Triste y desolado en aquel orfanato, ya sin el último de sus hermano a su lado, el castaño pasó a ser el adolescente olvidado, asmático y delicado, que nadie quiso adoptar durante los cuatro largos años que este se pasó allí dentro.

Cuando Saint estuvo próximo a cumplir los dieciocho años, Berta debía comunicarle con mucho dolor que debía irse del orfanato, ya era un hombre y debía salir a la vida adulta.

Ella estaba muy nerviosa y no sabía como hacerlo pues el chico había pasado casi toda su vida allí dentro y era como un hijo para ella, de hecho este había ayudado mucho con los demás niños todos los días al salir de la escuela e incluso la había ayudado a ella en su oficina, ordenando papeles, expedientes y todo lo que le había indicado.

Una tarde en la que Saint iba a entrar en la oficina de Berta para seguir con el trabajo, este la escuchó hablar por teléfono con alguien, iba a sentarse en la sala a esperar pero de repente esta dijo su nombre.

Entonces el muchacho muy intrigado, se detuvo tras la puerta levemente abierta para así poder escuchar lo que la directora decía de él.

-......si señor alcalde, Saint es el joven del que le hablé...él  pronto cumplirá los dieciocho y aquí ya no podremos tenerlo...él es muy buen estudiante y muy buen chico... La verdad es que se merece una de esas becas señor, por favor debe considerarlo... El chico no le defraudará, debe ayudarlo o no durará mucho solo en la calle con el frío y el hambre...Lamentablemente es delicado y enfermo, se lo ruego, por favor...está bien, señor espero su llamada.

Cuando Berta colgó, Saint corrió a sentarse a la sala pues estaba muy nervioso, ya que había escuchado que tendría que dejar él orfanato pronto, ¿A donde iría?, ¿Que sería de él?.

...-Ah ya estas aquí cielo...oye, saldré un momento... te dejé papeles sobre mi mesa que quiero que ordenes ¿de acuerdo?.

-Si claro como no Berta, ahora voy y lo hago.

—Gracias, cariño...volveré pronto.

volveré pronto

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7. Como Hermanos -Zaintsee - Mewgulf TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora