Como en los viejos tiempos

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Narra Zack*

Lo primero que hice fue ponerme delante de Ray, interponiendo una especie de barrera entre ella y los policías, sentía que era mi responsabilidad protegerla, pero no tenía mi guadaña para defendernos, así que tuve que confiar en mi habilidad para pelear.

Los policías me apuntaban con sus armas, moverme unos centímetros siquiera, hubiese sido como firmar una sentencia de muerte, en especial sin un arma.


Narra Rachel*

Sentí pánico en ese momento...  sentí... Sé que quizá no sea lo más apropiado que decir ante este tipo de situaciones, pero en serio extrañaba sentir cosas y desde que estaba con Zack, volví a sentirlas, pero en ese momento, no daba tiempo de reflexionar sobre nada, estábamos en peligro. Metí la mano en el bolsillo de mi suéter pues había sentido un ligero peso extraño a lo largo del día y mis dedos chocaron con algo afilado, era un cuchillo y no cualquier cuchillo, era el cuchillo que Zack me había dado años atrás, un cuchillo el cual había olvidado su existencia pues no lo consideraba relevante, pero que por circunstancias del azar o tal vez por destino o quizá simplemente Gray, estaba en mi bolsillo.

Saqué el arma con cautela, cuidando que los policías no la vieran (lo cual, a decir verdad, no fue muy complicado pues ellos tenían la mirada clavada en Zack) yo no tenía experiencia en el campo de batalla, o al menos no tanta como Zack, así que le pasé el cuchillo para que hiciera lo que mejor sabía hacer, matar.


Narra Zack*

Sentí como Ray intentaba pasarme algo, lo tomé sin quitar la mirada de los policías, quienes gritaban que entregase a la "rehen" lo palpé un poco para saber qué era y me dí cuenta por las marcas en el acero, que era el cuchillo que yo le había dado "Después de tanto tiempo... lo conservaste" pensé mientras sentí una especie de calor interno.

"Suéltela o dispararemos" dijo quien parecía ser el jefe de los policías, tomé impulso y me abalancé sobre el que estaba mas cerca a mi, el que estaba casi en el centro, lo apuñalé y enseguida empezaron a volar balas, unas impactaron a los propios policías y otras impactaron en mis brazos, pero no me detuve a titubear en ningún momento, maté a los que faltaban y sonreí genuinamente satisfecho, como extrañaba esto.


Narra Rachel*

Apenas vi que Zack se lanzó hacia el primer desdichado, corrí a esconderme tras un contenedor de metal, de vez en cuando me asomaba cuidadosamente y mientras más miraba quedaba cada vez más fascinada, cuando ya todo había terminado, Zack volteó para comprobar si estaba bien (o eso creo) noté alarmantes manchas en su traje que debo admitir no quedaba con su personalidad, era como un lobo vestido de cordero, al mirar más detalladamente, me di cuenta de que Zack se estaba herido, le dije que teníamos que volver cuanto antes porque la gente se estaba juntando por los alrededores y no tardarían en percatarse de la situación, él me obedeció y caminamos por las sombras hasta llegar al edificio, fuimos a mi cuarto e insistí en vendar su herida pues me sentía en deuda con él, Zack se negó rotundamente, dió un par de pasos hacia atrás y aseguraba que no sentía dolor alguno y que yo no tenía de qué preocuparme, yo suspiré mientras lo miraba a los ojos, era irremediable tratar con una persona como él. Inesperadamente y por una razón que desconozco, Zack cambió radicalmente su actitud y me dejó curarlo un poco, le vendé la herida, al principio se le notaba temeroso de dejarse tocar, pero luego se relajó y me dejó cambiarle las vendas. Era la segunda vez que veía la piel de Zack al descubierto, la quemadura seguía siendo algo muy notorio que resaltaba a simple vista, pero a mi, al contrario que a muchos, me parecía hermoso, me parecía una de las cosas que hacía a Zack, Zack.

Cuando se dispuso a irse, noté que le dolía el brazo a pesar de que trataba de disimularlo e inmediatamente lo detuve para que se quedase conmigo al menos esa noche, le dije que era por su herida, pero en verdad yo solo lo quería a mi lado esa noche, extrañaba cuidarlo después de una pelea, me hacía sentir útil, justo como en los viejos tiempos...

Ojos sin almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora