Capitulo 3.

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Capitulo 3.

-¿Qué carajos?- digo sin abrir mis ojos, un sonido molesto sonaba por toda la habitación, abro mis ojos y me siento sobre mi cama- ¿El despertador? ¡Son las seis de la mañana!- agarro el aparato y lo estrello contra la pared. Enojada quito las sábanas de mi cuerpo, me levanto y camino hasta la puerta de mi baño, antes de entrar la puerta de la habitación se abre y entra Antonella.

-Buenos días- sonríe, me cruzo de brazos y levanto una ceja- Ayer no te dije, pero tendrás que ir al Instituto- dejo caer mis brazos a los lados de mi cuerpo, empiezo a reír como maniática ¿Yo al Instituto?

-No iré a esa porquería, las señoras del orfanato me pagaron profesores y termine las clases el año pasado- me vuelvo a cruzar de brazos, Antonella frunce su ceño.

-¿Solo para ti? ¿Los otros niños?-.

-Los otros niños los adoptaron con el paso de los años, nunca vieron algo “especial” en mi y quede sola con las señoras- me encogí de hombros, Antonella suspiro y se apoyo en la puerta.

-Tendrás que ir, lo siento- suelto un bufido, doy media vuelta y me encierro en el baño. Con pesadez me quito la poca ropa que traigo encima, abro la ducha, dándome cuenta que salen unos chorros desde el lado derecho y el lado izquierdo.

-Niña mimada- digo rodando mis ojos, cierro la puerta de cristal detrás de mí, sin apuros me aseo el cuerpo y lavo mi extenso cabello. Ya lista paso la toalla blanca por mi cuerpo quitando las gotas de agua, busco en las gavetas una crema, pero encuentro miles de ellas, tomo la primera y la paso por mis piernas, brazos, abdomen y espalda. Luego desodorante, enrollo mi cuerpo en la toalla, miro toda la ropa a mí alrededor, busco algo que valga la pena, primero elijo un conjunto de ropa interior negra, me pongo una falda de cuero negra que se entalla hasta mi cintura y cae hasta un poco más arriba de mis rodillas, un bustier de color rojo como la sangre, un kimono largo blanco con algunos detalles “aztecas” en negro y unas botas lita negras. Salgo del armario, ahora me siento frente al tocador, abro una de las gavetas, está llena de maquillaje, aunque no acostumbro maquillarme hoy lo tendré que hacer, mierda. Aplico un poco de base para tapar un poco las pecas, luego hago una delgada línea negra sobre la pestañas, paso dos capas de rímel sobre ellas y por ultimo un lindo labial de color vino. Por último busco algún accesorio, decoro algunos de mis dedos con anillos y me pongo una cadena con una “H” de dije, supongo que es por Harry.

-¿Lista?- pregunta Antonella entrando a la habitación, me levanto del pequeño banco del tocador y me volteo- Estas hermosa- dice mirándome de pies a cabeza, con una gran sonrisa- Es algo que Holly llevaría, ella prefiere ir muerta que sencilla- ruedo mis ojos por sus palabras, Holly es solo una niña sin cerebro mimada, solo eso.

-Lo que sea y gracias, supongo- tomo un bolso negro, dentro pongo un par de libros, cosas necesarias para una mujer y el Iphone de Holly- ¿Me llevas tú o qué?-.

-No, te llevara tu chofer, hoy tengo una reunión y tu padre está de viaje-.

-No es mi padre- paso por su lado empujando su hombro, bajo las escaleras y salgo de la lujosa casa con mi típica cara de seriedad-

-Buenos días, señorita Ward- dice el mismo señor de ayer, le dedico una pequeña sonrisa y me subo a la camioneta negra.

(..)

Después de casi quince minutos de viaje por fin llegamos a un hermoso lugar, al parecer es un Instituto privado, no me sorprende. Apenas pongo un pie en la entrada del lugar todos dejan de hablar y se voltean a verme ¿Qué, tengo algo en la cara, chismosos? Un poco incomoda camino hasta el casillero que me dijo Antonella, al parecer el único rosado del lugar, que estúpido. Cuando llego a él pongo la clave, se que sus miradas siguen sobre mi ¿Me veo muy mal?

Una pequeña mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora