Puedes parar...

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Maratón (3/3)



"Te quiero, Sam".

"Te quiero, Sam".

Sus palabras se reproducían una y otra vez en mi cabeza parecía cual disco rayado.

Incluso después de llevarme a casa, incluso después de despedirse con un beso en la frente, incluso en la soledad de mi habitación. Escuchaba su voz.

"Te quiero, Sam".

No sabía por qué, pero mi corazón se encogió completamente y mi piel se erizaba.

"Te quiero, Sam".

Solo eso basto, solo tres palabras, una oración perfectamente realizada logro desestabilizarme por completo, me sentía fuera de sí. Sus palabras me han llevado a un viaje celestial y solo veo unicornios y mariposas por ridículo que suene.

Incluso me hizo olvidar lo que el bastardo de Maximiliano intento hacerme.

Y sí, es cierto y si cambie por él, ahora soy más débil y vulnerable, soy propensa a tener desamor, ha roto todos los muros de seguridad que he construido y no sé cómo ni en qué momento sucedió.

Quiero estar molesta, pero me siento bien recordándolo.

Tengo miedo, este sentimiento me aterra completamente.

Sacudo mi cabeza alejando esos pensamientos y me dispongo a ponerme al día, ya en la próxima semana saldremos por dos semanas y debo aprovechar el tiempo al máximo.

Decidí ignorar sus llamadas, decidí desconectarme del mundo por un momento, para que no se preocupara le mande un mensaje "dame tiempo, yo te busco".

Si el mejor mensaje de todo el puto mundo, pero eso al menos lo calmo.

Buscaba dentro de mi armario algo para abrigarme, pero termine encontrando una foto, de Louis y mía de pequeña, ella sonreía y yo apartaba la mirada de la cámara con los ojos llorosos.

Solo ver esa imagen recordé ese día. Era la fiesta de cumpleaños de ella, el mío siempre lo olvidan.

La casa estaba llena de niños todos correteaban felices...

"De esquina a esquina retumbaban las carcajadas de los pequeños que se encontraban en la gran mansión de los Brown.

La pequeña Louis que cumplía años se le veía muy feliz, junto a sus amiguitas que la halagaban por el hermoso vestido y tiara de princesa que llevaba.

Ella era el centro de atención en la fiesta, en cambio, Samantha estaba en el jardín, entreteniéndose viendo como las hormigas se llevaban el pesado de galleta que se le cayó por accidente.

Su madre le dijo que no se moviera de allí, además no se sentía muy bien, le dolía la panza algo le había ciado mal. Para completar su suerte su madre la vistió como Fiona, mando a pintarla completamente de verde, llevaba un horrible vestido, no era para nada parecida a Fiona, incluso me atrevo a pensar que se parecía a Hulk sufriendo hambruna.

Total, a ella le daba igual, ni siquiera sabía quién era. Su propia madre se encargaba que no viera nada que fuera entretenido o de niños, siempre la apartaba de todo.

—Samantha— la voz de su madre la hizo levantar de un respingón, asustada.

Su madre la señora Sofía, la miro con desprecio, siempre la miraba asi, pero cuando había alguien más lo disimulaba muy bien.

Dulce Amargo [1] |Trilogía Agridulce|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora