Día 5: Pinceladas en carmín

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Prompt: "Hanahaki/Anillo"
Pareja: JayDick


ACLARACIÓN: Este drabble está basado en un AU que se desarrolla en Londres, Inglaterra durante 1853. Jason es un respetable Caballero de la época y Dick es un actor de teatros humildes.







   Un súbito acceso de tos interrumpió de nueva cuenta la conversación que mantenía con Timothy. Esta vez, como tantas otras, se vio obligado a rebuscar entre los bolsillos de su abrigo hasta dar con su pañuelo y llevárselo posteriormente a los labios. Un pequeño hilillo rojizo le resbaló de la boca y entre sus manos, manchando el fino lino blanco, se podía apreciar el carmín de su sangre junto con restos de pétalos. Pétalos de una rosa roja.

   Jason chistó molesto, disculpándose con su hermano menor solo para encontrarse con la afligida mirada del muchacho cuando hubo levantado la vista. El más joven le inspeccionó con una mezcla de ternura, impotencia y un abatimiento tan grande que brotaba de sus ojos azul celeste que Jason no fue capaz de seguir manteniendo aquel escrutinio. Desvió su atención hacia el lugar más recóndito de su sala, el rincón donde reposaba su mesa de trabajo con sus óleos, sus pinceles y su lienzo a medio pintar sobre el bastidor. Al cabo de un rato oyó la voz de su acompañante suplicándole que se sometiera a la cirugía que el Doctor Nicholson había indicado como último recurso para salvarle la vida. Jason, tardando unos segundos en recuperar la compostura, lo rechazó como tantas otras veces y esta vez Tim no fue capaz de soportarlo. No después de tres meses de presenciar su lenta agonía. Se abandonó al llanto sin reservas y, cuando Jason intentó consolarle, este atinó a proporcionarle un manotazo y salir atropelladamente de la residencia.

   Jason volvió a encontrarse solo. Atormentado sin duda por una honda tristeza que no hacía más que acrecentarse con cada discusión con su familia.

   Ellos no comprendían. No podía someterse a tal procedimiento. Él no era lo suficientemente fuerte para deshacerse de...

   La puerta de entrada resonó en aquel instante con tres golpes secos. El joven se sobresaltó por la interrupción pues no esperaba a nadie. Se levantó entonces y, después de alisarse el traje por si la inesperada visita resultaba ser alguno de sus amigos del Club, se dirigió con paso decidido al umbral.

   Allí lo encontró a él. A la razón de su prematuro sufrimiento.

—Richard... —soltó en un susurro casi reverente. Sacudió la cabeza entonces, consciente de su conducta, y agregó en un tono más reservado—. Creí que hoy no vendrías.

   El joven le dedicó una deslumbrante sonrisa, sus mejillas y su nariz sonrosadas por el frío de aquella tarde invernal, y una ventisca que arrastraba la nieve a sus espaldas azotándole los cabellos rebeldes. Se frotó distraídamente las manos manchadas de hollín antes de inclinarse para realizar una aparatosa reverencia digna de reyes; una chanza tan propia de él. Volvió a levantarse entre risas, sus ojos brillando con una emoción desconocida y, quizá, un dejo de timidez.

—Sí, yo... —empezó sin poder encontrar las palabras—. Yo también lo creí, pero... Se canceló el ensayo de la obra de esta tarde así que pensé que podía regresar y, si no tenías ningún compromiso, podríamos, ya sabes... —una sonrisa nerviosa volvió a aflorar de sus labios—. Continuar con la pintura.

   Jason tardó unos segundos en procesar lo que le decía, aun embelesado por su repentina aparición.

—La pintura —repitió como en un trance—. Sí... —se hizo a un lado para permitirle el paso a su morada esperando que el otro no notara la inusual torpeza en sus modos—. Por favor, ponte cómodo.

12 días de Navidad || JayDickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora