Mi madre me dijo que lo mejor era viajar de noche, que así llamábamos menos la atención, pero personalmente solo podía pensar en las estrellas. Había escuchado sobre ellas en los libros que le había leído su madre, esperaba que tal vez en su nuevo hogar su madre le pudiera enseñar a leer, y escribir, quería escribir sus propias historias para deleitar a su madre; de la misma manera en que ella la maravillaba con las cientas de historias que le recitaba al caer la noche.
Nunca había visto estrellas en persona, solo a través de la ventana de su cuarto, los veía como pequeñas lámparas a la distancia. Pero ahora, al poder verlas directamente, estaba completamente maravillada con ellas destellaban con una luz familiar, la misma luz con la cual veía a su madre, que le traían tanta tranquilidad y calma a su vida.
—Mami, las estrellas son muy hermosas, pero ¿Qué son?— mencionó intrigada la niña mientras caminaba lentamente de la mano de su madre sin dejar de tener la mirada posada en el cielo nocturno —no estoy segura hija, pero recuerdo una historia que me contó mi madre cuando tenía tu edad— recordó de forma ensoñada, no había pensado o hablado de su madre desde antes de convertirse en ese espectro que era ahora —me contó que hace muchos, muchos años, había una ciudad prospera, en esa ciudad había una princesa de una muy hermosa piel morena; idéntica a ti— dijo volteando momentáneamente hacia Jatzibe dedicándole una dulce sonrisa y un ligero y suave toque en la nariz —ella y un fuerte guerrero muy valiente se enamoraron, y se decía que no se había visto tan hermoso y afín amor en la historia— la mirada de Jatzibe mostraba su inmenso interés en la historia de su mamá —pero un día, llegaron a sus tierra personas malas, personas que las querían lastimar. Por eso él tuvo que ir a enfrentarlos con tal de proteger a los demás, especialmente a ella— mencionó cambiando el tono de su narración por uno más melancólico y triste —no deseaban separarse; pero una vez, personas agresivas llegaron para hacerle daño a las personas, y por eso, él tuvo que ir a enfrentarlos, arriesgándose para proteger a la gente, pero por sobre todo... A ella—
La niña entonces apresuró ligeramente su marcha para ponerse a la par de su madre, y entonces tomando su mano izquierda, vio en su rostro una muñeca de consternación y otra expresión que no podía reconocer —¿Nantli?— dijo Jatzibe algo preocupada por el estado de su madre al verla con una pequeña lágrima que descendía por su mejilla fantasmal —no pasa nada hija, solo un recuerdo nostálgico... como sea, en qué estaba; a claro, la princesa le prometió que si el moría o llegaba a faltar, ella lo esperaría entre las estrellas.— dijo en el instante mientras lentamente secaba su mejilla con su mano derecha —entonces, él se dirigió a la batalla junto con otros hombres de a la batalla, pero sus enemigos eran muchos, y no pudieron proteger la ciudad. Pocos sobrevivieron, él sobrevivió, pero ella no fue una de los sobrevivientes y como prometió, ella y los suyos aguardaron en las estrellas.
Así que él, cada noche usaba su arco y flechas tratando de alcanzar a su amada en las alturas, hasta que el falleció con el tiempo, y finalmente pudo reunirse con ella en los cielos... donde hasta hoy permanecen juntos para siempre—La niña permanecía cabizbaja, la historia por un lado tenía un desarrollo algo triste, pero una conclusión que no sabía si podía llamar feliz; aún así era una interesante historia, pero esperaba que alguna vez su madre le contar el porque de su lágrima y su pesar.
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Este relato es un moderado resumen de un relato maya llamado "El guerrero que disparaba flechas a las estrellas"
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La hija de la Llorona, su Paz
SpiritualHitler, Cortés, Atila el Huno, Gengis Kan, Alejandro Magno, Daria Saltykova, Irma Grese, Belle Sorenson Gunness, Erzsébet Báthory, etc. Son de las personas más crueles, viles y despiadadas de la historia, que a diferencia de la llorona no sintieron...