Dos

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— Está en nuestra tierra, técnicamente es nuestra. — Dijo tranquilamente el joven que tenía a la chica presa

Rex se acercó un poco más para poder ver la escena completa. Los mismos dos cachorros y uno más, tenían retenida a una joven hembra que parecía estar al borde del colapso nervioso y apestaba a terror por todos lados.

No haciendo caso a su desnudez, se acercó de manera tranquila pero exudando el poder que imponía a cada uno de los miembros de su manada. Agradeció mentalmente a la idea de quitarse la remera y la chaqueta, porque si no lo hubiese hecho, en el momento de convertirse la hubiese hecho jirones.

Cuando estuvo frente al cachorro que aún estaba en sus pieles, vio cómo abandonaba esa postura de macho dominante e inclinaba levemente el cuello. desnudándose en señal de respeto.

— Dije que dejen a la hembra. — La voz de Rex sonó dura y autoritaria — Es la orden de un superior y tu futuro Alpha.

El joven que estaba frente a Rex, tomó su forma de lobo y junto con sus amigos, se dieron la vuelta para abandonar a paso rápido el bosque. Volvió la vista al desastre hecho un bulto que era la joven en el suelo. Inhalo profundamente por la nariz para tratar de detectar sangre y ver si estaba herida, y sus ojos se ampliaron de la impresión al darse cuenta que era una cambiaformas felino.

La hembra doblo ligeramente la parte superior de su torso para verlo, su labio inferior y su ceja derecha tenían sangre, su cabello rojo fuego estaba revuelto para todos lados y su ropa estaba rasgada en los lugares precisos para lo que, aquellos jóvenes pretendían hacerle.

No podía negar que era hermosa como el infierno. Parte de esa piel cremosa expuesta en su blusa, dejaba ver el nacimiento de unos increíbles senos y una cintura definida, junto con unas caderas que eran perfectas para soportar el peso de un macho voluminoso cuando la montara por detrás, como él por ejemplo.

No era algo bueno que estuviese teniendo una erección, justo cuando estaba frente a una chica que habría sido víctima de violación. No era lindo ni agradable, por eso trató de refrenar sus pensamientos y obligar a su nariz, a solo detectar lo justo y necesario, aunque el olor de felino lo volviera loco.

— Tranquila...— Dijo mostrando ambas manos — ¿Cuál es tu nombre?

La hembra se relamió los labios, recogiendo un poco de su propia sangre.

— Kat.

Su voz era un susurro asustado, aunque intuía que podría llegar a ser muy sensual en las condiciones óptimas, que obviamente, no eran estas.

No pasó por alto que su nombre era Kat e irremediablemente pensaba en los gatos, pero no era momento para chistes sin sentido.

— Muy bien, Kat...— Hablo probando lo bueno que se sentía su nombre — Déjame ayudarte.

Ella intentó ponerse de pie y cuando se había acercado un poco para tenderle una mano, ella pateó e intentó alejarse lo máximo que le permitiera su cuerpo.

— ¡No necesito tu ayuda! — grito Kat

Ella realmente no quería hacerlo, pero ya estaba sobresaturada y sus sentidos cargados al máximo. Le ardió el hombro derecho, ese en donde tenía la marca que le habían puesto como seguro de casamiento.

Artur había concertado una cita con una curandera, de manera ilícita y sin escrúpulo alguno, ambos le habían dado una marca que limitaba sus habilidades como cambiante. Solo cuando estuviera emparejada podría eliminar el sello que contenía a su puma. Ella creía que en algún momento o alguna situación extrema lograría romper la marca, pero evidentemente esto era real. Su puma estaba contenida en la prisión que era su propio cuerpo.

Rex (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora