V E R D A D

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Una de las cosas más importantes para convivir, es la verdad. Nada puede salir bien si se miente. ¿A cuántos de nosotros no nos han mentido y nos han jurado ser sinceros a los ojos?

Así la cosa, es un golpe directo al orgullo que te mientan a la maldita cara y al final digan que es para protegerte o que esperaban que no te enteraras.

Pero, algo que no deja de rondar en mi cabeza es la letra de una canción que justo habla sobre la verdad y la mentira.

Es fácil poder mentir, estructurar palabras para evitar lo que queremos decir. Es un precio accesible. Así mantienes una fachada, ganas tiempo, mantienes "felices" a las personas, duermes tranquilo sabiendo que nada podrá salir mal.

Pero, ¿cuál es el precio de la verdad?

Cuando esta sale a la luz, puede romper todo, y hablo de absolutamente todo.

Es difícil de aceptarla, pues queremos creer las ilusiones que nos dijeron anteriormente. Puede reforzar amistades, relaciones, compromisos, pero, cuando una verdad ha intentado ser ocultada tras un millón de mentiras, esta tendrá más impacto. Lo mismo pasa por ocultar cosas.

Se rompe la confianza que una vez se te fue depositada. Eso pasa.

Cuando se conoce la verdad, no importa qué hagas, no importa si quieres escogerla o si quieres saber de ella, no importa nada. No importa si mientes más, la verdad está ahí. No se marchará.

No importa quién eres, si usas ropa de marca, o tienes una buena posición social, eso vale verga, siempre.

Hay fuerzas aún más grandes que no importa qué seas, al final, siempre llegarán a ti.

Antes de conocerla creías saberlo todo, y que confías ciegamente, pero lastimosamente hay muy pocas personas en las que confío, y de los demás, dudo hasta de su respiración.

Cada mentira que decimos supone una deuda a la verdad, y tarde o temprano debemos de pagar.

No solo basta con ser sincero con el mundo, sino también con uno mismo. Puedes mentirte, decir que estás bien, por no querer preocupar a las personas, pero, nadie te ayudará si no aceptas los hechos de lo que realmente sucede. Esto es apto para todo, siempre será así.

La única persona en la que podemos confiar al cien por cien, somos nosotros mismos, porque nosotros somos los únicos capaces de lograr todo lo que nos proponemos, queremos y deseamos.

El chiste de todo este discurso es, si no eres honesto con todos, tendrás más peso del que mereces cargar, nadie vivirá por siempre y, ¿por qué no hacer las cosas de la manera más sencilla y humanamente posible?

Mentir es una decisión, una mala; un error. No somos nuestros errores, y más allá de cometerlos, hay que aceptarlos y reconocerlos.

Somos lo que hacemos, no lo que decimos que haremos. No tenemos por qué vivir de nuestros tropiezos siempre.

CONTRADICCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora