12 días de Navidad || JayDick

Día 2: Una tarde de compras

Prompt: "Decoraciones/Coffee Shop"
Pareja: JayDick

   Jason bufó exhausto. La tarde había sido una completa pesadilla. Un sinnúmero de tiendas, una cuantiosa cantidad de personas, demasiado ruido y ajetreo y sin descanso siquiera. Seguía a Dick con pasmoso andar, cargado además de las compras navideñas y tratando de cumplir un ajustado itinerario. Richard, entusiasmado por las fechas como cada año, había organizado aquella excursión en estricto detalle. Después de todo hacía falta, según la opinión del pajarillo azul, un sinfín de cosas en la Mansión y en el apartamento que compartían para hacer de aquellas fiestas un suceso memorable. La dichosa lista abordaba desde los regalos de Navidad de toda la familia y amigos cercanos hasta las luces para el árbol, nuevos adornos, una nueva estrella, más guirnaldas, mucho muérdago, una cantidad obscena de pelotitas de colores, campanas, de nuevo más luces y hasta un costoso colgante para la entrada de su departamento. Para la Mansión insistía en comprar esas calcetas bordadas con el nombre de cada uno de los miembros de la familia, obsequios, muérdago, algunos utensilios de cocina que Alfred insistió que consiguieran y muchas, muchas palomitas de maíz. Hacía unos días se le había metido en la cabeza la idea de reunirse una tarde frente al fuego en la morada de los Wayne con Damian y Tim para que juntos tejieran una cadena de palomitas para colgar al árbol; una tradición que solía disfrutar cuando era niño según le había contado y que siempre había extrañado. La Navidad de este año parecía una buena oportunidad para implementarla por fin.

   Es así que había acordado ese día con anticipación para dedicarse en exclusivo a aquellas compras. La decoración era importante. O eso es lo que decía su novio al menos. Jason no tenía el corazón para destrozar tal alegría aun si le parecía un tanto excesivo el deseo de su pareja por adornar todo cuanto le rodeara con flores de Nochebuena, velas y pequeñas figurillas de Santa Claus u Hombres de nieve.

   Richard rebozaba admiración por todo cuanto veía y todo cuanto compraba, embriagado por las canciones, las risas, los colores y el gentío que los rodeaba, cada cual aún más alborozado que él. Llevaba a cuestas muchas bolsas también, todas de brillante papelería e intrincados diseños y, pese a ello, se esforzaba por acompañar la historia que estaba contando con ademanes tan exagerados que solo lograban bambolear las compras de aquí para allá.

—Y Damian no me creía —afirmaba en aquel momento con un dejo de indignación en sus palabras—. Alfred tuvo que repetírselo para que lo hiciera, ¿puedes creerlo? Por eso ahora está entusiasmado con las calcetas que colgamos en la chimenea. Ese niño no sabía que ahí también se podría ocultar un regalo y... —Richard acalló de pronto, inspeccionándolo sobre su hombro. Su acompañante ni tan siquiera se hubo percatado hasta que lo oyó amonestándolo—. Jay, ¿estás escuchándome?

   El susodicho levantó la mirada de sus pies sin poder disimular la sorpresa en su rostro por ser atrapado.

—Eh, sí, sí... —balbuceó.

   Dick frunció los labios mas no dijo nada más. Al cabo de un tiempo soltó un suspiro.

—Estás cansado, ¿verdad? —agregó un tanto apenado—. Creo que me entusiasmé demasiado... Quizá... —se encogió de hombros mientras sus labios se curvaban en un gesto tímido—. Quizá podríamos sentarnos a tomar algo y luego visitamos las últimas tiendas que quedan. No falta mucho.

   Jason agradeció la oportunidad que le presentaba.

—Starbucks —demandó al instante señalando la cafetería en la avenida de enfrente—. Me muero por un café.

   Su pareja tan solo asintió y ambos se apresuraron a ingresar al local con la fría ventisca a sus espaldas. El recinto se hallaba caldeado y abarrotado de gente. Dick vislumbró una mesa que se estaba vaciando y se apresuró a reclamarla para ambos mientras Jason ordenaba sus bebidas.