Capitulo 1.

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Capitulo 1.

Londres, UK.

Corro lo más rápido posible, escuchando como las señoras gritan mí nombre una y otra vez, cansándome. Me subo al primer taxi que veo estacionado.

-Por favor, a Bond Street- le digo sin aliento, el señor me mira ceñudo por el espejo retrovisor y arranca el auto. Miro a las señoras mirar el auto alejarse, les lanzo un beso y agito mi mano en forma de despedida. Bien, acabo de escapar de un orfanato y robar algo de dinero.

-Llegamos, señorita- dice el hombre, le doy dos billetes, bajo del auto agradeciendo, camino por el lugar mirando las cosas en las vitrinas, son realmente hermosas, me quedo mirando mi reflejo en una de ellas. Mi cabello castaño cae hasta mis caderas, es largo, muy largo, totalmente lacio, mi piel es blanca, siempre quise ser morena, algunas pecas cubren mi cara, mis ojos azules son opacos, sin vida, ningún brillo, mis piernas son como dos palillos, siempre fui muy flaca. Tengo puesto unos pantalones negros ajustados, una camisa de mi banda favorita, Pink Floyd, una sudadera gris, encima una chaqueta de cuero, mis pies son cubiertos por mis botas militares negras, hasta mis rodillas y mis ojos están maquillados con una línea negra.  

Reí con ironía al ver la ropa exhibida, toda llena de colores y una chica de tan solo diecisiete años, mirándola, con deseos que algo cambie en su vida, su mierda de vida. Desenado que los cobardes que se hacían llamar padres la enfrenten, que le digan el motivo del porque la dejaron abandonada con tan solo un mes de vida en la puerta del orfanato, sin cobija, solo una fina pijama amarilla, con una nota donde decía el nombre y dentro de una caja. Como si no fuera nada.

-A la mierda- digo entrando a la tienda, la chica que atiende se me acerca con una sonrisa, no una de esas amables, una forzada.

-¿Se te perdió algo, niña?- dice entre dientes, sin dejar esa sonrisa, meto mis mano a los bolsillos de mi pantalón y la miro de pies a cabeza.

-Nada, solo vengo a comprar- digo tocando una preciosa blusa negra, la chica toma mi mano y la aparta de la tela.

-No creo que este sea tu lugar, será mejor que te retires de la tienda antes de que llame a seguridad- borra la sonrisa para cambiarla por un rostro serio, frunzo mis labios y aparto un poco agresiva mi mano de la suya.

-Mira plástica barata o me dejas comprar esta blusa o te arranco esas asquerosas extensiones- digo entre dientes, la chica me mira mal por un momento.    

-No creo que tengas dinero- dice, mira por encima de mi hombro, ahora aparece una sonrisa, esta vez, amable- Briana, que gusto verte por aquí- pasa por mi lado empujándome con su hombro, suelto un bufido, tomo la blusa y unos lindos pantalones con un extraño estampado.

-¿Holly ha entrado aquí?- eso es lo último que escucho antes de encerrarme en los lujosos vestidores, me desasgo de toda mi ropa, paso la blusa por encima de mi cabeza y me pongo los pantalones. La blusa es tranparente, dejando a la vista mi abdomen y parte de mi extraño lunar en forma de corazón en mi cadera, del lado derecho. Me pongo mis botas y luego mi chaqueta de cuero.

-¿Aun no piensas salir?- dice la chillona voz de la rubia teñida, ruedo mis ojos y abro la puerta- Por fin ¿Ya te puedes retirar?-.

-Si, debo de pagar esto- le  digo pasando por su lado, antes de llegar a la caja una mano toma mi brazo y me gira con tosquedad.

-¡Por fin te encuentro, debemos irnos, tu mamá me matara si no llegamos antes de las seis y media!- dice una chica, su cabello negro es corto, le llega por sus hombros, su flequillo es recto, sus ojos verdes tienen una chispa de preocupación y es blanca, pero no tanto como yo- ¡Corre, el chofer nos espera!- vuelve a chillar, la rubia plástica está congelada en su lugar, cuando se da cuenta que la estoy mirando reacciona.

Una pequeña mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora