Capítulo 3.

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Los latidos de mi corazón empezaron a acelerarse a la velocidad de un caballo en plena carrera de apuestas tratando de ser el primero y complacer a su amo. Sentí como mis latidos eran tan fuertes, que el corazón podría irse a mi garganta en cualquier instante y perder la vida de esa forma. Sentí como después de tanto tiempo me hubiera gustado tener a alguien a mi lado que me proteja.
Intenté seguir mi camino como si nadie me hubiera hablado y salir de ahí ilesa, con la esperanza de que no me tomaran importancia.

Pero al parecer mi plan no funciono......

Con un agarre doloroso, el que aparentaba ser el más joven de todos, me volteó haciéndome encontrarme con sus ojos y sentir el fuerte olor a alcohol provenir de su boca y otras sustancias que no logré identificar. Droga quizás.
Mientras los otros cortaban su distancia hacia mi, él se me acerco y comenzó a lamer la curva de mi oreja, asqueándome totalmente. 

Cuando pensé que ya no había nada que pudiera salvarme, ni nada que hacer, él mientras seguía pasando su lengua descendiendo por mi cuello me susurro: -Cuando yo te de la señal corres. Corres lo más rápido que puedas-. Hablo tan bajo que me pareció que fue una mala jugada de mi imaginación, pero algo me decía que mi mente no seria capaz de formular esas palabras en una situación como esta.

Abrí los ojos pensando que podrían llegar a salirse de la sorpresa y sólo me limite a pensar cual sería su señal y por qué me estaba ayudando, yo no lo conocía y él no tenía ninguna razón para hacer esto.

Cuando los demás por fin habían cortado toda la distancia que nos separaba él se volteó fugazmente lanzándole un puntapié a la entrepierna del más íntimamente. 

En mi mente todo fue en cámara lenta y mis sentidos no se percataron de que aquella era la señal hasta un par de minutos después. Quizás ya era demasiado tarde.... pero igual arriesgue todo lanzándome a la fuga.

Corrí y corrí sin mirar atrás en ningún momento, sabía que si me arriesgaba a eso habría más posibilidades de ser atrapada y echar todo el esfuerzo de mi salvador a la basura.

Cuando sentí que ya estaba lo suficientemente lejos me detuve y descanse instintivamente el peso de mi cuerpo contra la muralla a mi lado y comencé a respirar, acción que había dejado de hacer hacía un instante atrás.

Respirando entrecortadamente eche un vistazo por el rabillo del ojo hacia atrás y comprobé que milagrosamente había escapado de ellos.

- Suertuda- pensé.

Could you give me another chance? | h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora