A-lan

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"Cuando realmente amas a alguien, incluso si hay un millón de razones para dejarlo, todavía buscarás una para quedarte".



Me encontraba en la tranquilidad de mi asiento en la facultad, rallando en la parte de atrás mi cuaderno con dibujos sin sentidos, hasta que llego White a romper mi tranquilidad, hablando hasta por los codos.

—¿Qué crees que debamos hacer?— pregunto de pronto recordando lo que me dijo Harris con respecto a mis salidas, gracias al cielo para ir a la universidad no tendré que esperar a Alan

—¿Con respecto a qué?— pregunta con el ceño fruncido.

—No me quedare encerrada en casa, te convertirás en mi asistente personal— sentencio. O mejor puedo salir por mis propios medios, tomando el bus o en un taxi. No es necesario que este, pienso.

—Prefiero que digas que soy tu novio— dice sonriendo ladino acercándose.

—Solo por conveniencia— recuerdo, lo alejo.

—Igual sigo siendo tu novio— dice con suficiencia haciéndome reír.

Es muy persistente.

—Ahora sonríes con otro idiota— se hace presente una voz reconocida. Interrumpiendo nuestra conversación.

—Es bueno que sepas que eres uno— digo mirándolo con burla.

—Debemos hablar— dice un enojado Maximiliano, ignorando mi comentario anterior.

Antes de mandarlo a la mirada me toma del brazo obligándome a levantarme de mi asiento. Veo a Alan que se levanta también, dispuesto a golpear a Maximiliano. Actuó rápido.

Salgo de su agarre deteniendo mi andar.

—No ves que estoy con mi nuevo novio— digo con tal de molestarlo y detener lo que sea que haría White, que sé que no es nada bueno.

Se ha quedado inmóvil, pero en cambio recibo una risa seca de parte de Maximiliano.

—Es gracioso, llamas novios a aquellos que les sacas su dinero— comenta tensando la mandíbula. Iba a contestar, pero Alan interviene.

—Oye imbécil, es mejor que te largues.

—¿Y tú quién eres? el noviecito de paso— comenta con burla.

—Soy su novio, imbécil y más te vale que cierres la boca y te vayas por donde viniste o quieres que decore tu estúpido rostro— amenaza, White.

El ambiente se vuelve tenso, los dos se asesinan con la mirada.

Antes cuando ocurría esto solo hacia comentarios sarcásticos, me insultaba luego se iba hasta ahí llegaba, pero White no pensaba dejar las cosas asi, estaba cambiando algo y eso por alguna razón me molestaba, me hacía sentir indefensa y estar a la defensiva contra él.

—No perderé mi tiempo con ustedes— dice negando, para luego marcharse. La molestia en mi rostro es clara.

White, se acerca a mi sosteniéndome del rostro, lo alejo molesta, la confusión es palpable en su rostro.

—no te metas en mis asuntos— digo marchándome.

—¿Cuál es tu problema?— dice alcanzándome deteniendo mi andar. Hay una clara confusión en su rostro.

—No quiero depender de ti, o ¿es qué acaso no te das cuenta?— digo molesta —odio tenerte cerca, odio que me defiendas, te detesto— cierro mis manos volviéndolas puños.

Dulce Amargo [1] |Trilogía Agridulce|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora