Ciel y tú🍋 Pensando en ti (Parte 3)

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Ciel te besa apasionadamente, te sientes como en las nubes. No quieres que se acabe, ni el beso ni la fiesta.

Cuando te quieres dar cuenta, la fiesta ha acabado y debes ir con tus padres.

Quédate esta noche.

Le niegas su petición porque tus padres te regañarán y no les parecerá bien. Le juras que la próxima vez te quedarás.

Me acabo de llevar una decepción. Espero que tu promesa se cumpla.

No te quieres ir, no le quieres abandonar, hay algo que te inquieta y quieres saber más y más.

Él no te vuelve a hablar en lo que queda de fiesta. Sabes que le has decepcionado y no te lo vas a perdonar.

Vas a la puerta principal y tus padres te están esperando.

Al parecer, no han notado tu ausencia en la pista de baile.

Te trasladan en carruaje hasta tu mansión. Tu madre pregunta si has conocido a Ciel, y le dices que has bailado el vals con él.

Ella sonríe disimuladamente y no te vuelve a preguntar nada más acerca de la fiesta.

No puedes dormir, en lo único que piensas en en Ciel y en los besos tan apasionados y tiernos que te dio. Quieres que esté a tu lado ahora mismo, darías lo que fuera por unos segundos junto a él.

Al final concilias el sueño, pero solo duermes dos horas, así que al día siguiente tienes unas ojeras tremendas y todas las damas de la corte preguntan por tu mal estado, y decides quedarte en tus aposentos prácticamente el día entero.

Tu madre te pregunta qué te pasa, y le dices que si podría llamar a Ciel, y accede rápidamente.

Al cabo de unos minutos, Ciel se presenta en tus aposentos.

Por lo que te acaba de susurrar tu madre, ha venido lo más rápido posible.

En su cara le notas un matiz alterado, a pesar de su frío semblante y carácter. Solo tú hubieras reconocido este matiz.

¿Y bien? ¿Para qué me has llamado?

Le cuentas todo lo que te ha pasado: desde el insomnio de ayer hasta el mal aspecto que tienes. Él asiente de vez en cuando.

No le comentas el detalle de que ansiabas verle, y esperas que no haya notado nada raro

Ha llamado a mi mansión una dama fe tu corte diciendo que querías verme y he venido lo más rápido posible... fíjate por dónde, es justo la que nos está espiando tras la pared

Un estruendo de vajilla que cae al suelo retumba en la mansión, y ves a una dama de la corte avergonzada y temblando.

(Dama de la corte) Lo siento milady, no era mi intención, solo pasaba por aquí y me entró curiosidad...

Le dices que no hace falta que se disculpe y que tenga más cuidado la próxima vez.

Con ayuda de otras damas, recogen el estropicio, y momentos después, la mansión vuelve a reinar el silencio de nuevo.

Sigues atónita por el descubrimiento de Ciel, pero no te salen las palabras y decides no decir nada por si acaso.

Dime...¿Cuál es la razón por la que querías verme?

Te sonrojas y no sabes qué responder.

Entiendo...Bueno, tarde o temprano me lo dirás.

Pasan unos minutos en silencio, mientras Ciel te acaricia levemente el pelo.

Recuerdas de sopetón que Ciel tiene otros asuntos de los que ocuparse, y se lo dices un poco avergonzada.

Tienes razón, tengo otros asuntos que atender, milady. Ha sido un placer venir a visitarte.

Te da un beso en la frente y después te besa la mano, y algo inesperado sucede.

Como no quieres que se vaya, le agarras del brazo, le arrastras hasta tu cama y le besas, pero no un beso cualquiera, sino un beso de despedida, un beso que parece que nunca acabará.

Cada segundo te muerdes mas de la vergüenza, ya no sabes cómo reaccionará Ciel.

Él se pone encima de ti, pero más cariñosamente:

Tengo otros asuntos que entender, milady. Ha sido un placer venir a visitarte.

Te da un beso más suave y luego uno en la frente.

Hasta pronto, milady.

Ciel sale de la habitación y todo parece estar más oscuro y triste a tu alrededor.

Ciel y tú🍋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora