Seis

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Corrió a toda la velocidad que daban sus piernas. Por alguna razón, no estaba buscando cambiar a sus pieles de lobo, tenía la sensación de que si cambiaba, su animal volvería a la seguridad que le otorgaba la cama tibia de Kat.

Frenó cuando pasó junto a un árbol grueso y grande. Había ido a parar al bosque de tanto andar y ni cuenta del trayecto que realizó. Se inclinó levemente para tomar aire en grandes bocanadas y calmar el ardor en los pulmones, realmente la carrera lo dejó fuera de serie y calmó un poco sus pensamientos torturados, pero faltaba mucho más para descifrar qué le pasaba con la cambiante extranjera.

Estaba en el centro de un claro que utilizaban para entrenar a los cachorros en la pelea. La luna se veía bellísima en sus últimas horas sobre el cielo, porque en breve estará el amanecer, no había corrido por mucho tiempo, pero si había llegado lejos. El lugar estaba tranquilo y en silencio, como si se burlara de la tormenta cerebral que estaba teniendo en esos momentos.

El ruido de hojas secas y ramas rompiéndose, llamaron su atención. Inhalo fuertemente y reconoció de inmediato.

— A quinientos metros puedo oler a la puma en ti.

Rex se dio vuelta y vio a David parado a unos metros, apoyado en una piedra que solían utilizar para sentarse y supervisar las peleas. Tenía la misma ropa que llevaba en el bar, pero su aroma era el de alguien más.

— Y tu hueles a Sun.

Ante la mención de la hembra, David hizo una mueca. Sun era una loba que solía frecuentar como método de escape para su cuerpo. David tenía algo especial por una hembra que estaba prohibida para él. Por eso, siempre recurría a la loba que no pedía ni exigía nada más que sexo animal.

— ¿Qué te puedo decir? — Sonrió forzadamente — Me trae mal Sun.

— Recuerda siempre que soy tu amigo y que no solo hueles a sexo vacío, también apestas a mentira.

El comentario no le gustó ni un poco a David. Rex sabía que él estaba enamorado de alguien, sabía que algo no estaba del todo bien, pero lo que no sabía era que tenía sentimientos fuertes por su hermanita Storm. No era algo que había planeado, pero así se había dado la conexión y no podía evitarla, pero si podrá alejarse lo más posible de la cachorra.

David palmeo la piedra que estaba al lado de la que se sentó y Rex fue junto a su amigo. Fueron unos segundos que estuvieron en silencio, el futuro Alpha inhalo, saboreando el aroma de la mujer que había dejando en la cama.

— La marque.

Dijo solo eso, y su amigo de inmediato supo lo que estaba mal en Rex. Siempre se caracterizo por el control, como futuro Alpha, no podía ir marcando mujeres y Rex se negaba a dejar de tener relaciones sexuales.

— Marcar a una mujer es algo serio.

— Lo sé...— Dijo apoyando los codos en sus rodillas y tapándose el rostro con las manos — Me di cuenta cuando ya había pasado, no entiendo cómo sucedió.

David palmeo su hombro y esté levantó la cabeza para mirarlo.

— Paso que la gata te encantó y quieres que sea tuya.

Rex se levantó de un salto y negó frenéticamente con la cabeza.

— Imposible, no quiero una relación con una felina, soy el futuro Alpha.

— ¿Te arrepientes de haberla tomado?

Rex acarició sus colmillos con su lengua, como si aún pudiera disfrutar del sabor de su piel. Había sido una experiencia casi extrasensorial. Nunca su lobo y él mismo habían estado de acuerdo con tomar una hembra y darle una follada brutal. Había algo más que sexo en la superficie, pero estaba demasiado cansado para analizarlo.

Rex (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora