Luego de la masacre

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Narra Alex*

Perdieron rápido el interés por lo que yo hacía, todos miraban al callejón de donde provenían los gemidos, algunos miraban con asombro, algunos con miedo, pero todos, repito, TODOS estaban mirando hacía el callejón, empecé imaginarme una cantidad infinita de escenarios posibles, pero después de todo, soló había una manera de saber que estaba pasando en realidad, me abrí paso entre la multitud a codazos y vi el escenario más horrible que había presenciado hasta el momento; una masacre de policías.

Había algunos policías más rodeando los cadáveres, cerrando el callejón con cinta amarilla y haciendo todo lo posible por apartar a la gente lo más lejos posible de la escena del crimen, yo estaba en shock e, internamente, me estaba planteando la posibilidad de que aquella masacre tan espantosa, hubiese sido provocada por alguno de mis compañeros de edificio, no es por juzgarlos ni nada pero después de todo, tenían pinta de asesinos...

Le toqué el hombro a un policía, intentando llamar su atención para poder contarle mis sospechas, cuando sentí una intensa mirada clavada directamente en mi cuello, volteé para encontrarme con quien parece era el líder de mis compañeros de edificio, me miró de arriba a abajo y me lanzó una mirada amenazante, como advirtiéndome de que en caso de que abriese la boca y los delatase, habrían consecuencias terribles; un escalofrió recorrió mi columna vertebral y una gota de sudor escurrió por mi frente, si él era el responsable de una atrocidad como la masacre de policías entrenados, no quería ni imaginar que es lo que podría hacer con un simple y ordinario chico en inicios de sus 20s. El policía dirigió su atención en mi "¿Necesitas algo, chico?" Me preguntó en tono neutro, sentí pánico ante lo que estaba pasando, volví a mirar hacia donde estaba el líder de mis compañeros, pero ya no había nadie; el oficial repitió la pregunta y solo pude agitar mi cabeza en señal de negación, definitivamente tenía que escapar de esos lunáticos, debía encontrar una forma de que Rachel-boo y yo pudieramos salir sanos y salvos.

 El policía dirigió su atención en mi "¿Necesitas algo, chico?" Me preguntó en tono neutro, sentí pánico ante lo que estaba pasando, volví a mirar hacia donde estaba el líder de mis compañeros, pero ya no había nadie; el oficial repitió la pregunt...

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Narra Zack:

Rachel me había llevado un rato a su dormitorio y yo estaba por irme ya que me dolía mucho el brazo, Rachel insistía en ayudarme un poco pero yo no quería preocuparla ni tampoco que viera mi repugnante piel... otra vez, intenté hacerme el fuerte ante ella, pero tal parece que mi actuación (digna de un Oscar) no fue lo suficientemente convincente para Rachel, pues se dio cuenta y se preocupó por mi, eso se sintió bien, no recuerdo la última vez que alguien que no fuera Gray se había preocupado genuinamente por mi bienestar (supongo que es lo que te toca cuando eres un prófugo de la ley) Rachel era la única persona a la que en serio le importaba y eso se sintió fenomenal, empezó a buscar vendas por todos lados y cuando al fin las encontró, se acercó a mi brazo, al principio me aparté un poco y me hice hacía atrás, no quería que ella viese el fenómeno que se ocultaba bajo las vendas, sentí pánico de solo pensar en que Ray podría sentirse asustada o incluso asqueada de mi, me negué un rato, pero luego mi mirada se cruzó con la de ella y... Esos ojos... No estaban tan vacíos como de costumbre aunque no podría decir exactamente que era lo que querían expresar, era hermoso, era como una obra de arte, cedí. Cerré los ojos y le extendí mi brazo, no quería ver su reacción al contemplar de nuevo mi piel quemada, pero me abstuve, mientras envolvía mi brazo con las nuevas vendas podía sentir la delicadeza con la que me trataba, el suave toque de su piel contra la mía se sentía como algo mágico. Ella me pidió quedarme en su habitación tan solo esa noche y yo me sentí de nuevo como su Dios, decidí concederle ese humilde deseo a mi devota Ray, había un instinto que nos jalaba el uno al otro y ambos lo sabíamos, ya no podíamos pasar más tiempo conteniéndonos y negándonos el contacto que desesperadamente deseábamos, supongo que tarde o temprano las cosas iban a acabar así.

Ojos sin almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora