Capítulo 2

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*Newt en multimedia*

*Newt*

Me senté sin apartar la mirada de su mano derecha donde portaba la daga - ¿Sabes dónde nos encontramos ahora mismo exactamente? - me pregunta todavía tensa.

-No, ¿Y tú? - le pregunté con la voz más pacífica posible intentando disminuir la tensión de la habitación.

-A ver idiota, ¿Tú crees que te lo hubiera preguntado si ya lo sabía? - me dijo poniendo los ojos en blanco ya más relajada, conseguí lo que quería- sé que estás medio drogado por el suero, pero yo me encuentro igual o más.

-Si te sirve yo sé que esto es el Área 157- respondí, mientras se sentaba junto a mí ya tranquila.

- ¿No me digas? No tenía ni idea, ni que llevara días atrapada en este infierno blanco- me soltó seria e irónica.

- ¿Sabes?, si te pusiera al lado del nitrógeno yo creo que tu ganas la competición de la cosa más fría- le respondí sacándole la lengua, la comisura de sus labios subió un poco junto a un ligero brillo de alegría en sus ojos.

Si quería salir de aquí y no morir en el intento iba a necesitar algún aliado en aquella guerra.

-Ahora que caigo, siquiera sé tu nombre- le comenté al darme cuenta de que tenía una aliada y no sabía su nombre. La chica de pelo castaño ondulado se tensó un momento y analizó nerviosa la sala.

-Mi nombre es...-miró una última vez la sala buscando algo así como una cámara o alguien que pudiera estar espiando, seguí su mirada hacia una esquina, nadie se encontraba ahí- Aeel, me llamo Aeel.

-Yo soy Newt, un gusto- me presenté extendiendo cordialmente la mano, Aeel la cogió y con un apretón sellamos nuestra nueva alianza para la batalla- ¿Cómo conseguiste esa daga y como consigo yo un arma?

-Lo siento, pero me he despertado con la daga en mis botas, no sé cómo encontrar más...- respondió enseñándome un bolsillo de cuero en la parte interior de sus botas.

-Espera, espera, me he perdido ¿Te despertaste con una daga en el zapato, no te la quitaron? - le pregunté sorprendido- perdón ¿Llevabas una daga en el zapato el día que te desmayaste?

Se le enrojecieron las mejillas como si le diera vergüenza haberla llevado, había que admitir que era algo extraño pero una cosa no quita la otra, era muy guay- Respondiendo a la primera pregunta: técnicamente no me he despertado con la daga en el zapato, más bien cuando me desperté repasé los recuerdos del último día en el que no me encontraba aquí y al concentrarme en la daga de mi recuerdo de alguna manera se... materializó en mi mano- responde admirando la empuñadura negra y plateada del arma- Y en cuanto a la segunda pregunta a mi madre siempre le preocupó mucho mi seguridad o la de mi hermano así que un día me regaló esta daga, al principio no le di importancia y me la dejaba en casa.. pero un día cuando iba con mi hermano de vuelta de la escuela nos atacaron a nosotros y a un par de personas más de la calle, iban armados con una pistola cada uno, intentaron...- se le quebró la voz y unas gotas plateadas bajaron por sus mejillas hasta caer sobre el suelo de baldosas blancas.

-Si no puedes no sigas, no quiero que sufras por responder a una estúpida pregunta- me acerco a ella para intentar consolarla como pueda, pero esta levanta la mano para detenerme, se seca las lágrimas e intenta controlar su respiración entrecortada.

-No pasa nada puedo seguir. Ellos intentaron... violarme a mí y a otra chica más en un callejón, yo tan solo tenía trece y la otra chica no tendría más de catorce, cuando mi hermano se internó en la pelea para defenderme consiguió distraerlos dándole un par de golpes con una barra metálica o algo así, no lo recuerdo bien, conseguimos escapar ella y yo, teníamos algunos moratones y yo tenía algunas uñas ensangrentadas de cuando intenté defenderme, pero me mantenía en pie. Me di la vuelta esperando a que mi hermano saliera del callejón, al ver que no aparecía fui corriendo sin importarme si los hombres seguían allí para comprobar si mi hermano estaba herido o no; al girar la esquina me encontré a mi hermano tendido en el suelo con la camiseta empapada de sangre, dos balas se habían incrustado en su costado derecho y tenía el labio roto. Grité con todas mis fuerzas pidiendo ayuda, Alexa, la otra chica llamó a la ambulancia, pero para cuando llegaron su corazón ya había dejado de latir. Desde ese día nunca dejé las armas a un lado, siempre llevo al menos una conmigo- dijo con una voz firme, más en el fondo yo vi un gran dolor reflejado en sus palabras.

- ¿Y la otra chica, os volvisteis a hablar? - pregunte dulce intentando cambiar un poco de tema.

-Al principio no nos hablábamos, pero un año después de lo que pasó nos hicimos amigas y dos años después ella...- sonrió risueña como si estuviera recordando uno de los mejores momentos de su vida- se convirtió en mi novia.

Al ver la cara de felicidad y la sonrisa que estaba dibujada en sus labios no pude hacer más que sonreír al ver lo feliz que le hacía pensar en la chica que la cautivó.

-Pero ahora tras el incidente no sé si está bien o si ha muerto- añadió bajando la mirada sin rastro de la hermosa sonrisa que antes decoraba su rostro dando paso a un rostro neutro y sin emoción- tengo miedo de que le haya pasado algo.

-Yo sinceramente no puedo decirte que te comprendo o que se lo que se siente porque estoy y siempre he estado jodidamente solo- le dije, Aeel sonrió un poco todavía con la cabeza agachada- Supongo que a mí también me toca contarte algo de mi pasado verdaderamente profundo, pero ahora creo que no tenemos mucho tiempo, dentro de poco llegará alguien a sedarte, si es que te sedan.

-Noooo, a mí no me sedán es tan solo que me gusta ir medio drogada sin poder levantarme o mantenerme de pie, es mi pasión- me soltó sarcástica.

Miré por toda la habitación en busca de un sitio donde esconderme, pero como la sala de la que escapé con anterioridad, no había nada más que una camilla y una mesita metálica.

-Tengo una idea- Aeel me mira con atención a la espera de mi explicación- voy a dar una caminata por el perímetro en busca de una bata.

-¿Piensas que nos escaparemos así como a así de este sitio y volveremos a nuestra vida como si nada hubiera pasado?

-Era mi idea, pero ahora que lo dices suena muy estúpido. Pero a menos que quieras estar aquí hasta que se te apague la vida, hay que pensar una manera de salir de aquí.

-Primero has de salir de aquí o esconderte, ya que como has dicho pronto vendrán a sedarme.

Salgo por la puerta tras despedirme de Aeel en busca de una bata extra para ella, no encuentro más que habitaciones y paredes blancas.

*Aeel*

Una señora de unos cuarenta-i-cinco/cincuenta años entró por la puerta, llevaba una bata blanca similar a la de Newt. Me mantuve tumbada sobre la camilla esperando el momento oportuno en el que se acercara lo suficiente a donde me encontraba, ese sería el momento de atacar.

Cuando la señora abría el cajón donde encontraría la jeringuilla con el sedante en su interior como una hoja guiada por la brisa salté sobre ella y antes siquiera que pudiera gritar le rajé la garganta y hundí mi daga hasta el fondo en su estómago tapándole los labios hasta que deje de oír los latidos de su corazón.

Observe cómo lentamente las hebras de hilo blanco se iban pintando con su roja sangre, desde el punto en el que mi daga la había herido, como una plaga, la tela pasaba del blanco nieve al rojo escarlata. Sacudí mis pensamientos intentando volver a concentrarme, cogí la bata y me la puse manchando mi ropa de sangre, ya lo limpiaría cuando saliera de aquel infierno.

-He encontrado otra bata para ti en un armario, mejor no volver a pasar por el pasillo sur- me informó Newt entrando por la puerta y cerrándola tras de él, ahora me daba cuenta de que era bastante más alto que yo, un par de batas en perfecto estado cayeron al suelo en cuanto posó su mirada en mí, fue bajando la mirada hasta encontrarse con el cadáver y como una partida de ping pong fue pasando de mi al cadáver cada vez más sorprendido- ¿Has, has matado a esa señora?

-Supongo- respondí indiferente- ¿Cómo me queda esta bata? Yo creo que es más linda en rojo, el blanco es muy soso- cojí las otras vestimentas del suelo para observarlas.

Newt intentó salir de su trance y asintió todavía sorprendido y aterrado- Preciosa, estás perfecta.

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