Siete (+18)

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Kat entró y fue directamente a la cocina para servirse un vaso de agua. Escucho como la puerta se cerró la puerta de entrada, y los pasos de Rex detrás de ella. Dio media vuelta y dejó el vaso sobre la isla que estaba en el centro. Al levantar la vista del vaso, vio que Rex estaba del otro lado de la barra, junto a uno de los sofá, apoyado en él y con los brazos cruzados.

— ¿De qué querías hablar?

Rex se acomodo nuevamente y dio unos pasos hasta apoyarse en la isla que está frente a ella. Se apoyó con ambos brazos, cuando inhalo y exhalo fuertemente, levantó la mirada color dorado fundido en ella.

— No te quiero cerca de Seb.

Eso se sentía como un cachetazo. Kat creía que él había querido hablar para pedirle disculpas, pero evidentemente quería seguir la discusión sobre tú-no-eres-lo-suficiente-para-mis-hombres. Kat frunció el ceño y sintió a su puma muy cerca de la superficie. Estaba tranquila de no ofender si se transformara porque sabía que eso no podía suceder, pero también intuía como su animal se revelaba a la situación.

— Me quedó en claro que no quieres que me relaciones con los lobos. — Dijo Kat duramente — No es necesario que continuemos esta conversación, ya lo había entendido en el bar.

Rex negó con la cabeza y no pudo evitar frustrarse. Ella pensaba que él no la creía lo suficientemente buena como para que cruce lazos con su pueblo; lo que ella no entendía es que no quería que Seb se acercará con fines románticos a ella.

Que el lobo rubio le dijera que la quería cortejar para que fuera su compañera le había pegado duro. Por eso cuando salió del bar, no pudo evitar estar agazapado hasta que ella saliera para poder arreglar la situación.

Lo que no esperaba es que el estúpido de su amigo se quedará hasta el final para poder irse con ella. Ese recuerdo lo hizo enfurecer y estaba su lobo aullando para salir a su piel y reclamarla como quería.

"Tranquilo" Le dijo a su animal.

— Sabes que él solo quiere follarte, ¿verdad?

— Como lo hiciste tú. — Retruco Kat molesta — Me follaste, me dejaste en mi habitación y hoy me sueltas toda un mierda elitista. ¿Por qué te molesta que él quisiera hacer lo mismo?

Una risa molesta salió de él, ella estaba empujando sus límites y no quería hacer las cosas mal, al contrario, había venido a solucionar lo que ocurrió en el bar.

Pero Kat lo desesperaba y este era un tema sensible para él.

— Como no pudiste atraparme a mí, lo intentas con el segundo ejecutor de la manada. Muy conveniente...

Ella abrió los ojos con sorpresa y dio un paso atrás, como si la hubiese abofeteado.

— Vete de mi apartamento, Rex.

— El apartamento que te dio mi padre por cumplir servicio a mi pueblo, que dicho sea de paso, no estás haciendo.

— ¿Te molesta que esté en tu pueblo o que no haya llegado una loba para follarla y ser tu compañera?

— Te estás desviando del tema principal.

Kat asintió y cruzó los brazos. Estaba enojada, ofendida y dolida; pero no lloraría por la decepción que sentía del lobo frente a ella.

— Esta semana tendré muchas disponibles, estaba seleccionando solo las de tu gusto. — Dijo Kat con frialdad — En cuanto al departamento que me dio tu padre, podré estar fuera la semana próxima si estás de acuerdo.

Rex la miró incrédula.

— ¿La semana próxima?

— Cuando la hembra que será tu compañera llegue, podré irme y no tendrás que preocuparte por que una felina baje la calidad en sangre de tus hombres.

Rex (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora