Ocho

4.7K 468 34
                                    



Y así pasaron algunas semanas. La rutina era la misma cada día, ella iría al bar y a media jornada él entraría, la esperaba y se iban juntos a su departamento. Cada noche que compartían era mejor que la anterior, si es que eso era posible. Rex se iba por la mañana para cumplir su función como ejecutor para su alpha y estaba al corriente de los cachorros que se preparaban para las siguientes carreras en luna llena.

Si bien se estaban abriendo mucho el uno con el otro, también estaban ciertos puntos que ambos estaban evitando.

Ella le había mencionado muy levemente el porque estaba vagando por los bosques de su territorio, pero cuando le pregunto porque no cambiaba a puma, simplemente dejó pasar el tema y cambió el rumbo de la conversación. No estaba preparada para tocar ese tema aún, era algo que la dejaba vulnerable y le daba vergüenza. No había cambiaformas que no pudieran cambiar, y su postura ya de por sí era complicada.

Pero quitando los temas sensibles, la relación iba de maravillas. Si bien aún tenían ciertos inconvenientes en la comunicación, se resolvían con una de las infartantes sesiones de sexo.

Storm sabía que algo pasaba entre nosotros, pero le mencione que si ella me contaba su relación con David, yo le contaría la mía con su hermano; lo que dio como resultado un caso cerrado.

Con respecto a la tarea que me había encomendado el Alpha, esa era otra cuestión.

Todos los días me llegaban cartas de Alphas que querían comprometer a sus hijas o a las mejores mujeres de su manada con Rex. era algo que me llenaba de celos y provocaba un montón de cosas negativas dentro de mí. Habíamos prometido ser exclusivos mientras desciframos lo que teníamos, y en mis manos estaba el trabajo de meter en la cama de Rex a un montón de hembras.

Fotos y videos de ellas. Algunas sonriendo, algunas con poca ropa y quizás la más descarada, una loba del sur que le envió una cinta con la grabación de ella misma masturbándose y gritando el nombre del futuro Alpha al correrse.

Por supuesto que nadie más se enteró y la cinta fue a parar a mi patio, debajo de preciosas llamas que dejaron el plástico como una mierda. No permitiría que él viera esas imágenes justamente dirigidas para su placer.

Y ese mismo trabajo, me ponía otra vez al lugar de inicio. La casa de los Kurt.

Respire hondo y apreté fuertemente la carpeta que llevaba en las manos, el Alpha la había mandado a llamar y eso le generaba mucha ansiedad y nerviosismo.

Cuando iba a golpear, la puerta se abrió de repente, mostrando a Rex.

Estaba recién duchado, con una camiseta gris y un jean ajustado al cuerpo. Se le veía apetecible y hermoso, y lo fue aún más cuando le mostró una deslumbrante sonrisa.

— Te olí desde mi cuarto y me apure para verte. — Dijo sonriéndole

— ¿Me vas a dejar entrar?

Rex se hizo a un lado. Cuando pasó por su lado, sintió una de sus manos que vagaba por una de sus nalgas y la apretaba ligeramente. Kat se detuvo frente a él, intercambiando las miradas juguetonas.

— Por si me habías extrañado. — Susurro cerca de su boca

— Compórtese señor Kurt, estamos en su casa.

Rex le dio un beso rápido y se apartó cuando escuchó sonidos en la habitación lindera. Ambos adoptaron una postura en donde, eran simples conocidos que llevaban un trato cordial. Cuando Storm, junto con su padre hicieron acto de presencia. no pudo sentirse más pequeña.

Rafael era un hombre grande, imponente y poderoso, pero a su vez era amable y benevolente. Pero eso había sido con la felina hija de un conocido que no tenía donde quedarse, no con la felina que estaba follando con su vástago heredero.

Rex (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora